Primer verso.

753 67 19
                                    

Una sonrisa morena.

Los sentimientos de Guillermo y Lionel florecieron hace doce años, desde la Copa Mundial de Sudáfrica, cuando Lionel, por primera vez en la trayectoria de su carrera, ejerció el título de capitán del equipo argentino, mientras que Javier Aguirre dejó a Guillermo como suplente de guardameta y eligió a Óscar Pérez "El Conejo" como titular de la selección mexicana.

Coincidieron una tarde de junio. En un ascensor.

Lionel huía del quilombo de sus amigos y Diego Maradona. Por suerte, no había gente fuera o dentro del elevador, subiría al menos un puñado de pisos en silencio y calma. Guillermo, por su parte, abordó tranquilamente el elevador, pulsó un botón, destapó un chicle y lo masticó discretamente. Era una escena común y monótona: dos sujetos yendo a sus habitaciones. Nada raro… hasta que uno habló.

—¿Sos jugador de México?

Guillermo oyó una voz y se espantó, se cubrió la boca antes de gritar y volteó la cabeza hacia el jugador de Argentina. No mames, ¿en qué momento se metió? Pensó el mexicano.

—Sí —respondió ahogado porque se tragó el chicle por impulso—. ¿Tú eres Lionel Messi?

—Sí… ¿te sentís bien?

—No, me asusté. Cuando entré no vi a nadie, pensé que estaba solo —Guillermo notó un atisbo de burla o diversión en la sonrisa de Lionel—. Vamos, ríete, puedes hacerlo.

—Vos sos re distraído, yo fui el primero acá, chabón —Se resistió para salvaguardar la dignidad del hombre—. Ey, ¿cómo te llamás?

—Francisco. Francisco Guillermo Ochoa, pero me dicen Memo.
Las puertas metálicas del elevador se abrieron y Lionel salió.

—Memo, un placer.

—Lo mismo digo, Messi.

Una sonrisa morena lo despidió antes de que las puertas se cerraran enfrente del argentino. Esa fue la chispa, la llamarada, la hoguera que prendió fuegos artificiales sobre la cabeza de Lionel. Se quedó atolondrado y cautivado. Después se dio cuenta de que esa no era la planta de su habitación.

Tontos & Enamorados. 「 MeChoa 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora