El helado y oscuro invierno de mi corazón.
Ay mi madre.
-La madre que te... -empezó a decir mi alterada madre-. ¡Ah no, espera si soy yo!
-Señora por favor, que su hija ya no es una niña.-dijo el doctor.
Gracias.. supongo.
-Claro que ya no es una niña, como para que se quede embarazada de ves a saber que inútil...-¡No es ningún inútil!-exclamé.
-Ah bueno entonces que venga y asuma su responsabilidad-dijo mi madre cruzándose de brazos.
Si algo caracterizaba a Megan, mi madre era su manera de imponer.
Y ahora... ¿qué hago? Llamar a James para decirle eso...
-Eso tendría que hablarlo a solas con él.
-Ah no, eso sí que no.
En ese mismo instante tocaron la puerta a lo que entró mi padre.
-Hola. ¿Qué ha pasado cariño?-me preguntó.
-¡Yo te dire lo que le pasa a tu querida hija!-exclamó mi madre.
-Mamá...
-Resulta que está embarazada de ves a saber quien-dijo sin hacerme caso.
Mi padre cambió rotundamente su expresión de la cara.
-¿Embarazada?-esa voz no era la de mi padre.
Detrás de él estaba Lara y Ian y fue este quien preguntó.
-¿Así que te embarazó?-exclamó Lara.
Mi mamá se fue casi corriendo a Lara y la miró fijamente.
-¿Quién es?
-Eh... señora Megan yo no...-dijo Lara incómoda.
-Pero bueno ¿soy la única a la que le interesa saber quien es el desgraciado que ha embarazado a mi hija?
-Mamá no tengo 15 años por favor...
-Ni lo suficientemente madura para preñarte a tu edad.
-Tengo 20 años.
-¡Eres muy joven y punto!
-Ya Megan tranquila-dijo padre.- Mira Lucy debes decirnos por favor quien es.
-Lo voy a matar...-me sobresaltó que Ian diga eso.
-¿Ian?-dije.
-No pensarás que la noticia le va a alegrar y te va a amar para siempre.
¿Cómo?Eso me hirió mucho. Bueno no es que pensara que de la noche a la mañana nos casenos y estaría conmigo y me amara. Pero... que reaccionaria y asumiera su parte sí.
O tal vez... no-¿Tú que sabes?-exclamé.
-Igual que tú. En el fondo lo sabes.
Me quedé callada. No sabía que decirle.
-Voy a hablar con él y así callaré más de una boca-dije y los miré a cada uno.
-En la que te has metido-dijo Lara.
-Lara no me apoyas.
Estabamos llendo al bar donde sabíamos que estaría allí.
-Y... ¿cómo se lo dirás?
-No tengo ni idea...
Entramos en el bar y lo vimos jugando a la máquina tragaperras con un cigarro en la boca.
Respiré hondo y me fui a él con paso decidido.
Le abracé por detrás y disfruté unos segundo el tacto de su cuerpo y el perfume que emanaba en él.
Definitivamente lo amaba.
Él se giró con una sonrisa mientras decía:
-Oh Remy pero que cariñosa...
Cuando me miró la sonrisa se le borró al instante igual que la mía al escuchar de sua labios el nombre de otra.
-¿Remy? ¿Quién... quién es esa?
El suspiró.
-¿De verdad importa?
-A mí me importa-dije con un hilo de voz.
-Bueno, no habrás pensado que lo nuestro tenía futuro. Venga, lo hemos pasado bien pero cariño se acabo.- me sonrió cosa que hizo que se me revolviera el estómago.
-¡Se acabó!- repetí exaltada.
-Shht cálmate, no entiendo a que viene esa actitud.
-Porque creí que eras diferente. Pero eres el mismo gilipollas que los demás.
-Eh, eh a mí no me llames así eh- dijo agarrándome de la muñeca con fuerza a lo que me safé con dificultad.
-Tú no mereces ser el padre del hijo que espero-dije sin pensármelo y que me arrepentí.
Él se quedó inmóbil asimilando mis palabras a lo que dijo después.
-¿Y esperas que me crea que el hijo es mío?
-¡Lo es!- sentía que todo se me revolvía.
-A saber con cuantos más te habrás revolcado y me echas el problema a mí.
No aguanté más y le di una bofetada.
-Pues vale... ¡No es tu hijo!
Dije eso y me fui con mi dignidad por lo suelos, el corazón roto,un hijo en mi vientre y un futuro sin rumbo y muy negro.
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Siempre fuiste tú
RomanceNunca pensé que me llegaría a pasar a mí. Tal vez era pura coincidencia, o tal vez fue caprichos del destino. Nunca se sabe. Puede que: "detrás de una cosa mala, hay una buena". Sí. Ese dicho estaba echo para mí. Solo sabia que de quien menos había...