Capítulo 3

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Dukemon marchó con destino al sitio de reunión en que la noche previa había estado junto a Beelzebumon. Pero durante todo el camino, no pudo evitar escuchar los ecos que hacían aquellas palabras de SaintGalgomon en su cabeza.

"Asesino".

"Monstruo".

¿Realmente Beelzebumon seguiría siendo ese ser desalmado con sed por matar? ¿No podría haberse reformado de forma sincera y volver a ser como cuando era un Impmon? ¿Acaso sólo porque su evolución Definitiva era la de un Señor Demonio significaba que tendría que ser malvado por naturaleza?

El caballero sacudió la cabeza para tratar de librarse de aquellos pensamientos. No había punto en atormentar su mente con ellos: él ya había decidido confiar en Beelzebumon, y sería él el que juzgara si realmente era un 'monstruo' como temía SaintGalgomon.

Se quedó tan distraído por sus pensamientos, que el paladín tipo virus ni siquiera se había percatado de ya haber llegado a los pies de la meseta en que había pasado la noche previa junto al otro Digimon.

Retrocediendo un poco para tomar impulso, el Caballero Real se lanzó y de un salto llegó a la cima. Dukemon comenzó a escanear sus alrededores, tratando de divisar a Beelzebumon, mas hasta donde le permitía la vista el resultado era el mismo.

Beelzebumon no estaba en ningún lugar.

"Por supuesto. ¿Por qué siquiera pensé que regresaría cuando había estado evitándonos por tanto tiempo?" maldijo mentalmente el caballero decepcionado. Pero mientras se estaba dando la vuelta con la intención de partir del lugar, su olfato detectó algo que sin duda era un olor que reconocía a la perfección.

"¿Pan?" se cuestionó el paladín mientras olfateaba tratando de hallar el origen de esa esencia. Puede que ya no fuera un Guilmon, pero su amor por el pan seguía siendo el mismo que el de su etapa de Niño.

Cuando finalmente halló la dirección de la que el aroma provenía, se percató que era a los pies de la meseta, en el extremo opuesto del que él había llegado. Dukemon no pudo mas que preguntarse quién o qué estaría pudiendo dejar ese aroma a esas altas horas de la noche, en la que casi todos los seres digitales se encontraban ya dormidos.

Caminando con un poco de cautela, se dirigió hacia la fuente del olor, asomándose por el borde de la meseta para ver a un ente sentado, mientras éste degustaba lo que era el origen del sabor.

—¿Beelzebumon? —preguntó Dukemon extrañado ante la presencia del otro Digimon.

La pregunta parecía haber tomado por sorpresa al Digimon de la gula, que éste se enderezó velozmente, desenfundando sus escopetas y apuntando hacia arriba de la meseta, aterrando al caballero carmesí, hasta que vio que el que pronunció su nombre había sido él.

—¿Tú otra vez? ¡Por poco y te vuelo los sesos con mis Berenjena! —no pudo evitar el dejar escapar una risa burlona mientras volvía a guardar su par de escopetas, o 'Berenjena' como él se refería a ellas, mientras volvía a tomar asiento en el suelo.

Dukemon aún estaba recuperándose de la impresión de aquella escena, hasta que volvió a escuchar la voz de su amigo.

—¿Qué no planeas bajar de ahí? —reclamó el Señor Demonio alzando la mirada hacia la cima de la elevación— ¡Vamos, ya perdiste el suficiente tiempo viniendo aquí, al menos que no se desperdicie a lo estúpido!

El Caballero Real, ya habiéndose recuperado del susto, asentó con la cabeza y bajó hacia los pies de la meseta, donde Beelzebumon le ofreció asiento a lado suyo. Al voltear la mirada con dirección hacia él, se dio cuenta de que Beelzebumon tenía una canasta con lo que parecían ser las hogazas de pan que había captado su olfato anteriormente.

El Caballero y el Demonio (Dukemon x Beelzebumon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora