El tiempo es una ilusión. El pasado nunca cambia, el presente ya paso y el futuro no existe todavía.
-Recuerdo como mis lagrimas, rodaban desesperadas ansiosas de futuro, de amor de felicidad de paz.-El silencio, hacia un ruido espantoso en mi cabeza, mis lágrimas no dejaban rastro de que los hombres lloran demasiado.
Estamos solos en este mundo lleno de personas, de ideas y conceptos.
La edad marcaba la experiencia y el tiempo un final, las preguntas una respuesta.
¡Dios mío que quieres de mí! Exclamaba desesperado por una respuesta y como siempre solo el silencio contestaba.
-En la esquina frontal de la iglesia "Sagrada Familia" con apenas 15 años sentado sobre la duda mi cabeza daba vueltas y mis pupilas, viajaban hasta el final de las calles que se cruzaban entre si, a mi derecha, a mi izquierda, al frente y atrás
-¿Dónde será el final del camino? Me preguntaba.
-Cuando se acercaba un hombre a la distancia de mi lado derecho. Al frente se acercaba una pareja sus manos entrelazadas y la sonrisa que llegaba primero a mis oídos y me penetraba el corazón, a mis espaldas, la iglesia solitaria a oscuras ya que el sol me decía adiós con sus últimos destellos de luz frente a mis ojos, estrellándose en las paredes o quizá arrastrando mi sombra debajo de aquel árbol.
-¡Ahora solo te toca ver! Exclamo aquel hombre extraño que cruzaba la calle frente a mí.
-Mis labios maquillaron una sonrisa para disimular el golpe que sentí.
Tal vez se dio cuenta que mis ojos se deslizaban sobre la silueta del amor reflejado en aquella pareja.
-El no era Dios pero sabía que me veía a mi mismo amando a la mujer de mi vida.
A mi corta edad, por lo menos sabia como era, no ¿quién era? Pero me definía y tenía conceptos de mi mismo creía firmemente que era el cobarde el feo, el flaco y mi único amigo era yo.
-El único momento que era consciente de que estaba en misa, era cuando corría la distancia necesaria para poder abrazar a la chica que estaba crucificada en mi mente
Sus ojos color azul, su dulce sonrisa, su nombre era único, pero se abría un abismo absurdo entre ella y yo, pero el único culpable eran mis miedos.
No es la distancia que nos separa pues te observo y tengo miedo de verte a los ojos:
Admito mi cobardía
No son tus lindos ojos, ni tu sonrisa que me atrae, es tu carisma, tu forma de ser.
Quizás Dios no hablara por mí
Pero porque te amo le pido por ti "Señor dale lo que la haga más feliz.
Solo quería decirte me gustas mucho quieres ser mi novia.
-Y solo mis ojos y el papel eran testigos de las primeras pinceladas de amor, escritas con toda mi alma y la tinta era la sangre derramada en vano.
-Las calles el bullicio de la ciudad los parques solitarios, con sus luces tan hermosas como las estrellas el puente de Choluteca que apenas el agua cubría sus tobillos, su rio tenía un final cercano ya que la playa asomaba sus ardientes curvas pues el sol la acariciaba, tan ardientemente que no importa el calor, si no ver a los ojos aquella imagen de un ocaso, que te dice nos vemos al amanecer.
Valió "verga" la faena del día, cuando te das cuenta, que no necesitas nada para ser feliz, cuando la vida, te da esos regalos, sin valor monetario y guardas en tu mente.
La ciudad no tiene culpa de mi tristeza pero la abandone creyendo encontrar la felicidad en otra, aun la recuerdo con nostalgia, conmigo o sin mi es feliz y eso me hace feliz también.