VI: Eyes On Fire

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Margot

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Margot

Comenzó a sonar una canción en el local. Una que solo ayudó a tensar el ambiente aún más.

I'll seek you out,
Flay you alive
One more word and you wont survive
And I'm not scared of your stolen power
See right through you any hour

En el rostro de Jake se perfiló una sonrisa que me heló la sangre.

-Pero si se delata ella solita -comentó antes de dar media vuelta-. Qué idiota y de agradecer por su parte.

-¿Cómo puede estar despierta? -Creí oír que decía Violet.

Sin embargo, nadie contestó. Todos los demás estaban demasiado concentrados en atravesar con su mirada a Jake. Parecía que se estaban retando a ver quién era el que daba el primer paso. Como si no les gustase la idea de tener que pelear entre ellos.

Tan pronto como comenzó a aproximarse, mis músculos se paralizaron por el miedo.

-¡Para! ¡No des un puto paso más, Jake! -Bramó entonces Dominic.

-Ya veremos -masculló éste, haciendo caso omiso.

Continuó andando. Cada vez más cerca de mí y más seguro de sí mismo. Se relamió los labios, expectante.

-¡No lo pienses ni siquiera!

En medio de aquel trance en el que, sin explicación alguna, me había sumido, pude distinguir la ira en la voz de Dominic. Sus puños prietos y temblorosos, listos para golpear lo que hiciera falta. Sus ojos en llamas por la rabia más pura.

-Demasiado tarde, hermanito -se mofó el otro y al de un segundo, me vi apresada por él, con uno de sus brazos rodeándome la cintura y el otro agarrándome del cuello.

¿Como narices había podido moverse tan rápido? Pareció una sombra. Ni siquiera fui capaz de verlo.

-Cuidado, Dom -lo advirtió entonces. Su aliento rebotó en mi oreja, produciéndome escalofríos-. No te muevas si no quieres que la mate.

Dominic se detuvo de golpe. Por un segundo, nuestras miradas se encontraron, pero apartó la suya para volver a clavarla en su ¿hermano?

-Jacob, sabes que no tenemos por qué llegar a las manos -intermedió Harold-. Solo entréganosla y nos olvidaremos de todo.

-El pequeño Harry, siembre tan patéticamente pacífico -se burló-. ¿No crees que no estás en la mejor postura para amenazarme?

Quiso que sus palabras causaran un mayor impacto y, sin saber cómo, me encontré suspendida en el aire, con su mano agarrándome del cuello y apretando más por cada segundo que pasaba.

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