Capítulo 3

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  Iba corriendo por el extenso pasillo con los ojos rojos y apretando mis puños fuertemente. Estaba muy, pero muy enojada con Harry. ¡Todo era su culpa! Quería gritar, y golpearlo fuerte.

Salí del edificio y me tire en un árbol que estaba cerca de la entrada principal del campus. Me dejé caer al suelo y cubrí mi cara con mis rodillas. ¡Había estudiado tanto todo el maldito día de ayer! ¡Para que me quitaran mi examen!

― Emma― susurraron frente a mí. Sabía perfectamente quién era.

― Largo ― solté sin quitar mi rostro de mis rodillas.

― Lo siento, no fue mi... ― guardó silencio un momento ―. No fue mi intención. Princesa, tranquila. Te lo van aplicar, te lo juro.

Levante la mirada y vi sus ojos verdes llenos de preocupación.

― ¿Cómo estás tan seguro?

― Hablaré con el profesor. Pero por favor, no te enojes.

― ¿Cómo quieres que no lo haga? ¡Si tú...! Agh.

― Nena, ¿Me perdonas? ― susurro mientras metía sus manos por debajo de mis brazos llegando a mi cintura ―. Sé que quieres perdonarme.

No pude evitar sonreír. Una risita traviesa salió de mis labios.

― Vamos pequeña ― Harry comenzó a mover sus dedos por mi cintura haciéndome cosquillas.

Solté una risita.

― Harry, largo.

― No hasta que me perdones ― musito mientras me tiraba al suelo y se posicionaba encima de mí haciéndome cosquillas.

― ¡Harry! ― gritaba entrecortadamente mientras soltaba una carcajada.

― Perdón, perdón, perdón, perdón, perdón― decía mientras me hacía cosquillas.

En estos momentos, odiaba tener tantas cosquillas.

― ¡Ya! ― grite ―. Está bien, te perdono pero ya suéltame.

― ¿Me lo juras?

― ¡Que si Harry! ― El asintió no del todo seguro, pero se quitó de encima de mí.

Sacudí mi ropa y mire a Harry que me sonreía de oreja a oreja. Enarque una ceja y lo mire mal.

― ¿Se puede saber por qué llegaste tarde hoy? Déjame decirte que tienes unas ojeras enormes.

Harry sonrío de oreja a oreja.

― Siempre tan observadora.

Me encogí de hombros restándole importancia.

― ¿Me dirás?

― Es larga historia, Emma.

― Veamos, tu larga historia es que, te acostaste con una desconocida toda la noche. ― entrecerré los ojos mientras miraba a Harry. El solamente soltó una risita. ― Algún día te enfermaras.

― ¡Vamos! ¡No era una desconocida! ¡Era Jazmín! ― Musitó Harry.

¿Jazmín?

― ¡Harry ella es la mujer más puta que conozco! Puede estar enferma.

― Pero no lo está.

― ¿Cómo lo sabes?

Harry se quedó callado.

― Odio que hagas eso. ¡Me pone de mal humor!

― ¿Por qué? ¿Acaso tienes celos? ― grito en su defensa.

― ¡claro que no! ¡Eres un idiota! ¡Solamente me preocupo por ti! ― grité enfurecida.

Idiota. Eso era, un idiota.

Tome mi bolsa y la campana sonó dando a entender que era cambio de hora.

Salí disparada hacia mi casillero totalmente enfurecida con Harry. ¡Odiaba cuando hacia eso! ¡Odiaba que fuera de cama en cama! ¡Era un mujeriego de lo peor! Revire los ojos sabiendo que nadie me miraba y fui hasta mi casillero para tomar mis libros.

En cuanto llegue a mi casa, vi que no había nadie. Oh, en este momento Harry estaría conmigo si no fuera un patán. Después de nuestra "Discusión", no le dirige la palabra en lo que restaba del día. No lo quería ni ver, odiaba que fuera un engreído.


Creía que podía tener a cualquier chica a sus pies. Pues no, estaba equivocado. No todas las chicas van a caer a sus pies como unas completas tontas. Al menos, yo.

Deje mi bolso el sofá del living y fui hasta la cocina. Moría de hambre. ¿Qué se supone que comería? Tenía tantas comidas diferentes en mi mente, pero la verdad, ninguna me apetecía.

Dejé escapar un bostezo. Fui a la nevera y saqué una lata de Coca-Cola la abrí y luego la tome. Sentí como el gas me quemaba un poco. Después de dejar la lata medio vacía fui por mi bolso y subí las escaleras directo a mi habitación. Si algo odiaba, era estar sola. Odiaba la soledad.

Prendí mi televisor, y me puse a cambiar los canales. No había nada interesante que ver más que algunos programas feos que jamás en mi vida había visto. Me recosté en mi cama, y poco a poco me fui quedando dormida.  

  El sonido del timbre sonaba y volvía a sonar. Una y otra vez, haciendo que despertara de mi agradable sueño con Justin Bieber. Odiaba que me despertara, lo odiaba, lo odiaba. Me ponía de muy pero muy mal humor.

― ¡Ya voy! ― Grite exasperada ya que el timbre no dejaba de sonar.

Me puse un short diminuto y una blusa de tirantes roja, me até el cabello en una cola alta y luego baje corriendo las escaleras. Al parecer mi madre no estaba. Qué raro.

Al abrir la puerta me encontré con un enorme peluche y un ramo de flores. Sonreí con sorna. Eran unas hermosas rosas rojas y un par blancas y un enorme peluche de un oso que tenía una enorme sonrisa.

― ¿Qué es esto? ― pregunté incrédula.

― Una muestra de perdón. ― susurro esa voz grave que conocía a la perfección.

Revire los ojos. Harry.

― Pasa ― me hice a un lado para que entrara con lo que había comprado.

Harry sin decir nada más entro y fui directo a la cocina. Ahí dejo el oso y las rosas, luego se giró hacia mí con unas bolsas blancas que decían «Comida Chica.»

Oh, comida china. Se me había olvidado por completo. No había comido nada en todo el día y ahora moría de hambre. Me relamí los labios.

― Pequeña― murmuro dejando la bolsa con comida chica en la mesita de centro ―. Lo siento, no fue mi... lo siento ¿Si? Sé que soy un tonto, un idiota, un bruto todo lo que tú quieras. Lo soy. ¿Me perdonas?

Lo mire detalladamente, al final solté un suspiro y asentí.

― Solo porque tengo hambre ― murmure tomando la bolsa de comida china.

No lo estaba viendo, pero sabía que estaba sonriendo. Lo conocía de pies a cabeza, conocía toda la vida de Harry Styles. Es mi mejor amigo, la tengo que conocer.

Fui hasta la mesa dónde siempre comíamos. Baje dos platos y dos vasos y los lleve a la mesa. Harry dejo las cajitas de comida china para cada uno mientras yo llenaba los vasos con un poco de Coca-Cola.

Me senté enfrente de Harry y comenzamos a comer en un poco de silencio.

― ¿Has hablado con Matt? ― pregunto Harry en un susurro. Rompiendo el silencio en el que estabamos.

Solté un suspiro y negué.

― No, desde que lo golpeaste.

Harry sonrío satisfecho.

Matt era mi novio, hasta hace unos cuantos meses. Habíamos terminado ya que un día lo encontré con mi supuesta "mejor amiga" besándose. Estuve triste por días y todo eso, pero, lo supere. Se lo conté a Harry y el por instinto lo golpeo. Lo amenazo y desde entontes, no me habla y no quiero que lo haga.

Matt era pasado.

― Bien. Sabe lo que hace el muchacho.

―Debes dejar de ser tan sobreprotector. ¡Por tú culpa ningún chico se acerca a mí! ― La sonrisa de Harry se hizo más y más grande. '

― Solamente no quiero que te hagan daño. Eres lo más importante en mi vida linda.

― Harry, me se cuidar.

El asintió y seguimos con la comida. No hablamos lo que quedaba de la cena, me sentía incomoda en este momento frente a Harry y no sabía el porqué. Rápidamente termine de cenar. Lave mi plato y mi vaso, luego espere a que Harry terminara para hacer lo mismo con sus platos.

― ¿Quieres subir a mi habitación? ― le pregunté.

El asintió.

Subí las escaleras corriendo y Harry soltó una pequeña risita.

― Lo bueno es que puedes cuidarte sola.

Debería pintar mi puerta de otro color que no fuera rosa.

― Calla Styles.  

Tu no eres invisible para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora