Y aquí estoy, tirado en la cama pensando en lo que pudimos haber sido y no fue. En un silencio tan frío que corta hasta mis ganas de llorar, a veces pienso en el calor de tu cálida pero a la vez amarga sonrisa que me animaba solo con un puto buenos días, si, eso eran buenos días, cuando aun estabas aquí, no como ahora, que solo digo buenos días por decir. Ahora vivo en un invierno permanente, hoy me siento mal, tuve un mal día, un día de mierda, como siempre, pero las razones son tan patéticas y lo que pienso es tan tonto que no puedo contárselo a nadie. Y me estoy ahogando, lo peor es que se que no habrá una mano que me ayude a volver a salir. A lo mejor al leer esto pensaras que estoy loco, pero joder, los locos también lloran, quieren morirse de repente y mandarlo todo a la mierda, pero en su lucha por intentar ser felices se ríen de sí mismos.