Capíulo 2.

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Foto multimedia, Matthew.

Matthew

Bajo del autobús, lo observo alejarse. Cosas como esas no se vuelven a presentar en la vida.

Joder era bellísima, por qué carajo no le pedí el número telefónico...

Camino hacia la empresa de mi madre.

Estoy algo cabreado desde que llegué a Chile... Extraño España.

Mi madre insiste que trabaje allí, pero en realidad no es algo que yo quiera... No es lo que yo quiero para mi.

Guardo el libro en mi mochila. Camino lentamente mientras aprecio el paisaje... Aquí todo es tan diferente, las personas son tan diferentes. Es todo tan diferente a España.

Llego a un lugar en el que hasta el asfalto es mas elegante. Me carga esta vida de ciudad. Es de la coña.

Además, ¡no conozco a nadie!. La verdad si es que no hubiera sido por mi abuela, no me vengo aquí.

Mi madre cree que mi pesimismo es por no tener amigos en este lugar, según ella me hace falta una novia para que me relaje. Pero no lo creo, eso del amor no se me da. Hostias siempre me ha ido horrible, y no me arriesgaré a que sigan cojiendome como el jugetito de todas.

Cómo me gustaría que mis padres me entendieran...

Llego al gran edificio y alzo mi vista. Es muy alto... Me pregunto si pertenecerá todo a mi madre...

Entro por la puerta giratoria y al ver a mi madre que camina en dirección hacia mi doy un giro de vuelta y salgo.
Esbozo una sonrisa mientras espero que salga mi madre.

- Seas chistoso... -me fulmina con la mirada.

Le sonrío tiernamente y me toma por el brazo.

Mi mamá... A pesar de la edad que tiene está bastante en forma, está preciosa. Ni si quiera aparenta 41 años.

- Creí que me mostrarías la empresa...

- Matthew, por favor... La cosmetología no es lo tuyo -rie burlescamente- ¡Era sólo una broma!

La miro perplejo, boquiabierto.

Entrecierro los ojos y niego con la cabeza.

- Madre, estuve todo este tiempo todo gruñón porque me habías dicho que trabajaría allí... no sabes lo...

- Lo sé, hijo -me interrumpe- pero es que te tenía una sorpresa.

Abro los ojos en señal de asombro.

Sonrío algo inquieto.

- ¿Una sorpresa?, ¿qué sorpresa?

Mi madre me mira con sus dulces ojos miel, algo verdes según yo y me sonríe tiernamente.

- Sólo vamos.

Seguimos caminando hasta su auto. Un audi de lujo.

Subimos y salimos a toda velocidad.

En el camino tarareamos y danzamos las canciones que suenan por la radio.

Observo por la ventanilla y me doy cuenta de que los edificios comienzan a ser más elegantes.

Llegamos a un restaurante bastante... de lujo...

D'gust.

Las paredes son de un vidrio templado..., y para ser de un sólo piso es bastante grande. O eso se puede apreciar desde afuera.

Culpa del pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora