Culpa del pasado.

Capítulo 3.

Apoyo mi espalda en mi puerta y exahalo todo el aire de mis pulmones mientras muerdo mi labio inferior.

Pero que día...

Corro hacia mi cama y me acuesto en ella.

La sonrisa que tengo en mi cara no me la quita nadie.

En eso comienza a vibrar mi teléfono descontroladamente.

Espero con todas las ganas del mundo que sea él pero, sé que son mis amigas.

Comienzo a responder por el grupo y en eso entra una videollamada de ellas.

- ¡Holaa! - digo emocionada al contestar.

Conny, Juliette y Tamara chillan de la emoción y comienzan a preguntar a gritos para enterarse sobre lo que pasó.

Les cuento lo que pasó... claro, pero no con Matthew aún. 

- ¡Cabrooon! ¡Déjalo a mi Sam! -grita Juliette furiosa.

- Espera que le triture los testículos, es un imbécil. -dice Tamara.

- Chicas, aquí hay algo que no calza. -Conny las interrumpe- ¡Sam está con una sonrisa de oreja a oreja!

Suelto una carcajada.

- ¡Qué pasó! -gritan todas al unísono.

Río a carcajadas y les cuento absolutamente todo con lujos y detalles.

- ¡No me jodas! ¡no me jodas!

- ¡Acento Español!, ¡debe ser una guapura!.

Entre chillidos escucho que llega mi padre y sube rápidamente las escaleras.

- Tengo que irme -las dejo con la palabra en la boca y rápidamente corto la llamada.

En eso escucho a mi padre tocar la puerta.

- ¿Sí?

- Sólo quería asegurarme de que estuvieras en casa.

Ruedo los ojos.

Realmente es muy sobreprotector.

Me choca.

La verdad es que sólo soy yo y mi padre... no sé nada de mis abuelos, fallecieron cuando mi padre era pequeño. Ni tíos ni primos... ni madre. Sólo mi papá y yo.

Aveces me gustaría saber lo que es tener una mamá... 

No quiero decir que mi papá sea malo, pero creo que es algo psicológico, ¿no?

En eso mi móvil comienza a sonar... en la pantalla un número desconocido.

Me pongo nerviosa, tanto que torpemente se me cae el celular al piso.

Rayos rayos rayos.

- Pa... papá -aclaro mi garganta- estoy bien bien.

Siento que digo con un hilo de voz.

- ¿Cómo te fue con tus amigas, hija? -siento como si estuviera pegado a la puerta.

- ¡Papá! -alzo la voz- bajo en momento.

Con el celular en la mano espero nerviosa escuchar el ruido de un cuerpo bajando las escaleras y luego de unos segundos así es.

Totalmente agitada contesto el celular.

- ¿Bueno? -me siento hiperbentilada.

Escucho una melódica risa. Mi corazón golpea fuerte contra mi pecho.

- ¡Por un momento creí que ni si quiera querías volver a saber de mi!

Siento mis mejillas arder.

- Y-yo estaba, estaba ocupada, n-no podía contestar...

- Hey tranquila, sólo quería asegurarme que estuvieras bien...

- Así es, llegué bien -me estiro en mi cama- y tú... ¿ya estás en tu casa?

Ríe nervioso.

- La verdad es que... ¿cómo llego a la ruta 68?

Carcajeo.

- ¿Qué?, ¿es en serio?

Río.

Escucho a mi padre llamarme desde abajo.

Rayos... -murmuro.

- ¿Cómo llego allí?

- Oye me tengo que ir.

- Pero...

- Toma un taxi, que te lleve a la estación de buses, ¡me tengo que ir!

Lo dejo con la palabra en la boca y corto.

Mi papá ya casi está histérico llamandome.

Bajo corriendo las escaleras.

Lo miro desafiante.

- ¿Si, papá? -digo entre dientes.

Me mira y sonríe.

- ¿Quieres pizza?

Ruedo los ojos y sonrío.
 
....

Me toma sólo unos segundos darme cuenta que... ese chico... ni si quiera quiso perder una oportunidad conmigo. Mi corazón da un salto de sólo pensar que se bajó del autobús sólo para pedir mi número telefónico.

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