Capítulo 2

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  A la mañana siguiente, escuchaba como la puerta sonaba con pequeños golpecitos. No me quería levantar, el torso desnudo de Harry era como una almohada en la que me podía dormir durante horas. Era domingo, o sea, que dentro de un día tenía que regresar al colegio. Eso no era bueno, no quería regresar, solamente regresaba a estresarme.

Volvieron a tocar con tres golpecitos. Escuche como la puerta se abría poco a poco.

― Harry, está listo el desayuno ― murmuró Anne con miedo a despertarme.

― ¿Eh? ― dijo Harry mientras se movía solo un poco ― Oh claro. Bajamos en un momento.

Anne asintió y volvió a cerrar la puerta. Oh no. Por favor Harry no me despiertes. De seguro son las once de la mañana que se yo. No me quería levantar. Tenía tanta flojera.

― Princesa ― susurró Harry al oído mientras me movía de un lado a otro.

― Mmmm. ― murmure dándole un codazo.


― ¡Auch! ¡Qué agresiva! ― gruño Harry.

De mala gana abrí los ojos y mire a Harry que estaba con el ceño fruncido.

― Perdón. Pero no me gusta que me despierten, lo sabes.

― Sí, sí. Pero es hora de desayunar. Mi estómago me lo exige.

― Agh. Está bien.

Me levanté con pereza de la cama y fui hasta el baño en busca de mi cepillo de dientes. Así es, tenía ropa, peines y un cepillo de dientes en casa de Harry por si las dudas. Me cepille rápidamente la boca y luego salí al encuentro con Harry que ahora llevaba unos pantalones cortos.

― Muero de hambre ― murmuró.

Lunes por la mañana. Odiaba los lunes por la mañana. Odiaba tener que ir al colegio. Me levanté con pereza de la cama y arrastre mi cuerpo hasta el cuarto de baño, me di un rápido baño, salí y me puse rápidamente unos jeans ajustados y una blusa blanca holgada y unos zapatos blancos. Me deje el cabello castaño suelto y me maquille un poco frente al espejo.

Me sonreí coquetamente y luego tome mi bolso de la cama. Odiaba la escuela, la odiaba tanto. Yo era de esas chicas que sacaban muy buenas calificaciones pero no era una matada que estaba siempre en sus libros, no, me esforzaba mucho por tener buenas calificaciones y todo eso. Entregaba todos mis proyectos en forma y día.

Nunca me había gustado reprobar.

En cuanto llegue a la cocina, mire que mi madre tomaba una taza de café negro mientras estaba con una ―no muy bonita― bata color azul y una blusa de tirantes gris al igual que sus shorts.

― Buenos días ― saludé mientras abría la nevera y sacaba un poco de mermelada.

― Buenos días ― murmuró mi madre sin despegar la vista del periódico.

El silencio hizo presencia entre nosotras como era de costumbre. Revire los ojos. Los desayunos con mi madre siempre eran callados. Por eso mi hermana y mi padre se hartaron de ella y se fueron.

Claro, para ellos fue fácil dejar todo aquí. Mientras que para mí, no fue así.

Me hice rápidamente unas tostadas y me serví un poco de jugo de naranja. Comí lo más rápido que pude, ya que, tengo examen a primera hora. Me la pase estudiando lo que quedaba de mi domingo cuando regrese de casa de Harry alrededor de las cuatro de la tarde. Mi mejor amigo me había traído y luego se fue a quien sabe dónde con quién sabe quién.

Termine rápidamente mi desayuno, subí rápidamente a cepillarme los dientes y a verme una vez más en el espejo. Estaba perfecta. Me remarque los labios con el pintalabios rosa. Luego baje a toda prisa a esperar a que Harry llegara por mí para irnos los dos juntos al campus como él lo había prometido.

Tu no eres invisible para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora