"Ansiolíticos para dos."

517 80 3
                                    

Cualquiera que lo veía deambular en los pasillos de aquel lugar lo daba cómo otro más de los pacientes y Atsushi no los culpaba.

Su expresión aburrida así cómo su andar encorvado a pesar de su enorme tamaño, sólo lo hacía mezclarse con los residentes del psiquiátrico.

Aún con todo lo anterior, la verdad era que Atsushi iba sin falta al hospital no por algún tratamiento clínico, sino más bien cómo visitante de uno de los que ahí lo recibían.

-Hola Atsu-chan. - le saludó uno de los enfermeros del lugar. -Tatsu-chan despertó de buen ánimo, se alegrará al verte.

Murasakibara asintió sin expresión aunque internamente estuviera celebrando la noticia.

-¿Mido-chin dijo algo nuevo? - vio al azabache bajar el rostro desanimado y a él sólo le quedó imitarlo.

-Lo siento Atsu-chan pero no pierdas el ánimo, verás que pronto podrás llevarte a Tatsu a casa.

Por inercia, el más alto llevó su mano hacia el bolsillo de su pantalón para sacar un dulce que le calmara pero, al recordar que se los habían quitado en la entrada bufó de mala gana.

Se dirigió por fin a la enorme sala que sólo tenía a algunos pacientes con sus respectivas visitas, los demás sólo estaban ahí, sentados conviviendo entre sí o mirando sin más a la nada.

-Atsushi. - la voz del pelinegro lo sacó de sus pensamientos pesimistas pero a la vez le aceleró el corazón cual droga que, era para él. -Me alegra que volvieras.

-Siempre Muro-chin. - el pelinegro se sentó a su lado acariciando su mano con la propia.

-No quería decir todas esas cosas. - le sonrió avergonzado. -T-tú sabes lo que siento en realidad.

Lo vio agitarse y él sólo asintió para calmarle, además lo sabía. Himuro le quería, aunque tristemente se lo dijo cuando ya estaba encerrado en ese sitio.

-Sabes que si quisieras, podrías salir de aquí Muro-chin. - el pelinegro se agitó ansioso. -Yo no te dejaría.

-N-o sé si pueda lidiar con esto fuera, así cómo lo hago aquí. - se apego al menor para descansar sobre su brazo. -Tal vez lo mejor sería que te resignes.

-Tal vez mejor te aplasto. - el pelinegro comenzó a reír ante esa respuesta. -Te encerraste sin pedirme ayuda, yo confiaba en ti Muro-chin pero tú no lo hiciste conmigo.

-Atsushi, no. - comenzó a negar nervioso tratando de hacer que el más alto lo viera a los ojos. -Yo no.

-Tú no querías estar conmigo. - le recriminó con el ceño fruncido. -Creíste que era muy tonto cómo para entender lo que te pasa.

-¡Claro que no! - le gritó, llamando la atención de algunos enfermeros, les sonrió volviéndo a sentarse para que lo vieran calmo. -No quería que te preocuparas por mi, no era tú problema lidiar con mi ansiedad y temores que ni yo entiendo.

Lo escucho gruñir haciendo que se encogiera en su sitio, sabía que Murasakibara estaba molesto.

-Cada vez que me marcho me preocupo por ti, no hay ningún dulce que me calme. - el más alto, lo confrontó. -Tú me has vuelto ansioso Muro-chin, así que ya puedo ayudarte a entender si quieres.

Himuro le miró sorprendido ante tal declaración para luego, sentir cómo todo comenzaba a bullir en su interior.

Entonces, le tomó el rostro, haciendo que Murasakibara abriera los ojos ante el frío tacto de las manos del pelinegro pues, estaban húmedas por el nervio.

Se mantuvieron así, con las miradas unidas por un momento, casi cómo ocurrió en su primer año en Yosen dónde Himuro ansioso por ganar, le hizo jugar en serio.

Sin esperar más tiempo y al notar que los familiares de otros pacientes comenzaban a mirarlo con sospecha, el paciente se prendió a sus labios con desespero.

.

.

Habían pasado unas horas ya de aquel beso y Murasakibara aún no podía creerlo.

Lidiaba con los sentimientos dentro suyo de la única manera que conocía, arrancando pedazos de paletas y maibous.

De pronto su teléfono anunció una llamada entrante y fastidiado estiró su enorme brazo para alcanzar el dispositivo para responder.

-Murasakibara. - la voz de su antiguo compañero se dejó escuchar.

-¿Mido-chin? - pregunto aunque ya lo había reconocido. -¿Le paso algo a Muro-chin?

-Tienes que venir por él. - la risita del enfermero que siempre lo atendía se escucho de fondo. -Himuro pidió su salida del hospital, ahora es tu responsabilidad.

El enorme enamorado por primera vez sintió que podía ser alguien normal ya que, tendría su medicación contra la ansiedad a su alcance.

.

.

.

Bueno, esta historia fue escrita para el MuraHimu Day pero, ocurrieron bastantes eventos desafortunados en mi familia que ya sinceramente, me quede sin ánimo de publicarla.

Ahora pues, mientras voy dejando mi hiatus no planeado, el cumpleaños de Atsushi me dio la oportunidad de ahora sí compartirla con ustedes.

¡Espero les gustara! ¡HBD Mukkun! ❤

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 10, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"Casillero 9-12."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora