Capítulo 9

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Harry palmeo la cama justamente a su lado. Gatee hasta él y me senté justamente al lado. Mire de reojo el miembro de Harry. Oh dios, que grande. Volvía morder mi labio. Quedará rojo e hinchado por morderlo tanto.


― Primero, respira ― hice lo que Harry me dijo. Luego, solté un suspiro. ―. Ahora híncate frente a mí ― Me arrodille enfrente de él tal y como él dijo. Creo que podía seguir desde aquí yo sola.

Tome rápidamente el miembro de Harry, y me lo lleve a la boca. Mi lengua tocó la glande tentativa del miembro de Harry, salado masculino. Me estremecí al sentir el sabor de Harry en la boca, haciendo que deseara más.

― Dios, cariño... ― Harry se llevó las manos a la cabeza y se dejaba caer sobre la almohada blanca de plumas―. Vas a matarme.

Fue decirlo y no me demore más. Me introduje casi todo el miembro de Harry a la boca ―a como pude― deslizando suavemente los labios en una dulce caricia.

Probablemente, no podría albergar todo el pene de Harry en el interior de mi boca, pero eso no iba a impedir que le diera a Harry un buen orgasmo como él me había dado a mí. Igual de fantástico.

Lamí lo que pude, le saboree la glande. Le di una serie de lametazos antes de descender un poco más. Él volvió a estremecerse e impulsó sus caderas hacia mí. Entonces, sentí algo, como si me estuviera ahogando y fuera a vomitar. Era mi primera vez, nunca lo había hecho con nadie más, y nadie tenía el miembro tan grande como Harry. Noté la longitud de Harry en mi garganta, tenía la boca llena. Sentí como se me cortaba la respiración y como entraba el pánico y Harry se dio cuenta de eso.

―Cariño, tranquila―Harry se apoyó en sus codos y me miró con dulzura―No vas a ahogarte. Respira por la nariz, ¿sí?

Asentí mientras tomaba una bocanada de aire. Me lamí los labios y los apreté con fuerza nuevamente. Las palabras de Harry eran mágicas para mí, el miedo seguía allí pero ahora no tanto como antes.

Harry se levantó por completo.

―Espera―Dijo―Mira, ven aquí―Harry abrió los brazos y me rodeó con ellos. De un momento a otro sentí los labios de él sobre los míos. Me besó en los labios con pasión y me acarició el trasero―Arrodíllate aquí, delante de mí y ponte cómoda, ¿sí? Creo que así te será más fácil.

Asentí mientras doblaba las rodillas y me colocaba frente a Harry, quien se mantenía también arrodillado pero a un nivel más alto, el pene de Harry quedaba justo enfrente de mi boca.

―Abre la boca y saca la lengua, Emma.

Obedecí sin rechistar una vez más. Harry se introdujo por sí mismo y friccionó la dura carne sobre mi lengua. Poco a poco empezó a deslizar la erección, frotando el empapado glande, toda la sedosa longitud.

―Ahora cierra los labios en torno a mí.

No titubee. Hice lo que Harry me había dicho y después gimió. Casi inaudible.

Cuando Harry comenzó a ejercer entradas y salidas cada vez adquiriendo una velocidad más considerable, me empape con su sabor. Me excité hasta lo indecible. Harry cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, casi, muerto de placer. Harry me agarró del cabello, enredó los dedos en mis mechones, pero no llegó a tirar con fuerza como yo lo había hecho mientras me masturbaba.

Seguí succionando y deslizando mis labios de arriba abajo.

―Sí... Sí, joder. ¡Sí, cariño!

Treinta segundos después, me tensé al sentir algo líquido empezando a emanar del miembro de Harry. Oh no. ¿Era lo que yo pensaba? Tenía que tragas y repito, jamás había tragado aquello. Volví a ponerme nerviosa. Alcé la mirada y busqué los ojos de Harry, pero él estaba sumido en un profundo trance cargado de placer, así, que no me queda de otra. ¿Qué otra cosa puedo hacer? Actué por mí misma. Hice el corazón fuerte y seguí succionando hasta que mi boca quedó repleta de semen. Trague los veloces y salados chorros que deslizaban por mi garganta y cuando termine y Harry extrajo su miembro, me sentí inundada por una emoción que no puedo explicar. La satisfacción de haberle proporcionado lo que más deseaba.

«Bien hecho, Emma. Muy bien hecho» me susurraba mi subconsciente.

―Lo siento...―Susurré mientras bajaba la cabeza desviando la mirada a un lado y ruborizándome.

Harry sonrío de oreja a oreja mientras cogía mi rostro entre sus manos y me daba un tiernísimo beso en los labios.

― ¿Qué es lo que sientes? Lo has hecho de maravilla, Emma ― Harry río mientras tiraba algunos mechones de mi cara. ―Ha sido perfecto―Llevó sus labios a mi coronilla y volvió a besarme. Lo rodeé la cintura y apoyé la cabeza en su pecho.

Harry se separó al momento.

―Tiéndete en la cama. Voy a ponerme el preservativo― Me dijo, y yo me mordisqueé los labios.

Había llegado el momento. Iba a convertirme en uno con el señor perfección.

El calor del ambiente se filtraba incluso por los rincones más pequeños de mi habitación. Sentía como mi corazón estaba totalmente acelerado y me sentía desfallecer. Oh, por dios. Con una sonrisa, Harry se colocó sobre mí, cubriéndome los muslos, mi vientre y el pecho con su cuerpo antes de acariciar mi mejilla y clavar sus preciosos ojos verdes centelleantes sobre mí.

Mis facciones estaban tensas. Sonreí débilmente.

― Emma...― Susurró Harry ―. ¿Tienes miedo?

¿Miedo? ¿Por qué he de tener miedo? ¡Ah! ¡Ya! Porque soy una chica que cada mil años tiene sexo. Solamente por eso.

Suspire, Tragué un poco saliva y respondí con sinceridad.

― No― Contesté en un hilo de voz ―. Contigo me siento estúpidamente segura. Confío en ti Harold.

Harry sonrió y asintió.

― Lo estás cariño ―Hundió su cabeza en mi cuello y me beso con dulzura haciéndome estremecer cada fibra del cuerpo.― No pienso hacerte daño ni pienso dejar que alguien te hiera.

Las palabras de Harry se filtraban por mis oídos hasta llegar a mi corazón. Ahí estaba de nuevo el Harry sobreprotector. No podía evitar sentirme segura y protegida cuando estaba con Harry. Sintiéndolo encima de mí, una oleada de calor recorrió mis venas como si de una droga se tratase.

Me abrazó, y me estrechó con fuerza. La ternura de Harry me vencía cuando la desplegaba ante mí conseguía que todo fuera más intimó que una simple relación de amigos. Pero ahora me preguntaba. ¿Así era con todas las chicas con las que se revolcaba? ¿Así de tierno? Fruncí el ceño.

«No, solo es así contigo.» Hablo nuevamente mi subconsciente.

Harry volvió a bajar por mi cuerpo. Volvió a besarme los pechos, y aprisionarme los pezones. Me acarició los hombros, y me besó el cuello y la boca una vez más. Me mordisqueó las mejillas con un gruñido y yo reí, justo antes de sentir como Harry deslizaba las caderas entre mis muslos, colocando el glande justo en la entrada de mi estrecha abertura. Hacía meses que no tenía relaciones sexuales y Harry era considerablemente grande. Iba a doler, los primeros minutos, pero lo iba hacer.

El dolor cuando te quitan la virginidad era terriblemente horrible. No había palabra para describir tanto dolor. Era horrible. No lo quería desear a nadie semejante dolor. Pero lo malo, es que toda mujer pasa por eso.

Harry me miro a los ojos y me dio un tierno beso en la punta de la nariz.

Tu no eres invisible para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora