La mejor parte del menú

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HyoSeo

Cuando entramos a la sala estaba completamente vacía, ni la gente que sirve la comida estaba atendiendo, todo sentido se agudizo al escuchar como Hyoyeon bloqueaba la puerta con una silla debajo del cerrojo.

Me tomo por sorpresa al sujetarme fuertemente de mi cintura para voltearme, por instinto rodee su cuello mientras le sonreía cómplice a su travesura, mi espalda no tardo en sentir aquel material tan frío llamado mesa, estaba por consecuencia vacía dejándome abarcarla completamente, sentía como su nariz recorría mi cuello inhalando mi aroma, yo disfrutaba mientras de sus cosquillas deliciosas.

-Oh~......Seohyun~.......te quiero, te deseo.-Dejo aquello mirándome con una sonrisa linda, pase tiernamente mis dedos por sus cabellos rubios.

-No tenemos mucho tiempo.-La acerque, sin protestar se dejó llevar hasta mis labios, besándonos en instantes con fervor y pasión

Mis piernas se sujetaban a su cintura, mientras su manos luchaban con sacarme la sudadera de encima, gracias a todo me había puesto un nuevo conjunto de lencería que al tener mi sostén ante sus ojos solo se dignó a tocar por encima, después recordé que nos observaban y mis cachetes subieron un poco de tono, lo que según ella me hizo verme extremadamente linda, besando uno de ellos antes de morder el lóbulo de mi oído, el aire caliente que salía de su respiración me erizaba la piel.

-¿Qué pasa si muerdo aquí?-Reí coqueta mientras ella protesta.

-Seo......no.-El cuello era un lugar muy visible pero me encantaba lo blanco y apetitoso que se veía solo el de ella.-Ahg...

Era un sonido de dolor tan tierno que quite un poco de presión, sabía que no se quedaría así, tomo el punto a favor de estar arriba para escabullir su mano por dentro de mi pantalón cómodo, llegando hasta mi ropa interior que igual paso sin problema, acariciaba solo el clítoris, solté una mordida sobre su piel de dolor combinado con excitación, al distanciarme me di cuenta de haberla empapado con mis fluidos salivales, y ahora con otros que salían rápido incluso caliente conforme aceleraba el proceso de roce sobre esa zona.

Cuando estamos solasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora