El vestido

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A la mañana siguiente, me desperté a la misma hora de siempre con una extraña sensación en el cuerpo.

Dirigí mi mirada a la mesita y pude ver un sobre perfectamente cerrado que ponía "Para la bella durmiente".
Comprobé el sello que lo cerraba, era otra carta de Jim, deduje que por la noticia de mi boda con Holmes.
Tomé un abrecartas y la abrí.

"Hola preciosa:
Primero debo felicitarte por haber sido tu cumpleaños, a pesar de ser un año mayor sigues siendo tan hermosa como el primer día en el que te conocí. Segundo y lo peor de todo, ¡¿Cómo puede ser que te vayas a casar con ese idiota de Holmes?! Al principio quise tomármelo como una farsa entre vosotros pero ya veo que iba muy enserio. Jamás creí que ese estúpido acabaría enamorándose de la mujer a la que amo, aunque no le culpo por ello puesto que eres una auténtica delicia para a vista. Como ya sabrás, no voy a permitir que esa boda se realice a menos que yo sea el que te espere ante el altar. Estoy muy enfadado contigo princesa y ya sabes quién pagará con las consecuencias de todo esto. Nos veremos el día de la boda.

Postdata: Sé de muy buena tinta que estarás preciosa ese día.

Con mis mejores deseos.

Jim Moriarty"

Me arreglé y me vestí mientras las lágrimas caían por mi rostro debido a los nervios.

Bajé corriendo las escaleras mientras las lágrimas invadían mis ojos.
Sherlock estaba fumando su pipa mientras leía el periódico sentado en su butaca, pero al verme se levantó con cara de estar algo asustado.
-¿Qué pasa pequeña?- dijo tomando mis brazos con cuidado -¿Qué te ocurre?-
-Es él- dije sollozando -me ha vuelto a escribir-
-Déjame verla- dijo extendiendo su mano.

Con la mano temblorosa y muerta de miento, puse el sobre en su mano.

El detective sacó la carta, la desdobló y comenzó a leerla.
Una sonrisa ladeada apareció en su rostro al terminar de leer el papel que depositó de nuevo dentro del sobre.
Se acercó a mi y secó mis lágrimas con suavidad.
-Tranquila- dijo con seguridad -conmigo no te sucederá nada malo-
-Pero a ti si Sherlock- sollocé -no quiero que te haga daño por mi culpa-
-Tengo todo planeado- dijo acariciando mi cabello -Lestrade está informado de que Jim podría aparecer-
-¿Y si algo sale mal?- dije -¿Y si se escabulle?-
-Le atraparemos igualmente- dijo él con una suave sonrisa -tu ahora solo piensa en encontrar el vestido adecuado-

No pude evitarlo y me lancé sobre su pecho para abrazarle.

Sus brazos rodearon mi espalda y me apretaron con suavidad contra su cuerpo mientras un delicado beso se posaba en mi cráneo.
Estar en los brazos de aquel hombre me hacía sentirme totalmente a salvo de las atrocidades que veíamos día a día en los casos, pero aún más del psicópata que me acosaba.

Desayunamos tranquilamente, como siempre solíamos hacer y cuando Mary llegó ambas nos fuimos de compras.
Ella estaba mucho más emocionada que yo aquel día, ya que ella no tenía ni idea delo que pasaba.
Cuando llegamos a la tienda, enseguida vinieron a atendernos.

No quería gastar mucho dinero, por lo que pedí que me enseñasen los más baratos que tuviesen.
Tanto yo como Mary nos decantamos por un vestido largo con encaje que me sentaba muy bien.
Aquel vestido me hacía sentirme como una auténtica novia, pero no era el vestido de mis sueños.
Era lógico que para una falsa boda no iba a buscar ese vestido en concreto.

Las calles de Londres estaban abarrotadas de gente y caminar se nos hacía dificultoso.
Compramos unos dulces en un puesto ambulante y fuimos al parque de Kensington para sentarnos.
-¿Estás nerviosa?- dijo Mary con una sonrisa.
-Bastante- dije -si te digo la verdad siempre quise que esto pasase-
-¿De verdad?- dijo ella sorprendida.
-Si- dije con una sonrisa -siempre he sido una gran fan de Sherlock y cuando me propuso ser su pareja fue como... Dios... apenas puedo decir como me sentía en aquel momento y ahora nos vamos a casar-
-La verdad- dijo Mary -siempre supe que acabarías juntos. Desde el primer momento en el que os vi juntos fue como si fueseis la pareja perfecta. Todas esas coincidencias de gustos que tenéis, esas aficiones vuestras, esas miradas de complicidad... Conozco a Sherlock y sé que has tocado muy hondo en su corazón. Sé que muchas personas creen que el es frío, en parte es así, pero cuando entras en su vida ves que es totalmente distinto a las historias que cuentan por ahí-
-Tienes razón- dije con una suave sonrisa.
-Tengo que irme- dijo ella -te acompañaré a casa-

Pusimos rumbo a Baker street a través de las agitadas calles de Londres y una vez allí nos despedimos.

Subí las escaleras del apartamento con rapidez y fui a cambiarme a la habitación para ponerme pantalones y camisa.
Al bajar al salón, Sherlock estaba preparando unas jeringuillas.
-Espero que me hayas dejado una a mí- dije con una sonrisa.
-Ah ya has vuelto- dijo con una suave sonrisa -¿Qué tal todo?-
-Muy bien- dije con una suave sonrisa para agarrar una -hemos podido hacerlo rápido y tendrán el vestido justo a tiempo-
-Me alegro- dijo poniéndome la goma alrededor del brazo tras inyectarse su dosis.
-Sherlock- dije poniéndome la mía -cuando me vaya... ¿Me extrañarás?-
-Tal vez- dijo él para tomarse un vaso de Whiskey -eso no se puede saber-
-Ya...- dije con algo de tristeza -ha sido un placer vivir con usted señor Holmes-
-Lo mismo digo señorita (T/Apellido)______- dijo con una sonrisa.

Avancé para estrechar su mano pero mi pie se enganchó en a alfombra haciendo que perdiera el equilibrio.

Mi cuerpo impactó con el del detective haciendo que ambos terminásemos en el suelo.
Nuestros rostros estaban muy cerca y mi pelo caía sobre el lado izquierdo del detective.
Su pulso estaba acelerado y sus pupilas dilatadas con una suave sonrisa en su rostro.
Tomó mis mejillas y me besó con mucha suavidad haciendo que desease que aquel momento nunca llegase a terminar.

Cuidado con lo que sientes (Sherlock Holmes y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora