El amanecer sorprendió a Dariel como un golpe.
—No fue una maldita pesadilla —murmuró al notar que no estaba en su habitación, se sentó de golpe sobre la cama observando a su alrededor.
—Buenos días, Dariel. —Vincent terminaba de acomodar su corbata frente a un espejo de cuerpo entero. Su melena roja estaba sujeta al estilo El último samurái.
Se veía demasiado profesional y masculino embutido en un traje de negocios para el gusto de Dariel.
—Buenos —gruñó sin querer—, días.
Compartieron una larga mirada cargada con demasiadas cosas que no podían decirse. Por parte de Vincent era el no saber por dónde empezar sin iniciar la tercera guerra.
— Tendrás la casa para ti sola por varias horas, si necesitas algo solo pídelo por el intercomunicador. ¿O prefieres una asistente?
—Quiero un abogado.
Un leve tic en el ojo derecho de Vincent le indicó a Dariel que no era buena idea seguir insistiendo.
—Sola estará bien —murmuró ella encogiéndose entre la manta.
Él asintió con la cabeza y se retiró sin decir más, la habitación olía a duraznos y a loción de afeitar. La suave campanilla del ascensor anunció la salida de Vincent.
—Me intercambiaron con un completo extraño. —Otros pensamientos negativos circularon por la mente de Dariel. Ni siquiera el potente sol que se erguía en el cielo parecía hacerle entrar en calor.
— ¿Un muerto durmió a mi lado? —Se preguntó tanteando el costado en donde parecía que Vincent había ocupado durante la noche. Olía a duraznos maduros congelados.
Brincó de la cama como un gatito asustado. Su mirada deambuló por la habitación, y pateó el vestido de diseñador destrozado al notar su existencia. Ella se sentía tan furiosa que iba a prenderle fuego en la chimenea que había encontrado en la sala.
††
Vincent revisó sus reportes y terminó los pendientes que tenía para la semana que no pensaba asomarse, tratar con Dariel iba a requerir mucho de su tiempo.
—Ni pienses que te daré el día libre —advirtió Trevor—. Mucho menos una sangrienta semana.
El tic en el ojo de Vincent surgió.
—No me importa si estás en celo, tenemos un asunto importante aquí, las acciones están en juego y nuestros millones también —Siguió quejándose Trevor—. Si no lo soluciono, esa comadreja estará respirando sobre nuestros cuellos.
—Te advertí que esta empresa es impredecible —respondió Vincent levantándose de su escritorio. La amplia oficina solo contenía a los dos caídos. No podría albergar a otro más. La habitación bajó varios grados ante la guerra de miradas que empezó, la enfurecida de Trevor y la de póker de Vincent.
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Destinada a un Demonio | Libro 1 serie Ángel del destino [EBOOK Amazon]
ParanormalUn demonio es su dueño, otro la quiere reclamar y un ángel se niega a negociar su libertad. En su cumpleaños 23, Dariel es entregada por su familia a un frío pelirrojo de inquietantes ojos esmeraldas como una especie de sacrificio pagano a cambio de...