Mi hermano y Sam se quedaron mirándose por un largo rato.
–Creo que aquí estoy de más–dije entre dientes.
Pero mi hermano lo escuchó.
–Que dices Khafi? Si eres mi hermosa hermana menor.–habló Kenn abrazándome.
–Khafi? –interrogó Sam.
–Sip. Es así como le digo a este rubia que se hace llamar mi hermana. Es una mezcla de Khaterine y Sofia.
–Están seguros que son hermanos? Osea, lo digo por que no se parecen en nada.
–Tan seguro como que me llamó Kennett James Adams. Y si esta tonta no fuera mi hermana mi vida sería infeliz.
–Yo también te quiero gran tonto.
–Lamento arruinar su momento emotivo, pero antes de todo esto íbamos a ver películas.
–Cierto. Kenn quieres ver películas con nosotras?
–Claro, me encantaría.
Subimos a la habitación. Nos sentamos en los puff de mi habitación y vimos una gran variedad de películas.
Ya eran las 7 de la noche y Sam aun estaba en casa.
–Bueno, llamaré a Alex para que me venga a recoger.
–Quieres que te lleve? –pregunté.
–No gracias. No te molestes, llamaré a Alex.
Sam buscó su móvil y llamó a Alex.
Llamada telefónica
—Hola, Alex?
–Si Sammy. Que pasa?
–Podrías venir a buscarme a casa de Khat?
–Claro. De todas maneras ya hiba en camino.
–OK, gracias. Te espero.
Fin de la llamada
–Que te dijo?
–Que ya viene por mi.
A los pocos minutos llegó Alex.
–Vamos Sam. Te acompañamos hasta la puerta.
Al salir estaba Alex apoyado en su auto, en toda su gloria y majestuosidad.
–Buenas noches–habló Alex con cara dubitativa.
Yo al notar que se quedó mirando a mi hermano me apresuré a presentarlo.
–Buenas noches. Alex te presento a mi hermano Kennett.
En ese momento ví como su cuerpo tenso se relajaba.
–Kennett, el es Alexander. El hermano de Sam.
Kennett extendió la mano había Alex, y este hizo lo mismo.
–Un placer Kennett.–dijo Alex–Alexander Collins, a tus servicios.
–Kennett Adams, y el placer es mío.
–Bueno, ya basta de presentaciones. Alex vamos a casa, tengo hambre.
–Vamos Sammy. Hasta luego Khat. Espero volver a verte pronto Kennett.
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Más Allá De Tu Máscara
JugendliteraturVengan, sean bienvenidos a leer el mismo cliché de siempre. Con unos que otros cambios pero cliché. Bienvenidos a la historia de Katherine Adams y Alexander Collins. Hasta los nombre suenan a cliché. Ay no! Ya pasen al prólogo y sean bienvenidos...