Capítulo 2

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El camino de vuelta a la cueva estuvo sin precedente o inconveniente alguno. El caballero sólo caminó en silencio con dirección al campamento. Cuando finalmente se acercó al recinto, se aseguró de dar una rápida inspección de sus compañeros y asegurarse estos siguieran dormidos.

Al comprobar que todos dentro seguían sumidos en sus sueños, y SaintGalgomon seguía descansando afuera, no pudo más que sentir un gran alivio de no tener que responder ninguna pregunta de su paradero durante su ausencia. Pero no pudo evitar preguntarse por qué la idea de tener que resolver esas dudas le incomodaba. Asumió que simplemente era parte de él de no querer preocuparlos con un asunto que posiblemente les parecería sin mucha importancia, aunque en el fondo no podía evitar pensar que quizá fuera algo más.

Dukemon decidió no darle más importancia al asunto y decidió mejor irse a dormir recargado en algunos de los muros de la cueva, que debido a cómo funcionaba el día y la noche en el mundo, le era imposible saber qué tan tarde ya era, por lo que prefirió recostarse y dormir cuánto fuera capaz.

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A la mañana siguiente, el Caballero Real se levantó sintiéndose casi renovado por el sueño, un descanso que no había sentido al dormir desde que estaba en el Mundo Real. El caballero se preguntaba si esto se podría deber a la visita con el Señor Demonio. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando, al examinar los alrededores de la cueva, se dio cuenta de que ya no había nadie más.

"¡Diablos!" Maldijo mentalmente mientras se apresuraba a ponerse de pie y salir de la cueva.

Como él había supuesto, ya no había nadie más por ahí cerca. Dukemon golpeó su frente con su mano derecha en frustración: se había quedado dormido, y ahora los demás ya se habían ido a investigar hoy y lo dejaron.

Soltando un suspiro, el caballero decidió resignarse por su error y salir lo antes posible para no perder más tiempo del que ya había desperdiciado, y seguir en la búsqueda de alguna ruta al Mundo Real.

A pesar de que algunos de ellos, como Antyramon, era capaces de ser bastante veloces y recorrer las distancias altas velocidades, trataban de hacer sus búsquedas más minuciosas y de revisitar las áreas ya exploradoras al menos un par de veces antes de partir a la próxima, por lo que Dukemon sospechaba que debían de seguir aún en el desierto, pues ayer apenas el primer día que llevaban tras haber llegado.

Tan sumido en sus pensamientos de preocupación se hallaba el Caballero Real mientras recorría el basto desierto, que no se dio cuenta que había chocado una meseta, o eso creía él.

—¡Maldita sea!

—Vaya, hasta que el Bello Durmiente despertó de su sueño de belleza —se burló la "meseta".

Extrañado, Dukemon alzó la mirada para observar que la supuesta elevación del terreno no era una meseta, sino SaintGalgomon.

—Sí, y no gracias a ustedes chicos —protestó el caballero con leve tono de enojo en su voz, cruzándose de brazos y dándole una mirada igual a su amigo.

—Supusimos que estábamos muy cansado, dado que sueles ser el primero en levantarse junto a Sakuyamon —replicó el Digimon máquina, aunque esto no hizo que el Caballero Real dejara de parecer molesto. Éste se puso pensativo por unos momentos, hasta que finalmente decidió sacar el tema a cuestión.

—Por cierto —dijo SaintGalgomon —, ¿a qué saliste ayer en la noche?

Escuchar la pregunta agarró desprevenido al caballero, el cual no pensó que alguien hubiera notado su ausencia.

El Caballero y el Demonio (Dukemon x Beelzebumon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora