Ya ha pasado un año, cambie no solo de ciudad sino tambien de país, pero sigo siendo la misma persona que busca llenar ese vacío en su interior con lujo, dinero y sexo mucho pero mucho sexo, pero solo encontrando alivio momentaneo, las amistades que he hecho que conocen mis gustos y comportamiento alegan que soy un monstruo, creo que es cierto, pero tambien es cierto que cada monstruo nace de algun miedo, el mio es enamorarme de nuevo y eso hace que solo conquiste cualquier chica hermosa que se aparezca en mi camino con la promesa de buen sexo sin ataduras.
-¡Mujer! ¿qué tanto piensas? -Nada, nada, dime que era lo ¿qué ibamos a hacer?
-Vamos a la despedida de soltero de Andrés.
Una noche vagando por la ciudad entre en un gimnasio, vi a un grupo de personas jugando futbol y por alguna extraña razon me acerque, me dispuse a jugar con ellos, resultaron ser un buen grupo de personas, que son Andrés que esta a punto de contraer matrimonio con Emmanuel su novio de hace años, también esta María, Estela y Adriana; casualmente todos somos homosexuales, así que eso nos une un poco más y es más fácil charlar de chicas.
Las cuatro nos dirijimos en mi auto a una disco de la ciudad donde estan todos los amigos de Andrés para celebrar su ultima noche de solteria. Bailamos y bebimos como si el mundo se fuese a acabar mañana, disfrutamos de la noche tanto, que cuando salimos ya el sol estaba saliendo y parecíamos vampiros expuestos a la luz; logramos llegar a un pequeño café para comprar el desayuno, ya que ninguna iba dispuesta a cocinar, ellas pidieron solo café yo por mi parte pedi un par de pasteles de jamón y queso crema, con un gran vaso de jugo de naranja.
Al dirigirme a la puerta soy golpeada por alguien que derrama su gran café caliente sobre mi camisa blanca, mi furia fue inmediata estaba a punto de invocar al mismiso infierno cuando vi esos hermosos ojos azules como el cielo.
-Disculpe señora- odio que me digan señora, en serio a penas voy a cumplir mis 30 y ni canas tengo como para que me digan así, me siento de 100 años.-
-¿Cual señora? Niña torpe- ella iba en converse, con su hermoso cabello rubio recogido en una cola alta, un short de jeans y un sueter color gris que hacia ver aún más intenso sus ojos azules- Acaso no ves por donde caminas.
Se notaba como su hermoso tono de piel pasaba de blanco a rojo a medida que su vergüenza se transformaba en rabia, acto seguido aplasto en mi pecho un cupcake de chocolate que llevaba en su mano, cabe destacar que yo llevaba una hermosa camisa blanca que hora aparte de una enorme mancha de café tenía crema y migas de chocolate.
-Para que disfrutes con el café- me lanzó una mirada asesina y abandono la escena dejandome sola con todas las miradas sobre mí.-
Con el transcurrir de los días los chistes de las muchachas con respecto a mi "incidente" en el café han ido disminuyendo, el tema de conversación son las anécdotas de la Luna de Miel de Andrés y Emmanuel; pero yo no podía dejar de soñar con esa niña altanera de hermosos ojos azul cielo, para mi fortuna no pasaron demasiados días antes de que el universo volviera a jugar sus cartas.
Elizabeth
Mi nombre es Elizabeth tengo 23 años mi estatura es de 1.65, soy feliz con mi estatura, ni muy alta pero tampoco tan bajita; mis ojos son azules, tengo cabello rubio y piel blanca, no soy una mujer con grandes atributos físicos pero me gusta mi cuerpo y me mantengo sana haciendo Yoga, que me resulta muy relajante y liberador.
Cierto día pase por un café donde acostumbro transitar, cuando voy de salida recuerdo que deje mi tarjeta en la caja (soy algo despistada), voy algo apresurada y no llego a ver a una mujer justo frente a mí y terminamos chocando, le derrame todo mi café encima, me sentía tan avergonzada; pero me sentí peor cuando la detalle, por Shakespeare era una mujer hermosa, de piel clara ojos marrones y cabello castaño, más alta que yo y por sobre su ropa se notaba que su cuerpo estaba bien trabajado, mi cerebro no quería reaccionar y solo dije lo primero que se me ocurrió.
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la chica de la tasca
RomansaUna chica con el corazon roto que se aisla del mundo, hasta que una "casualidad" le cambia la vida