Capítulo 12

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Narra Lucy

¿Y si me tiro por la ventana al estilo superwomen?

¿O me escapo a dónde sea?

-¿Estás bien?-sentí unas manos posándose sobre las mías. Y esa voz... ¿Bien? Estaba a punto de tener un ataque de nervios. Y tenía a un sexy hombre a mi lado, sonriendome. Juro que si sonrío será una sonrisa de tonta.

Hoy era el día en que las amigas de mi madre vendrían a verla a casa. O mejor dicho a interrogarme y a maldecirme en voz baja diciendome: jovencita pecadora.

-Tranquila, saldrá bien-seguía diciendo Ian.

No es que me pusieran nerviosas ese grupo de chismosas, solo quería que todo esto acabara, tener a mi hijo y quien sabe, tener al lado a Ian.

El solo echo de pensar en ello hizo que mis mejillas se volviesen rosadas.

-¿Algún problema?-preguntó él.

-Sí, tú-susurré sin pensarlo.

Ojalá no lo haya escuchado.
¡Por favor que no!

Pero la sonrisa que se le dibujó en el rostro me dio a entender que lo había escuchado.

-Así que yo soy el problema...

Sí eres el culpable de que no esté tranquila. El culpable de que tenga ese cosquilleo en el estómago.

-¡No! Lo que quería decir era que...

No acabé la frase porque tocaron el timbre. Yo di un respingo de la sorpresa. ¡Tendría que haberme tirado por la ventana!

Mi madre apareció para abrir la puerta y me lanzó una mirada fulminante. Su semblante cambió radicalmente al abrir la puerta.

-Brigitte querida-dijo saludando a la mujer rubia,pelo largo y liso de ojos verdes, tez blanca de 49 años.

-Megan-dijo apenas seriamente Brigitte a mi madre y entró al piso.

Se quedó mirandome con curiosidad.

-Lucy, Lucy te creía más santa querida-dijo con una sonrisa burlona.

-Al menos me he acostado con un hombre, su hija... ¿con cuántos?-dije y la miré fijamente. Ella me miró furiosa pero no dijo nada.

Mientras mi madre hacía pasar a otra mujer. Morena, cabello corto y castaño.

-Sientete como en casa Samantha-le dijo mi madre.

-Gracias-dijo sin mirarla. Solo me miraba a mí. ¿Soy un mono de circo o qué?

-Bien Lucy...¿de cuánto estás?-preguntó Brigitte sentandose en el sofá. Acto seguido la imitó Samantha.

-Un mes-dije secamente. Odiaba los interrogatorios. Pero mi madre insistió en que por favor no la dejara mal parada.

Y aquí estoy, haciendo lo posible para que sus "amigas" no dejen de serlo.

-Vaya... ¿y el padre quién es?-siguió Brigitte.

-¿Y a usted que le importa?-le espeté. Mi madre ahogó una exclamación. Brigitte solo alzó las cejas.
Vieja metiche.

-Seguro que es algún pobretón, drogadicto o...-dijo Samantha.

-Es curioso que califique así a su sobrino-le dije.

Samantha, la refinada Samantha, era tia de James. ¿Qué contraste no?

Siempre fuiste túWhere stories live. Discover now