Capítulo VII

119 9 0
                                    


Elizabeth

Todo era tan maravilloso, verla en mi cuarto con las flores, sus palabras, mi cachorro, ella era mi cuento de hadas hecho una muy sexy mujer, por fin nos mudamos, creo que si yo no le hubiese dado ese pequeño empujón aun viviríamos entre su apartamento y mi casa; pero debo admitir que ella tenía razón no siempre era todo color de rosas, pero cada día que pasaba nos conocíamos más y teníamos menos fricción, pero me preocupaba que ya íbamos a cumplir un año como novias y su trabajo cada día la absorbiera más, es lo que le gusta pero ha tenido demasiada presión, su jefe debería buscarle un ayudante o volver acá y encargarse el mismo de su negocio.

Una tarde que volvía a nuestro hogar, nunca me cansaré de decirlo, nuestro hogar; escucho ruidos en el cuarto y ella conversando con alguien.

-Ya cálmate, trata de actuar natural para que no sospeche.

-¿Para qué no sospeche qué?- ella volteo exaltada y con algunas prendas en sus manos-

-Nada- dijo con tono de niña que no rompe un plato, sino la vajilla completa-

-¿Con quién estabas hablando?- mi enérgico y ya no tan pequeño cachorro emerge de la enorme maleta que no había divisado antes- Planeabas huir con Gerundio ¿y dejarme?

-¿Dejarte? ¿Acaso estás loca niña?- me tomo del brazo y me halo hacia ella- Ni si quiera después de la muerte te dejare mi niña malcriada- su mirada muy intensa y sincera me estremeció.-

-Entonces ¿qué es todo esto?

-Nos vamos una semana para mi país.

-¿Nos? ¿Y tu trabajo?- no entendía nada.-

-Hoy el señor Paul llegó de su viaje y me dijo que agarrarse dos semanas de vacaciones a partir de hoy mismo- su sonrisa era inmensa y muy autentica.-

Terminamos de arreglar todo, dejamos a Gerundio en casa de Estela y salimos al aeropuerto, el vuelo salía esa misma noche, vaya mi chica no perdía el tiempo, luego de un largo vuelo y un par de escalas estábamos en Caracas "la capital" hicimos otra escala un vuelo mucho más rápido llegamos a Barquisimeto su ciudad, nos alojamos en un bonito hotel, no tuvimos ni fuerzas de hacer el amor, el viaje había sido toda una odisea. Al día siguiente salimos en un carro que ella alquilo y recorrimos un poco su ciudad, ella me contaba cosas y detalles como si fuese toda una guía turística, comentándome que muchas cosas habían cambiado desde que ella había partido, llegamos a casa de su mamá.

-¡Mi choporropochona!- exclamó su mamá al verla abrazándola efusivamente, me causo gracia ver a esta alta y delgada mujer dirigiéndose a mi alta y musculosa novia como si fuese una niña de dos años.-

-¡Mami! Bendición- se notaba el rubor en las mejillas de mi Andru- Ella es Elizabeth Balbuena mi novia.

-Mucho- antes de poder finalizar la frase la alta señora ya me estaba abrazando igual de amorosa que lo hizo antes con su hija.-

-Eres muy linda mi niña- genial ahora la mamá también me decía niña que éxito- Ven pasa adelante.

Pasamos una tarde bastante divertida escuchando a la señora hablar de la infancia de mi novia, de lo rebelde que había sido, muchas cosas que ella ya me había contado pero escucharlas de su propia madre las hacía más divertidas.

-Tú mamá es todo un amor Andru- dije desabrochando mi sostén por debajo de mi camisa liberando mis senos.-

-Si claro todo un personaje- apartó el cabello de mi cuello y empezó a besar mi nuca hasta mis orejas metiendo sus manos por mi camisa.-

la chica de la tascaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora