26.- Fiestas Patrias.

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(La mayoría de las cosas que se narran acá, ocurrieron de verdad 🌚)

Narra Damián. 

Eran apenas las diez de la mañana cuando una escandalosa melodía me despertó. No era otra canción de DJ Snake, muy al contrario, era una cueca.

-¡Noo~! -Me abracé al Fefe, quien era mi fiel compañero felpudito y acuático, mientras intentaba volver a dormir. Un grito un tanto sureño, y muy asqueroso para mi gusto, me volvió a despertar.

Pasito a pasito! -Resignado, me senté en la orilla de mi cama y comencé a despertar poco a poco. Cuando esa cueca finalizó, al instante comenzó a sonar una de mis favoritas, "La consentida".

Salí de mi pieza y bajé las escaleras (jajÁ), lo primero que logré ver fue a un Kris sentado en el sillón, abrazándose las rodillas mientras veía atentamente a las dos Anas, quienes bailaban animadamente una cueca en la mitad del living. Gemma les veía desde la cocina, mientras se preparaba un milo.

-Estas weonas.- Murmuré, mientras me rascaba la cabeza.- ¿Qué día es?

-¡18 de Septiembre!- Me gritó Gemma desde la cocina.- ¡18 días sin fap!

-Mmm...-Sonreí, mientras apoyaba mi espalda en la pared, las chiquillas estaban en pleno escobillado.- ¿Vamos a salir hoy?

-Mmm...-Repitió mi gesto Kris, mientras ponía la misma cara que la luna psicópata de whatsapp.- Si po. ¿A las ramadas?

-Si pues. -Caminé a la cocina, justo de donde Gemma iba saliendo con una taza de leche en la mano.- ¡Sus buenos terremotos! ¿O no?

No hubo respuesta más que unas risas, por lo que caminé al refrigerador, con la esperanza de que hubiera algo pasa desayunar. Tomé una botella de néctar de durazno y ni me di el trabajo de tomar un vaso para el jugo, destapé la botella y tomé de esta misma.

-¡No hagai eso! -Me quité la botella de la boca mientras tragaba lo último que me quedaba en esta. Al girarme, me encontré con una Aguilera mirándome de una forma muy divina e indignada.- Para eso tenemos vasos.

Le saqué la lengua, mientras me giraba y le ponía la tapa al jugo, guardándolo en el refrigerador. Sentí como sus brazos se deslizaban por mi espalda, abrazándome al final. Le solté los brazos, mientras me giraba y la abrazaba, apegandola a mi.

-Te poni coqueta weona.- Justo cuando nos miramos fijamente, se escuchó una taza caer violentamente sobre la mesa de la cocina. Nos separamos al toque, vimos a una Cabrera, mirándonos a ambos con una sonrisa en los labios.

-¿Y ustedes, weon? -Sin parar de sonreír, se cruzó de brazos.

-Uh, ya llegó esta weona, oh.- Aguilera se dio media vuelta y salió de la cocina, literalmente, "lavándose las manos".

-¿Qué? -Caminé hasta el living, ignorando a Cabrera, quien solo me vio con esas típicas "booty face".

Almorzamos a eso de las dos de la tarde, luego de eso, cada uno se encargó de ''acicalarse'' para salir luego. Yo me pegué una de mis duchas fugaces y me vestí de forma apresurada, sin saber por que me apresuraba tanto. Usé una playera rayada blanca y negra con unos jeans ajustados color negro, y mis infaltables y apañadoras zapatillas de caña alta.  

A eso de las tres de la tarde, íbamos saliendo de la casa, cada quien hablando un tema aparte. Yo iba concentrado en el camino y las calles, por que había contactado con el Cat para que se viniera con nosotros, y como el no era na' piola, se iba a traer a un amigo suyo también. ¿Carlos, era su nombre? Bueno, lo único que deseaba ahora, era que el tipo este fuera bueno pa la talla y que no joda la onda nomas. 

¿Y si un día...? (#Elmowen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora