"Suéter."

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Había regresado a Estados Unidos casi enseguida de su graduación, su familia quería verlo pero él se sentía un tonto por apresurarse como si en realidad de un chiquillo necesitado de afecto, se tratase.

Más en realidad, en ese momento, otro chiquillo debía estar necesitándolo y él lo había abandonado.

Todavía recuerda el sorpresivo abrazo de Atsushi cuando lo despidió en el aeropuerto y él en cambio sólo le había prometido que se verían a su regreso.

Eso, y le recordó que no comiera muchos caramelos.

Debió decirle de nuevo que lo quería, tal vez Atsushi ahora si le correspondía. Aunque el más alto en sí, nunca lo había rechazado, sólo le había dado uno de sus maibous dorados.

Se levanto veloz de su cama atrayendo de paso su maleta hacia él, saco sin importar el desorden que causaba, tomó la caja colorida que el pelivioleta le había entregado para abrirla sin chistar.

El suéter de jirafa, el favorito de Murasakibara, eso fue lo que encontró. También un maibou pero, no cualquiera sino el que le habían entregado ese día y que interpreto como un rotundo come y quédate callado, por parte del pelivioleta.

Si los dos primeros presentes lo habían dejado desconcertado lo siguiente fue como recibir un par de bofetadas.

Encontró una carta entre los dobleces del suéter, era pequeña y concisa. Le decía en su cara que había cometido la tontería mas grande desde que se enfrento a su hermano en ese partido.

Muro-chin:

Espero tengas un buen viaje, y que regreses como has dicho. Tú nunca me has mentido, así que lo creo.

No entiendo muy bien de relaciones, primero me has dicho que me querías y luego te marchas, pero bueno.

Aka-chin dijo que como pareja debo esperar tu regreso y aunque me molesta esperar, lo haré.

Aún así, te voy a echar de menos. Te he cambiado mi suéter por el tuyo, así podremos imaginar que nos abrazamos, también te dejo un maibou como el que te di cuando te acepte de novio.

Argh, Muro-chin... Vuelve pronto.

Himuro se coloco el suéter veloz, aunque el aire acondicionado lo tenía para refrescarse ahora el frío intenso le embargaban el interior.

Que idiota, era obvio que Murasakibara ante una confesión de tal magnitud, no diría palabra alguna sino que respondería con un gesto tan inocente como invitarle de su dulce edición especial para aceptar de igual forma su amor.

Peor aún, había sido tan dulce con el intercambio de prendas, ¡merecía que Akashi se lo robara!

Tomo su teléfono veloz, a pesar de la hora marco.

-¿Tatsuya? Creo que te has confundido de número. - hablo el capitán de Rakuzan. -Pero dime, ¿pasa algo?

-Lamento la hora. - pareció meditar su actitud. -Regresare esta semana a Japón.

-Entonces te confundiste. - era obvio que el pelirrojo ya sabía la no tan nueva información descubierta, aún así, Himuro fingió demencia.

-Solo quería que sepas que pronto regresaré a cuidar a Atsushi.

-Me alegro y más te vale que así lo hagas. - sonrió el pelirrojo con gracia. Al parecer siempre sería alguien de temer pero, si así cuidaban a sus amigos, por él bien.

"Casillero 9-12."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora