Anahi:
Dentro del ascensor del hotel los dos no decíamos ni una sola palabra, pero estaba abrazada a él, y con sus dedos acariciaba mi brazo hasta mis hombros, haciéndome estremecer por cada tacto que lograba pasar por mi piel. Una vez que se abrieron las puertas del ascensor me desprendí de él, no porque quería, sino porque sabía que algo dentro de mí quería encenderse, el, placer, la pasión, y es algo que no podemos controlar.
Abrí la puerta de la habitación, dejando pasar a Vladimir, el cerró la puerta con su cuerpo, descansado su espalda en ella, a pesar que las luces estaban apagadas, podía ver perfectamente su silueta, me quedó mirando con sus ojos brillosos, que notaban que estaban hambrientos, al igual que sentía los míos, me mordí mi labio superior, llevando mis manos a mi cabello, mientras que miraba hacia otro lado.
- ¿Quie... quieres tomar algo? - le pregunté para llamar su atención, caminando al pequeño bar que estaba a los lados
- No, quiero otra cosa - me respondió
Volví a mirarlo, pero ya lo tenía en frente de mí, perdiéndome completamente en sus ojos, sus manos comenzaban acariciar mi rostro, repasando sus dedos en mis labios
No podía más. De dos impetuosos tirones, le rasgué la camisa de arriba abajo y se la quité con un arrebato más que desmesurado, el me ayudó, sacando los brazos. Sus manos regresaron a mi espalda baja y yo empecé a acariciarle el torso con efusividad. Llevé mi boca y mi lengua por su cuello y las baje para que jugasen con las formas de sus impresionantes músculos. Mi mano descendió, palpando bien sus abdominales, hasta que llegó al cierre de su pantalón y, cuando lo abrí, la deslice al interior del mismo. Comprobé que él ya estaba tan encendido como yo. Un gemido sordo salió por su boca y arrastré después las dos manos por detrás para quitárselos.
Mis caricias parecieron excitarle sumamente y me aprisionó contra la pared que tenía detrás.
Mi vestido, me lo quitó con un movimiento enérgico y comenzó a besarme y a lamerme con hambre por el cuello. Todo mi ser se estremeció al sentir su aliento en mi piel y metí mis dedos entre su pelo. Sus manos se movían con entusiasmo por mi espalda, mi nuca y mi cintura.
Me lancé a su boca, jadeando indómitamente, igual que él. Me quitó el sujetador, arrancándolo el cierre de cuajo sin ninguna dificultad, y yo me deshice del resto de mi ropa, dejándolo caer todo en el suelo. Mientras nuestros labios se movían con ferocidad, sus dedos se deslizaron delicadamente por mi garganta y bajaron hasta mi pecho. Me acarició con su palma , después bajo su boca y su lengua para recorrerlo bien. Me estremecí de nuevo con intensidad y mi cabeza se apoyó en la pared. Aferré mis dedos a su pelo ansiosamente para que su boca no parase nunca, a la vez que mi torso ya se movía apasionado, en total colaboración con ella, sus dedos subieron hasta la mía, los besé y los lamí con autentico fervor. Dejó mi pecho y sus labios volvieron a los míos mientras resbalan sus manos hasta mi espalda más baja y se friccionaba contra mí con avidez. Esta vez me excité el triple al notar su piel y expiré audiblemente.
Me dio la vuelta con arrebato y se pegó a mí por detrás, arrinconándome contra el paramento. Acarició mis caderas y arrimó su frente a mi sien. Metió su mano por mi pelo y lo encerró con fuerza en un puño para hacerme girar el rostro hacia el suyo. Eso me encantó enormemente y arrojé mis labios contra los suyos para morderlos y lamerlos, completamente desbocada. Tiró de mi cabello hacia atrás, obligándome con ello a levantar la barbilla, para mover su boca por mi cuello y mi garganta mientras su otra mano se deslizaba por mi pecho y bajaba para acariciar el interior de mi muslo.
Con un movimiento rápido y apasionado, me giró de nuevo y me volvió a aprisionar, sujetándome por las muñecas. Nuestros labios se movían bravíos y hambrientos, acompasados y sin errores, porque él sabía lo que querían los míos y yo sabía lo que querían los suyos.
Una vez que me soltó, caminó conmigo encima. Me dio la vuelta con cuidado y me colocó la cabeza en la almohada.
A partir de ahí, todo fue muy fácil.
- Vladimir... - suspiré con placer cuando empecé a sentirle dentro de mi
Aunque los dos teníamos mucha prisa, se unió a mi muy despacio, con mucha delicadeza, complaciéndose en ese primer roce y sirvió una sola vez, nuestros cuerpos estaban hechos el uno para el otro, éramos dos piezas bien engranadas que encajaban a la perfección, y yo llevaba esperándole con ansia desde que lo conocí, mi cuerpo estaba más que receptivo.
Otro gemido rozó sus labios al salir por mi boca cuando por fin se unió a mí del todo, y mi mano se asió a su pelo con su anhelo desmedido, como si todo lo juntos que ya estábamos aun no fuera suficiente. A él también se le escapó un gemido sordo.
Ahora éramos uno solo. Él ya era mío y yo era suya.
Comenzó a deslizarse muy lento, sin apartar su rostro del mío, mientras nuestras bocas seguían rozándose, besándose, lamiéndose, aunque la mía también volvió a suspirar su nombre de nuevo, y con movimientos rítmicos, fue aumentando la velocidad poco a poco conforme se incrementaba nuestra excitación, hasta que se convirtió en algo activo y dinámico, la energía mística que nos rodeaba era realmente inmensa, electrizante, todo mi interior se estremecía con elevado entusiasmo y los jadeos ya eran fervientes.
Gemimos más fuerte y me aferré a su cabellos y a su espalda con ansia, tanta, que mis uñas se clavaron en su piel, nos quedamos quietos, mirándonos maravillados, todavía unidos, respirando agitadamente. Mis dedos continuaban en su espalda y entre su pelo, no quería separarme de el jamás. Las palabras sobraban, ya nos lo habíamos dicho todo, y decir que nos amábamos con locura se quedaba demasiado corto.
Volvió a deslizarse muy, muy despacio, concienzudamente, clavando sus intensas y apasionadas pupilas en la mías. En ese momento, mi cuerpo estaba tan hipersensible, que mis piernas reaccionaron inmediatamente a la excitación de su roce y todo mi ser palpitó de nuevo como antes sin que hiciera falta nada más, la energía explotó y su alma se fundió con la mía, la lava me recorrió entera otra vez, dominándome por completo, haciéndome gemir en sus labios y aferrarme a su piel una vez más.
Esta vez hicimos el amor despacio, disfrutando de cada beso y de cada caricia, de nuestra unión, sintiéndonos bien el uno al otro. Ahora ya no había prisa. Por fin sentía su piel pegada a la mía, sus manos, su lengua, sus labios, Vladimir recorriendo todo mi cuerpo. Y yo también hice lo propio con el suyo.
Mi cuerpo dejo de moverse sobre el suyo, y mi frente reposó en su frente. Vladimir acarició mi nuca y mi espalda y nos besamos con dulzura durante un rato, más tranquilos. Por primera vez, parecía que el fuego se sentía se había calmado un poco, y me encontraba totalmente relajada. Aunque aún sentía esa pasión, me sentía satisfecha, y el inmenso e incontenible deseo había disminuido algo de intensidad, poco, pero lo suficiente como para ser capaz de controlarme. A Vladimir parecía pasarle igual que a mí.
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¿Una Volturi con un Rumano?
FanfikceMi nombre es Anahí Volturi soy hija adoptada de Caius y Athenodora tengo 306 años pero aparento unos 17 o 18 depende del punto de vista de cada uno. Mi padre me convirtió a los 18, que les puedo decir de mi, LO TENGO TODO!, todo lo que yo quiera lo...