"LA BUSQUEDA DE LAS ABEJAS Y EL PACTO"

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Así Zed termino su relato y bajo su cabeza adolorido por los recuerdos, y avergonzado por sus acciones. Pero ni Shora ni Van habían visto manchas en su corazón, así que lo que había hecho era correcto. Lo que se debía hacer. No sabían que pensar. Habían sido de cierto modo utilizados y no lo podían evitar. Tenían que luchar por el mal de que ellos no eran culpables más sino se obligarían ellos mismos a purificar el destrozo. ¿Pero porque tan cruel olvido? ¿Acaso sus padres les quisieron al menos un poquito? No sabían que era lo que pasaría luego, tenían miedo. Ahora sabían que realmente estaban solos. Diferentes y exiliados. Tal vez no en apariencia, pero la esencia era llevada a los confines de las sociedades, de las razas; en la oscuridad. Su luz era opacada por la tristeza de su verdad y la soledad de su sangre revuelta. Habían sido perdidos en las eras y los regresaron llegada la pelea. ¿Acaso esto era lo que vislumbraban años atrás? ¿Acaso por eso no buscaban un futuro? ¿Por qué ya tenían un pasado olvidado en el tiempo? Revivir a todo un pueblo no era tarea para dos niños afectados por los acontecimientos. Debían ser guiados por ancianos que les habían manipulado durante toda su vida, y ser llevados a la victoria o a la muerte. ¿Qué más podían hacer? ¿Tratar de huir del destino? ¿Tratar de ignorar la ignominia y la degradación? Ya lo habían intentado casi toda su vida. ¿y les había funcionado? ¡Claro que no! El problema y el sufrimiento seguían ahí; al menos ahora tenían la oportunidad de hacer algo.

De pronto tomaron conciencia: poco después de haber llegado ahí, habían olvidado las sonrisas, la alegría, la familia. Todo se había ido, solo quedaban ellos y tres ancianos a los que tendrían que obedecer. La resignación era parte de su espíritu guerrero. ¿Por qué?

· creo—dijo Zed titubeando--, que ya debemos irnos.

Se levanto y los miro de reojo. ¿Cuánto tiempo llevan ahí? Se les había hecho tarde, ya deberían haber salido. Pero Shora y Van estaban tan callados, y tan solo miraban sus espadas, tan cambiadas, tan distintas; como ellos. ¿Por qué sus padres les habían permitido usar a sus hijos? ¿Acaso porque eran la única salvación, o porque no eran normales? Eso jamás lo sabría una creatura decenaria como el. Ya no había marcha atrás. Había comenzado hace años y ya era hora de terminar. Se acerco a la puerta de la casa de muñecas y desbolso la llavecilla de plata tan fina. Abrió la puerta tan tembloroso, o quizás cansado, por el esfuerzo que había realizado. Y salieron de la espesa neblina que los rodeaba, tan callados como marcha fúnebre.

Tras de ellos, la casa y el pantano fueron disminuyendo de tamaño y la neblina su espesor, y ellos se sintieron mas grandes. A su alrededor comenzó a vislumbrarse el barnizado comedor de la cabaña. Niora estaba ahí, y Tigmus también lo estaba; los dos con humeantes platos de caldo de pollo. Shora y Van se dieron la vuelta tras de si y vieron la casa de muñecas, tan pequeña y falsía como cualquier otro juguete de madera. Zed saludo a los otros dos ancianos y ellos lo saludaron por igual invitándolo célebremente a sentarse a la mesa. El sin demora se sentó y le sirvieron una generosa ración y una copa de vino. Parecían haberse acostumbrado a los recuerdos de sus acciones. Shora y Van deseaban poder acostumbrarse al conocimiento de aquellos actos tan bochornosos. Lo que al principio creyeron como un don. Un sueño maravilloso, se había convertido en una manipulación inevitable y en un conocimiento degradante. ¿Por qué así? ¿Por qué? Se repetían sin cesar. Salieron de un mundo sin novedad y los llevo a uno lleno de ignomia y tormento. ¿Acaso era justo? ¿Era acaso lo que merecían por ser tan distintos? No, no era eso. Simplemente debían cumplir con un legado de lucha que no podían rehusar. ¿Es que, no era eso por lo que había sobrevivido?

· siéntense a la mesa niños—les invito Tigmus afablemente.

· no, no; estamos cansados—le respondió Van llevándose una mano a la cabeza, y conduciendo a Shora a las escaleras de las habitaciones--. Buenas noches.

Olvidados Hijos de DianogteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora