No sé cuánto tiempo había pasado desde que Caius se fue y que Anahi me haya dado una buena bofetada. Tuve que esperar demasiado para dos cosas; la primera, que se calmara y que dejara de golpearme; la segunda en insistirle que se suba a mi carro.
A las bravas y de las malas ganas lo hizo, me dispuse para llevarla a Rumania, tal vez no era buena idea pero si esto se complicaba la única manera en protegerla era en mi territorio, a pesar de que Stefan se encontraría allí, no me importaba ni cinco si se enfadaba.
En todo el camino los dos no dijimos ni una palabra, Anahi solo se limitaba a ver hacia la vidrio y con los brazos cruzados en todo el recorrido, mientras que yo, varias veces la miraba de reojo para ver si cambiaba de ánimo o hacia otra cosa.
Una vez que llegamos, si se sorprendió del lugar, la verdad es que todos se sorprendía al entrar, ya que por fuera se ve la pared de la entrada prácticamente toda agrietada, sin color, sucia, las rejas de la puertas estaban prácticamente oxidadas y alrededor había puro césped, mucho monte crecido y se podría decir que hasta un poco apestoso. Luego de unos dos minutos, en carro, encuentras la casa, totalmente diferente al estado de la puerta de entrada, se podría decir que gracias a Helena la tenemos así, ella era la única que diseñaba o rediseñaba como quería.
- ¡Esa es tu casa! - exclamó Anahi sorprendida, cortando al fin el silencio.
- Si.
Estacioné el carro en el garaje que teníamos, observé que varios de los que viven con nosotros miraban a Anahi y algunos ya se imaginaban quien era.
- ¿Vas a bajar? - pregunté.
- No tengo otra opción.
Salió del carro sin previo aviso y yo la seguí, me acerque más a ella para que todos piensen que venía conmigo y para evitar sus catas largas. Abrí la puerta del salón, entrando yo primero, al instante noté a los demás que se encontraban en la sala, mientras que Stefan estaba en el rincón del bar bebiendo de su vaso del whisky. Al momento que deje entrar a Anahi, todas las miradas cayeron sobre nosotros haciéndola intimidar y más aún la rabia que producía Stefan con su gruño.
- Más vale que nadie intente nada - advertí mirando a Stefan.
Inmediatamente agarré la mano de Anahi y la llevé arriba donde se encontraba mi habitación. Una vez dentro yo recargué mi peso en la puerta, mientras que Anahi observaba detenidamente la habitación cruzándose de brazos hasta que sus ojos se encontraron con los míos. Por unos minutos, permanecimos así, dejando en claro que la mirada de ella era completamente diferente a la mía, todavía se notaba la decepción y odio en ellos. Pero hoy es mi única oportunidad de arreglar todo este problema, al menos con ella. Tengo que dejarle en claro todo. Empecé a acercarme lentamente a ella.
- Anahi...
Al instante ella se volteó y agarró lo primero que se encontraba cerca, un palo de golf.
- Ni se te ocurra dar un paso más - me advirtió, señalándome con el palo.
Me detuve, suspiré resignado por el acto que acaba de hacer. ¿Es en serio? ¿Un palo de golf?
- No sabía que te gustaba el golf.
- No, no me gusta. - afirmé
- Me importa un rábano tus explicaciones
Esperé unos segundos para que se calmara.
- Necesitamos hablar. - insistí
- Tú y yo no tenemos nada que hablar, ya me quedó muy claro lo que pretendías hacer, ¿pensabas que nunca me iba a enterar? - preguntando con enojo
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¿Una Volturi con un Rumano?
FanficMi nombre es Anahí Volturi soy hija adoptada de Caius y Athenodora tengo 306 años pero aparento unos 17 o 18 depende del punto de vista de cada uno. Mi padre me convirtió a los 18, que les puedo decir de mi, LO TENGO TODO!, todo lo que yo quiera lo...