-Capítulo 7- Se ahogó con las palabras que nunca dijo.

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Amando a través de miradas.
                        Capítulo7.




      Caminé hasta llegar a un paso de cebra. Me encontré a una niña agarrada de la mano de su padre. Por simples recuerdos sonreí. El muñequito se puso en verde, y comenzé a cruzar mientras no apartaba la vista de aquella escena. La niña llevaba dos coletas, cosa que hacía recordarme a mi misma, cuando
apenas tenía 5, 6 años. Ella saltaba evitando pisar la línea blanca, cosa que parecía para ella toda una aventura. Echaba de menos a mi padre, y aunque tuve varias peleas con él, o mejor dicho, el conmigo... Es parte de mi familia, y le quiero.
Llegé hasta la otra acera, y caminé impaciente por llegar al polideportivo. Cuando llegé pude ver de lejos a mi hermano pequeño, con el chandal negro, sentado sobre un banco mientras movía las piernas ya que colgaban, nisiquiera rozaban el suelo. Y el las miraba aburrido. 

-Josh.-Dije para llamar su atención.
El levantó la cabeza, encuanto me vió, sonrió.
Pero mediante se iba acercando su sonrisa se iba borrando más y más...
-Joe Alison, que he estado esperando 20 minutos.-Dijo enfadado.
-Perdón, esque la profesora se enrolla mucho.-Dije.
-Pues cuando la veas le das una patada de mi parte.-Dijo cruzandose de brazos.
Sí, una respuesta muy infantíl, pero se lo podía permitir, tan solo era un crio.
-Que te parece si le doy dos, una de tu parte y otra de la mia.-Dije mientras recordaba la incómoda escena que había tenido con ella en clase y comenzabamos a andar hasta la parada del autobús.
El se rió.
 Llegamos a la parada, y mi hermano se sentó en un banco, mientras yo esperaba de pie.
Aproveché ese rato para sacar mi móvil y leer los mensajes. Entonces, abrí la cremallera del bolsillo pequeño y saqué de el móvil. Encendí la pantalla, y dibujé la contraseña sobre el patrón de esta. Encendí los datos y esperé pensando que mi WathsApp se llenase de más mensajes que nunca, pero pasaban los minutos y no recivía ninguno. Ni si quiera de mis "amigas" Mis ojos no podían creer lo que veían, y por cada minuto que pasaba se me rompía más y má el alma. Tantas promesas de voy a escribir todos los dias, te voy a echar de menos, no te voy a olvidar.... Bla bla bla... Mentira, todo mentira.
Y en ese momento di por confirmado, que este día había sido un desastre.
Llegó el autobus, y este abrió sus puertas, mi hermano se levantó de aquel banco y entró conmigo. Mientras yo pagaba el decidió bucar un buen sitio para sentarse.Y después fui yo en su busca.
Cuando lo encontré, él estaba mirando por la ventanilla, y yo me senté a su lado.
-Josh, ¿no me vas a contar que tal tu primer dia?.-Pregunté interesada.
El se giró con la sonrisa puesta en la cara.
-¡Sii!, Cuando llegé me presentaron, y luego me dieron para elegir donde sentarme, y uno de los chicos estaba enpanado.-Dijo intentando imitar su cara.-Y
dije que me quería sentar con él porque me hacía gracia.
Yo solté una carcajada.
Nose que tienen los niños, pero hay momentos en los que son los únicos capazes de hacerte reir.
-¿Y tú? ¿Qué tal?.-Dijo acomodandose en el asiento.
-Bien, sin mas.-Dije.
Él me puso mala cara.
-¿Te a pasado algo?.-Dijo preocupado.
Yo negé con la cabeza.
-He llegado y me han enseñado un poco el insti, y luego me he metido en clase.
He conocido a un chico, bueno dos.
-¿Ah si?.-Dijo levantando las cejas.
-Sí.-Dije mientras me reia de la cara que ponía.
-Son muy majos todos.-Dije segura mientras asentia con la cabeza.
El autobús se frenó en seco, y abrió las puertas.
-Ali, ¿no nos tendríamos que bajar aqui?.-Preguntó.
-¡Dios es verdad!.-Dije agarrando a mi hermano del brazo y saliendo con el por la puerta, como una completa loca. Justamente cuando salimos esta se cerró.
-Puf... Por los pelos.-Dije apoyando mis manos sobe mis rodillas.
Mientrastanto oía una risa por detrás y me giré.
Era mi hermano riendose como loco.
-¡Hay...! ¡Hay...! Te tenías que haberte visto la cara.-Dijo riendo.-Hay dios.-Dijo imitandome entre risas.
Yo me rei.
-Venga, no te rias tanto de mi y mueve ese culo.-Dije.
-Vale, vale.-Decia mientras echaba las ultimas carcajadas y se ponía la mano sobre la tripa, ya que le dolía de tanto reirse.
Seguimos andando, no hablamos por el camino hasta llegar a casa. Cuando llegamos hasta el portal mi hermanoiba andando por el bordillo de la acera intentando no caerse.
Subimos a casa y deje mi mochila en el suelo, y me encerré en mi cuarto.
Miré por ultima vez mi móvil, ni un miserable mensaje. Me quité con los pies los zapatos y me tiré sobre la cama. Lanzé mi móvil hasta el otro extremo de mi colchón.
"Voy a acamar como empezé, sola" Pensé. Quisiera saltarme la escuela por un par de semanas, apagar el móvil y no usar el ordenador.
Quiero ver si alguien hace un intento por buscarme, si alguien se preocupa por saber donde estoy, si alguien se da cuenta, de que me he ido. 

    "Doy hasco joder... Estoy gorda soy fea y encima estoy sola" Si, me sentia sola. Nunca había tenido muchas amigas, nunca había dado por echo que tenía planes con mis amigas para el resto de los findes de mi vida. Siempre quise tener a alguien con quien hablar, me hubiese gustado tener una hermana de mi edad, o algo mayor, porque solo ella podría entender mi situación, mi madre no estaba nunca en casa, siempre estaba trabajando. Mi hermano era demasiado pequeño y con mi padre nunca había tenido tanta confianza como para contarle esto. Siempre me a faltado esa mejor amiga que tienen la mayoría de las chicas, esa clase de amiga que se entera la primera de lo que te pasa. Esa amiga con la que puedes confiar, esa amiga... con la que puedes pensar en voz alta. 

    "Inútil, soy una simple inútil" "Mis padres me odian y mis amigas se olvidan de mi." " Marginada de..." Pensé sin terminara frase, la hubiese terminado si no hubiese sido interrumpida por un grito que salió de mi, un grito de dolor, de soledad, de sentirme inservible, y lo hubiese escuchado todo el mundo, pero no fue a si gracias al conjin sobre el que estaba apoyada, gritaba, pero aque grito no llegaba mas allá de aquellas cuatro paredes. Se dice que todas las personas somos una pieza, la perfecta, y que si una pieza de pierde, no se podría terminar el puzle, y este estaría roto. Pues yo sentía que mi "pieza" Debía de estar rota o defectuosa, porque mas que faltar, sentía que sobraba en este mundo.
Me levanté de la cama apresurada, pero paré en seco para mirarme al espejo que había detrás de mi puerta.
Me acerqué lentamente a el. Cuando estaba enfrente de este me dió un retorcijón del hambre que tenía, no habia cenado la noche anterior, ni había desayunado esta misma mañana.Ni pensaba comer ahora. 

    Me veía gorda, y no era la primera vez. Yo tomaba el camino fácil, meterme los dedos hasta la garganta para vomitar, y aunque parezca mentira, cuando lo hacía me sentia aliviada, incluso mas guapa. Y en ese momento pensé que quería hacerlo,que no era tan malo, al fin y alcavo, no dejaba marca. No era como cortarse, no dejaba cicatriz ni nada, sí, hay otras maneras, como simplemente llorando, pero ami llorar me parecía poco, y ya estaba cansada de hacerlo. No deja marca en las muñecas pero si te deja marca a ti, pero eso no lo pensé en ese momento. Sinceramente yo hace tiempo que deje de creer en ese dicho de que el tiempo lo cura todo. Porque mis heridas aun seguian abiertas, aunque no fuesen provocadas por unas cuchillas. 

   Salí de mi cuarto corriendo hacia el baño y cerré el pestillo. Me senté de rodillas frente al bater. Una parte de mi que supongo que era una mezcla de orgullo y cofianza, decía que lo hiziese, confiaba que después de hacerlo me sentiría mejor, y que todo esto pasaría. Y otra decía que confiase más en mi misma y no tanto en mi reflejo, que tenía que seguir, que tenía que luchar, qur tansolo era una maldita piedra en mi camino. 

    Pero el orgullo me ganó, y la agonía se apoderó de mi. Así que lo hize. Cuando terminé me sentí aún peor, me sentí victima de todo esto, y sentía impotencia por no poder hacer nada, por sentirme como con las manos atadas. Recordando como era antes mi vida. Y diciendome, ¿y si me muero? ¿lo bueno? Pararía de sufrir claro esta, ¿lo malo?  Si pregutaban ¿ Y por qué murió? No sería yo, sinó otra persona la que diría: Se ahogó con las palabras que nunca dijo.

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