Capítulo 13

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Han pasado dos meses desde que Theo estuvo en el hospital.

La situación es distinta ahora, pues viajamos en un autobús con nuestros compañeros de clase, aunque algunos estudiantes de otro salón también nos acompañan.

Es una excursión. Nos dirigimos al rancho Dellart, que está a hora y media de Lavelcville. Rowena dice que es un lugar asombroso, con un ancho bosque y una cascada.

Ahora que la menciono, ella viaja en uno de los asientos delanteros. A su lado se encuentra Marisa, quien mira película en su tablet para pasar el rato. En cuanto a Theo, está junto a mí, dormido y babeando sobre mi brazo.

Nuestras manos permancen entrelazadas, mientras compartimos audífonos y suena una canción de David Archuleta en el modo aleatorio.

En los asientos cercanos están Asher y Tiffany. Ellos no han vuelto a molestar desde el incidente en el campo Carmick, aun así siempre buscan el momento para malas caras.

Según me contó Chad, Asher Woods había pasada aquellla noche en una celda juvenil. Su padre pagó una fianza, y en la secundaria se dice que él mismo le rompió su guitarra para que Asher aprendiese la lección.

A propósito, Escorpión Congelado ya no existe. Chad ahora solo toca la guitarra por diversión. Él viaja en el último asiento del autobús, mira por la ventana y juega con las cuerdas de su instrumento.

Ya no hay más ensayos, la banda simplemente se separó, y a Theo no le importó esa decisión, pues tenía poco tiempo en la misma.

De todas maneras, el chico de mis sueños todavía disfruta de la música, pero aún más el hecho de ver películas junto a mí, mientras comemos Blossom Sparks.

—Hemos llegado mis queridos estudiantes —exclama Rowena de pronto.

Nos hospedaremos en las cabañas del rancho Dellart. Todos comienzan a bajar maletas, mientras yo despierto a Theo.

—Ya llegamos, cariño —le digo, tiernamente.

—¿Qué? —contesta, aún medio dormido.

—Hemos llegado al rancho —anuncio—. Ya podemos bajar del autobús.

—Bien, vámonos... Oye, Anthony, ¿podrías ayudarme con la maleta?

—Sí, perezoso —le llamo en broma—. Yo la llevaré.

Algunos minutos después...

Malas noticias: las cabañas se han llenado rápidamente. Solo hay una disponible para nosotros, pero debemos compartirla con Asher Woods.

—Señorita Walker. ¿En serio no hay otra cabaña? Asher me da miedo —comenta Theo con franqueza y voz temblorosa.

—No hay más cabañas disponibles —asegura Rowena—. Lo siento, chicos, deben dormir ahí... Pero les prometo que estaré vigilante por cualquier situación que se presente —dice mirándome —. Anthony, no dudes en llamarme si algo sucede, mantengan la calma e ignoren a Asher lo más que puedan.

—Haremos lo posible —le contesto a medio sonreír—. Gracias, señorita Walker.

En cuanto ingresamos a la cabaña, vimos a Asher Woods llorando. Él de inmediato secó sus lágrimas y desvió la mirada.

Theo apretó mi mano. Sí que estaba asustado.

—Tranquilo —murmuré, mientras elegíamos nuestras camas.

El sol brillaba vigoroso cuando llegó la hora del almuerzo al aire libre.  Hamburguesas y refrescos, eran el menú.

—¿Qué les parece el lugar? —preguntó Rowena para todos.

Volverá la primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora