¿Sabéis esa sensación de montaña rusa? ¿De que estáis cayendo y nunca dejaréis de hacerlo? Pues bien, eso es lo que estoy sintiendo yo ahora mismo.
Y no sé cuánto tiempo ha pasado cuándo noto el agua helada rodeándome completamente. En algún momento he soltado la mano de Greenee, pero la noto a mí lado, luchando ella también para salir a la superfície de esta especie de piscina.
Cuando noto aire en la punta del dedo sé que éste ha llegado a la superfície, y me apresuró a hacerlo yo también completamente.
Una vez consigo salir, abrir los ojos y volver a respirar con normalidad, me giro a mirar a Greenee, que está igual que yo.
Totalmente mojada por todas partes y tiritando. Suerte que la ropa que llevamos es oscura y holgada (al menos la mís), porque si no...
Miramos a nuestro alrededor y no se ve nada. Está todo totalmente oscuro.
Hasta que una cegadora luz blanca lo ilumina todo y nos tenemos que tapar los ojos para no volvernos ciegas.
A medida que mis ojos se acostumbran a la fuerte iluminación, voy abriéndolos lentamente. Y ojalá no lo hubiera hecho.
Fuera del cubo de agua en el que nos encontramos hay un montón de gente, apuntándonos con una pistola.
Ay. Por. Dios.
¡Soy demasiado joven para morir! ¡Y no quiero hacerlo a manos de unos tíos con pistola a los que no conozco! ¡Por favor, Dios! ¡Dejaré de robarle trozos de pizza a May cuándo ella no mira ¡Dejaré de mentir diciendo que no tengo dinero sólo porque no quiero dejarlo! ¡Pararé de...!
— ¡Bajad las armas! ¡Ahora!
Esa voz...
— ¡May! ¡MAY!
May aparece entre la multitud, que la obedecen y bajan el arma.
Detrás de May aparece Rowan, las dos con la misma cara de confusión e incredulidad. Aunque la cara de May se convierte en una cara de puro enfado al dirigir la mirada a mí y me entra el miedo. No miedo a ella, claro. Miedo a que parece poder controlar a todas estas personas que tienen una arma cargada en las manos.
— Allison Schreave —aquí viene...—. ¿¡QUÉ SE SUPONE QUE ESTÁIS HACIENDO AQUÍ!?
Estalló la bomba.
— Eh... Yo también me alegro de verte, May.
— Contéstame. Ahora.
— Estoo... Queríamos... ¿verte? —vale, se está cabreando cada vez más—. Es que... Habíais desaparecido y estábamos... ¿preocupadas?
Ella sigue mirándome, súper cabreada.
— ¡Oye, May, no me mires así! ¡Yo no soy la que ha desaparecido sin dejar rastro y ahora la policía la persigue!
Ups.
— ¿Qué has dicho?
— Estoo... Nada. ¿Qué has dicho tú?
— Schreave...
— Vale, vale. La policía ha venido a la biblioteca preguntando por vosotras, nos han preguntado si sabíamos dónde estábais, les hemos dicho que no y se han ido. Fin de la historia. Ahora dime. ¿¡QUÉ CARAJOS ES ESTO Y QUE HACES TÚ AQUÍ!?
Me da igual que estas personas tengan una arma y parezcan respetar un montón a May. Yo soy su mejor amiga y ella es la que ha desaparecido sin avisarme. ¡Tengo derecho a hablarle así!
May me mira durante unos jodidos segundos que me dan mucho miedo. ¿Qué estará pensando? Apuesto a que en cómo matarnos sin dejar rastro.
Mientras ella me sigue mirando, yo dirijo mi mirada a los demás y no puedo evitar fijarme en que todos tienen un tatuaje de un cuervo. Como los de la tienda. Excepto May. Y el cuervo negro del collar (que es igual al de los tatuajes) parece brillar aún más encima del fondo violeta oscuro aquí abajo.
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The Raven
Science FictionAllison Schreave, dieciocho años. Un libro abierto. No oculta secretos. May Raven. Su mejor amiga. Una persona manipuladora e inteligente. Oculta los secretos más oscuros. Creían conocerse perfectamente la una a la otra. Pero, ¿qué sucederá cuándo A...