Capitulo IV

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Capitulo IV

Se apuro a ponerle un paño húmedo en la cabeza de su bebé. Hacia apenas un par de horas había estado jugando en su corral, cuando en un abrir y cerrar de ojos su temperatura había subido. Miro como Karin arrugaba su pequeña carita para comenzar a llorar, se sentía tan mal al ver a su bebé en ese estado, trato en vano de consolarla arrullándola. Pero el llanto no cesaba.

―Ya no llores cariño, ponto te sentirás mejor― dijo tratando de que su voz sonara tranquilamente, pero no pudo evitar desaparecer aquel tono preocupado.

Sango había salido a la farmacia a comprar la medicina para calmarle la fiebre, apenas habían pasado un par de minutos, pero a Kagome le parecía que habían pasado horas desde entonces.

Miro a su alrededor sin saber lo que estaba buscando. Observando el tapiz de la habitación como si lo viera por primera vez, el cual se encontraba levantado debido a la humedad del lugar, la calefacción hacía mucho tiempo que había dejado de funcionar y el olor a humedad se impregno en su nariz rápidamente. Dirigió la mirada hacia el corral cuando el llanto de su hija se hizo aún más fuerte. Kagome sintió como nudo comenzó a formarse en su garganta. Para ella tener un techo sobre su cabeza todo ese tiempo había sido una bendición, pero Karin no se merecía aquello.

El timbre sonó y sin pensarlo dos veces se dirigió con su bebé en brazos a abrir la puerta. Sin detenerse a pensar que Sango había llevado sus propias llaves para abrir. La fuerte figura de Sesshoumaru fuera, no le pareció tan aterradora como el llanto de su pequeña.

Aquellos ojos dorados la recorrieron por completo, para detenerse en Karin. La cual no había dejado ni un instante de quejarse, sus mejillas se encontraban mucho más rojas de lo que debía ser lo normal para un bebé.

― ¿Qué le ocurre?― pregunto tratando de sonar lo mas calmado posible.

Kagome dudo en contestarle, no sabía si decir o no lo que ocurría, ya que ¿Qué pensaría si decía que otra vez se había enfermado? ¿Se lo diría al juez, para arrebatársela con mayor facilidad? Si, lo mas seguro es que eso fuera lo que iba a hacer. Pero al oír el llanto de Karin no le importo que pasara después.

―Se volvió a enfermar―contesto por fin meciendo a su hija en los brazos. ―Pero mi amiga ha ido a buscar medicina― se apresuro a añadir.

― ¿Y por que no la has llevado a un hospital?― pregunto con un tono de histeria en su voz.

A Kagome le hubiera gustado correr a un hospital, pero sin trabajo no tenia servicio medico y mucho menos tenia dinero para llevarla a un hospital privado. Sesshoumaru vio la preocupación en lo ojos de Kagome y el mismo se estaba comenzando a preocupar por el estado de la pequeña.

―Sube a mi auto― ordenó con voz autoritaria.

Kagome no se movió, entorno los ojos mirándolo directamente sin saber lo que debía de hacer.

―Sube, debemos llevarla a un hospital― le explico, dirigiéndose al auto deportivo que se encontraba estacionado frente al departamento.

Sin pensarlo de nuevo, Sesshoumaru abrió la puerta del copiloto para que ella entrara y camino con paso apresurado para subir al otro lado. Coloco a Karin en su regazo la cual tenía su frente arrugaba en acto de que no se encontraba bien.

Sin importarle haber pasado varias calles con el semáforo en rojo, Sesshoumaru manejo lo más rápido que pudo hacia el hospital más cercano. Detuvo el auto y corrió para ayudarla a bajar para que salir con la bebé en brazos. Pero Kagome no espero, sin aceptar la mano que él le ofrecía paso de largo para correr hacia la entrada.

Habían pasado un par de horas desde que habían llevado a Karin al hospital, aunque para Kagome le habían parecido que llevaba una eternidad esperando en una pequeña sala alguna noticia del estado en la que se encontraba su bebé. Solo podía pensar en su pequeña. A pesar del esfuerzo que había hecho para cuidarla, no había podido evitar que volviera a enfermar.

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