Quinto verso.

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Torrenciales de primavera.

Standard Liège perdió contra Antwerp: dos goles los condenaron. Así terminó otro partido de la Primera División de Bélgica, la Jupiler Pro League (la máxima categoría de fútbol profesional en el país). La tensión del juego y las exigencias del equipo destaparon un acceso de la cabeza de Guillermo. Peligroso y prohibido. En ese instante, Ochoa era un conflicto humano de emociones tan opuestas e impulsivas que provocaba en él arrebatos de furia. Por ende, se retiró temprano de los vestidores; no obstante, las torrenciales lluvias de primavera trajeron a Robert Lewandowski fuera del campo.

—Ochoa.

—Lewandowski —Quiso evitar discusiones, ser tolerante—: Lo siento, luego hablamos, necesito irme. Buen día —Cerró ese diálogo con tacto y educación, pero el polaco insistió.

—Espera, Ochoa. ¿No te importa que eso se haga público?

—Hombre, no te entiendo —Caminó apresurado, el otro lo persiguió.

—Sí me entiendes. Esto los arruinará si no llegamos a ese acuerdo.

Guillermo respiró profundamente desde el diafragma.

—Los aficionados estarán disconformes… Incluso asqueados.

Uno, dos, tres…. Relájate, se cansará.

—Ochoa. ¡Ochoa! —Robert jaló con brusquedad el brazo de Guillermo y esa acción desgastó una reserva costosa de paciencia. Más provocaciones. Ambos tomaron una postura defensiva. Dominancia e intimidación entre dos varones altos y fuertes. Era un riesgo inminente.

—Basta —Ojos anegados de coraje, calor corporal y virilidad—, por favor… Quiero irme y tú-

—Hablar. Quiero hablar.

—No puedo. 

—Guillermo —pronunció lentamente su nombre con un deje nasal y antiguo—. Te conviene.

—No y tampoco me importa lo que harás. Tus mentiras no serán suficientes para la prensa amarillista. ¡Porqué querrán evidencias y tú no las tienes! ¡Déjanos en paz!

—Existe la suplantación.

—¡Me vale tres hectáreas de verga!

El grito de Guillermo llamó la atención de su equipo; Moussa Djenepo, un jugador de raíces africanas, se acercó a ellos e intervino, y diversas lenguas fluyeron entre consejos, insultos y explicaciones. El staff de seguridad llegó después, separaron a los tres hombres, Robert se fue con las manos vacías y Guillermo recibió malas noticias: la renovación de su contrato fue rechazada.

*

Era un sábado. Barcelona ganó contra Levante por un gol de Messi. Un buen resultado. Ernesto Valverde, el director técnico, los felicitó y reconoció el desempeño de todos. Aunque, Suárez y Piqué querían celebrarlo. 

—Ey, Messi, vamos a un boliche a chuparnos una birra, ¿qué decís?

—Che' no puedo, pero gracias —Se montó su mochila a la espalda—. Memo me necesita.

—¿Le pasó algo a Paco?

—¿Te acordás del chamuyo de Robert? —Luis hizo un ademán de confirmación—. Pues ayer ese bobo le armó tremendo quilombo a Memo… Anda bajoneado.

—Vale. Decíle a Paco que cualquier cosa, contá conmigo.

Tontos & Enamorados. 「 MeChoa 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora