15. Black bird

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Lilith.

-¿Alex?- ambas se miraron y supieron  que hacer.

Correr.

Seguían  el grito de Ian entre los árboles a mediada que se desvanecía.

Corrían como si tuviésen alas en los pies y de un momento a otro fuéran echar a volar.

Alex iba por delante de Lilith.  Por mucho que intentase correr la túnica negra la ralentizaba, pero aún  así  iba a buen ritmo.

Cuando estaba apunto de alcanzar a Alex esta se detuvo tan bruscamente que Lilith casi choca contra ella.

Ian se encontraba en el suelo, con los brazos y las piernas sujetos por raíces  que habían crecido sobre estos, como si estuviesen atrapandole.

Sus extremidades se hallaban torcidas de forma inhumana: Brazos y piernas curvados como si no hubiera hueso en su interior. Su pecho se encontraba inchado  hacia arriba, parecía levitar del suelo mágicamente, la cabeza de Ian se encontraba echada hacia atrás, con la boca abierta y los ojos en blanco. No parecía  él.

Toda aquella imagen parecía la de un contorsionista del circo de los horrores.

Pero era muy real.

Alex se deja caer en el suelo, sus rodillas se clavan en la tierra y sus oscuros ojos observan incrédulos el cuerpo de Ian.

Mientras que Lilith se encuentra  paralizada, traumatizada por la grotesca escena. Apenas vió  a Alby cuando aquellos locos lo mataron  lenta y cruelmente. Ian estaba tan cerca de ella... y aún así  parecía  mentira. Ian....muerto.

-I...an- susurra Lilith mientras nota como las lagrimas amenazan con salir-¡Todo es culpa mía! .

El grito fué tan alto que sacó  a Alex del trance. Lilith también  había  caído de rodillas y golpeaba la tierra con los puños repetidas veces.

-¡Ian! Jamás debí  dejar que te fueses solo. ¡Lo siento!, joder...lo...siento.

Alex pasa el brazo por su hombro.

-Alby...Ian...-De pronto Lilith se gira hacia Alex y clava sus azulados ojos en ella.- ¡Evan! ¡Tenemos que encontrar a Evan! Él... Él...

Pero el silencio de Alex le dice lo que no quiere escuchar.  Lilith vuelve a llorar aún  más  fuerte.

Evan también  había  muerto. Evan, su Evan.

Sólo se escuchaban los sollozos de Lilith, el bosque parecía  estar de luto.
Por unos minutos todo era silencio hasta que la morena sintió a Alex moverle el hombro para que esta levantase la mirada.

-Tu no tienes la culpa, Lilith...-La consoló  su amiga.- Ellos lo saben, no ha sido culpa tuya.

La mano de Lilith se movió  como un relámpago y estalló con fuerza contra la cara de Alex. Esta la miró  confusa mientras se agarraba la cara con la mano derecha.

-Tienes razón, Alex - Sonrió  manteniendo la calma - Yo no tengo la culpa...¡La tienes tu!.

-¡¿Qué?!-Replicó la rubia poniéndose de pié  rápidamente. -¿Se puede saber que bicho te ha picado ahora?.

Lilith la miró  con soberbia  y se levantó  también  tratando de controlar sus impulsos.

-Tú diste la idea de hacer un viaje de carretera, por tu culpa hemos acabado así, maldita zorra- La voz de Lilith sonaba segura, sus palabras eran dagas cargadas de veneno que se clavaban sin ningún pudor sobre la carne.

-¡Yo no dí  la idea! Solo dije que me gustaría  hacer uno. Lilith, calmate, sé  que estas afectada y yo también, pero esta no es forma de...

-¡Cállate¡- La interrumpió la morena.-Pienso entregarte a los pirados de las túnicas para que te maten de la forma más cruel y salvaje, los vengaré a los tres con tu muerte y yo... ¡seré  libre!

Admiró  la mirada confusa de Alex y casi sintió  compasión  por ella.

-¿De que hablas? Lilith, tranquilizate yo...

-Hablo -Se explicó  volviendo a interrumpir  a la su amiga.- de que quedan pocos sacrificios  por hacer, así  que he pensado he dejar que te atrapen y te maten a tí... y poder salvarme. Es la única  manera Alex.

Ambas se miraban fijamente. Podrían caer meteoritos alrededor de ellas, pero ninguna apartaría  la mirada de la otra.

El bosque susurraba, pedía sangre  lágrimas y gritos. Los necesitaba para sonorizar sus oscuros recovecos y que sus estridentes sonidos inunden la noche del bosque. 

La paz es sumamente inestable, es inocente y fácil de alterar.

-¡Ahí  están!

Aquella llamada distrajo a las dos chicas que se voltearon al unísono para contemplar como unas diez personas vestidas con túnicas negras se encontraban apenas veinte metros. Otra vez esas caras demacradas y dementes que las observaban con sonrisas diabólicas.  Ansiosos de comer.

-Mierda - Susurró  Lilith y empujó rápidamente a Alex para posteriormente  echar a correr.

Alex se tambaleó para no caer hasta que terminó  chocando contra un árbol,  pero antes de que aquellos histéricos de negro avanzasen apenas cinco metros ya se había  recompuesto y comenzaba a correr tras Lilith.

Esta corría  esquivando rocas,ramas,arbustos o cualquier charco de lodo en el que pudiera resbalar. Agarraba su túnica negra con las dos manos para no pisarla y tropezar, esto provocó  que Alex a los pocos segundos estuviese a su ritmo.

El graznar de los cuervos llamo su atención y al mirar atrás  se dieron cuenta de que eran perseguidas por una bandada de las enormes y negras aves

La adrenalina no sería  suficiente, los cuervos las alcanzarían y seguramente serían atrapadas  por aquellos locos para hacer el ritual de la última  noche. Se podían  escuchar los gritos de victoria tras ellas.

Lilith no dejaba de maldecir mientras agarraba la falda de la túnica para no caer. Debería  habersela quitado, no ha servido para nada porque esos idiotas no la habían confundido con una de ellos.

Corría  con tal desesperación  que ya no se permitia  mirar hacia abajo para esquivar  obstáculos,  el graznido de los cuervos tras ella la aterraba. Podía  sentirlos casi sobre su cabeza.

Resbaló. Su pierna izquierda había  pisado un gran charco de lodo que la había  hecho precipitarse al suelo bruscamente.

Los cuervos no tardaron en llegar y comenzar a incrustar sus fríos picos en sus brazos, que trataban inútilmente en cubrir su rostro. El dolor era intenso, pero empeoró al sentir como su piel empezaba a resquebrajarse y la sangre brotaba de las heridas.

El sabor del líquido  rojizo pareció  motivar a los cuervos que no tardaron  en lanzarse a sus ojos como caballos desbocados.

-¡Alex!-La llamó  desesperadamente- ¡Ayuda por favor!.

Sintió  como uno de los cuervos incrustó su pico en el ojo  izquierdo, atravesando el fino párpado y provocando un enorme grito de dolor. Más  cuervos parecieron unirse y sacaron el ojo de su cuenca.

Lilith movía  los brazos en todas direcciones tratando de auyentar  a las aves que no cesaban en su empeño de sacar su ojo derecho.

Alex se había  detenido ante el grito de socorro de la morena.

No podía  acercase a ella apenas unos metros,los cuervos parecían querer comérsela viva. Vió  la cara de Lilith llena de surcos sangrantes y su ojo colgando del nervio óptico, varios cuervos consiguieron arrancarselo sacando varios centímetros de nervio pegado a él.

Los gritos de victoria de sus atacantes eran próximos, podía  verlos apenas a unos metros de ellos. Debía  huir, pero no podía  dejar a su amiga allí  pidiendo ayuda. Se habían peleado  pero en una situación  así...

Avanzó  con la vista al suelo y se introdujo en el remolino de plumas y picos en el que estaba su amiga, extendió  el brazo y agarró la mano de esta. La levantó del tirón  justo cuando volvían  a retomar la carrera Alex sintió un fuerte golpe y cayó  inconsciente.

GritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora