Epílogo

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Andrea

Siento que alguien lame mis pies y los mordisquea ligeramente tirando de ellos, los muevo para que me deje en paz, pero Gerundio es más terco que Elizabeth cuando se lo propone, salta a la cama y comienza a ladrar insistentemente, lentamente abro los ojos sintiendo como lentamente me arden por el humo, un momento ¿humo? ¡Rayos! Salto inmediatamente fuera de la cama y efectivamente mi habitación comenzaba a llenarse de humo, recordé lo poco que había aprendido de un vecino bombero que tuve una vez, me fui lo más agachada posible siguiendo a Gerundio quien ahora le ladraba al horno, fui por el extintor que tenía en la sala, con cuidado abrí el horno y le deje ir todo el contenido del mediano cilindro rojo.

Abrí las ventanas del balcón mientras intentaba hacer que el humo saliera antes de que los aspersores se activaran y tuviera un apartamento húmedo con olor a humo, en ese momento se abrió la puerta y mi futura esposa entró riendo mientras hablaba con una vecina.

-¿Qué es ese olor? Por dios Andrea tratabas que incendiar tu hogar- dijo la odiosa vecina en tono de burla.-

-Sí claro, Mildreth quería prenderle fuego a todas mis pertenencias y a mi perro- le respondí molesta por su comentario y por su presencia en mi hogar.-

-Bueno ya mi amor, estoy segura que esto no fue tu culpa- me dijo Elizabeth con cierto tono piadoso.-

-Obviamente no fue mi culpa, porque yo estaba muy cómoda durmiendo hasta que Gerundio me despertó por la enorme cantidad de humo proveniente del horno, que ALGUIEN dejó encendido.

-¡Ay por dios!- exclamó ella tapando su boca con sus manos y dirigiéndose a la cocina.-

-Bueno Mil-dreth- dije su nombre en dos partes para hacerle entender que no la quería cerca- Ya viste el show de hoy así que puedes largarte de mi hogar- concluí con una sonrisa.-

-Mi amor no seas así, ella va a comer con nosotras- ahora era su turno de sonreírme.-

-Sí, pero tu carbonizaste lo que fuera que estuvieras preparando cariño, así que ya no hay comida que la obligue a ella a estar aquí- la vecina y yo no dejábamos de mirarnos, esa mujer me desagradó desde el primer momento en que la vi.-

-Tienes razón- mi chica llegó a mi lado abrazándose de mi cintura- Bueno mimi será para otro día que pruebes mi famosa lasaña de berenjenas- el solo escuchar eso me revolvió los intestinos.-

-Claro Eli, no hay cuidado- se acercó y depositó un lento beso en la mejilla de mi chica- Será otro día el que te coma- dijo con una sonrisa picara y mirándole los labios.-

-¡Se acabó!- dije cerrando la puerta con fuerza- No te quiero cerca de esa mujer.

-Pero si ella es tan amable conmigo- dijo ella mirándome confundida.-

-Claro que es amable contigo ¡te quiere coger! ¿Acaso no lo ves?

-El hecho de que tú antes de mí quisieras cogerte a toda la población femenina no quiere decir que ella quiera hacerlo.

-Dos cositas- dije mostrando dos de mis dedos y frotando mi tabique- Primero, creí que mi pasado era eso, pasado y que no debería escucharte hablar de eso, segundo "será otro día que te coma" es una frase de ligue en doble sentido.

-Claro que no Andrea, deja de ver cosas donde no las hay- dijo dándome la espalda.-

-Alto ahí niña, no he terminado de hablar contigo- ella se giró y me miró molesta.-

-No soy una niña ya estoy cerca de cumplir 25 años y hace mucho que dejé de ser una niña.

-Entonces compórtate como una adulta y date cuenta de lo que te digo, esa mujer te quiere coger.

la chica de la tascaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora