C7 - 01:40 p.m.

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Narra Lauren

Estaba tan cansada, estos últimos meses habían sido muy complicados, me tenía que dividir entre mi familia, el trabajo que ahora era excesivo y Camila.

Desde que detuvieron a Rodrigo todo estaba mejor, al menos era una preocupación con la que ya no tenía que lidiar, pero por otra parte, la salud de Camila estaba empeorando.

Con cada día que pasaba, ella se veía más frágil y triste.

Cada día que llegaba a visitarla trataba de animarla y veía como se esforzaba para tratar de sentirse mejor.

Con Ally las cosas habían empeorado, las peleas eran constantes.

Y es que a veces pensaba que si le decía a Ally toda la verdad, ella me entendería y se arreglarían todos nuestros problemas, pero la inseguridad se apoderaba de mí y me hacía inútil ante este tipo de situaciones.

La semana pasada discutimos porque yo me hacía cargo de nuestros hijos y había olvidado llevar a Becca a la inscripción del club de lectura para los niños del vecindario.

Mi hija estaba muy ilusionada con ese club porque también inscribirían a Julie, pero ese día Camila me necesitaba para ir al hospital y yo la llevé dejando de lado las cosas y asuntos de la familia.

Becca estaba enojada conmigo y ni se diga de Ally, incluso hasta fue con los encargados del club para pedirles que aceptaran a nuestra hija a lo cual ellos se negaron porque ya no tenían ningún espacio libre.

Estaba fallando a mis prioridades, le estaba fallando a mi familia.

Hoy era un día en el que no quería levantarme, no quería hacer nada pero lamentablemente tenía que hacerlo.

Me levanté a las 6 de la mañana, tenía que preparar los desayunos de los niños y su lunch para la escuela, me fui a bañar para estar lista y preparar toda la comida y después despertar a mis hijos para dejarlos listos.

Terminé de arreglarme y bajé a la cocina para preparar los emparedados y la fruta que llevarían mis hijos, puse todo en sus loncheras y las llevé junto con las mochilas al automóvil, cuando subí al cuarto de Adam él ya estaba listo, le di los buenos días y lo mandé a desayunar.

En la habitación de Rebecca todo era diferente, ella solo se había puesto su uniforme pero aún hacía falta que la peinara, mientras veía su caricatura favorita me acerqué a ella y la abracé.

Lauren: Ven bebé, debemos apurarnos para que desayunes y te lleve a la escuela.

Becca: ¿Mamá sigue dormida?

Lauren: Si mi amor, ella está cansada (mi hija asintió y se dejó peinar).

Los niños y yo desayunamos pan tostado con mermelada, los mandé a lavarse los dientes y aproveché para subir el desayuno de Ally.

Ella seguía dormida así que opté por no despertarla, dejé la bandeja con la comida en la mesita de noche y me acerqué a darle un beso en la mejilla y uno en su vientre, la cubrí con la frazada y salí sin hacer ruido.

Después de 1 hora, logré dejar a los niños en la escuela, aclaré asuntos con la maestra de Becca, al parecer estaba teniendo un mal comportamiento y estaba segura de que esto lo hablaría con mi hija al llegar a la casa.

Llegué a la oficina y empecé a revisar los pendientes, después de esto me quedé mirando por el ventanal de mi oficina, esta era una de mis más recientes rutinas, sólo de esta forma lograba tranquilizarme para empezar con todo nuevamente.

01:40 p.m. - Te amaré por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora