Capitulo 19

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Varias horas después, ya me encontraba en el castillo, me encaminé directo a mi habitación, ignorando a los que me encontraba por los pasillos. Solo tenía menos de diez minutos, antes de que mis padres o las chicas entren a la habitación, me cambie de ropa, y me tiré encima casi todo el perfume, dejando en mí el olor de vainilla, metí las maletas dentro del armario, sin sacar ni una sola prenda.

Dicho y hecho, alguien abrió la puerta

- ¿Qué pasó? - era papá, preguntándome con su ceño fruncido

- Nada - respondí -. Me cansé y me vine

El elevó una ceja y me miró incrédulamente

- Solo... me aburrí - recalqué -. Pensé que iba a ser más de dos días el Fashion Week, pero por problemas, que no los sé, los cancelaron, y no me iba a quedar encerrada en el hotel viendo como los humanos se embriagan y se drogan.

- ¿Qué? - preguntó confundido

- En Cancún, está la temporada del Spring Break, es un festejo, donde por más de una semana, todos están ebrios, drogados y haciendo porquerías delante de todos sin importar quien los esté mirando... y eso, no, no me gusta - expliqué

- Ahh... - dijo no muy seguro, miércoles, tengo que sonar más convencida para que no siga con sus preguntas y después averigüe todo

- ¿Y mamá? - pregunte -. Quiero hablar con ella, le debo el viaje, tal vez... aun tenga ganas de viajar, dijo que quería ir a París, ¿verdad?, ¿eso dijo? Bueno mejor le pregunto a ella, la iré a buscar - acto seguido, le di un beso en la mejilla a mi padre y salí de la habitación en velocidad vampírica dejando a mi padre solo en mi habitación.

Me encaminé al jardín, sentándome en una de las bancas blancas que se encontraba frente a la pileta. Mientras pasaba el tiempo no dejaba de pensar en lo que podría ocurrir y algo me decía que no iba hacer nada bueno.

Tres malditos días habían pasado y había dos asuntos que me tenían muy inquieta, la primera era, tanto como mama y papa no dejaban de preguntarme porque el repentino regreso de Cancún y en segundo lugar, Vladimir, no dejaba de mandar mensajes, ni tampoco había minuto en que mi teléfono dejara de sonar por sus llamadas. No podía contestarle, si lo hacía me descubrirían al instante.

La sed que sentía por no haberme alimentado hace varios días hizo que saliera al fin de mi habitación para ir a la cocina donde teníamos reservas de sangres, después de eso, caminé por los pasillos sin rumbo fijo, pero la risa de alguien hizo que reaccionara. Heidi y Renta estaban cera de la salida del castillo, al acercarme Renata me sonrió en forma de despedida, supuse que Aro la mandó a llamar.

- Al fin te animaste a salir - dijo Heidi

- Si, o eso creo - dije arrimándome a la pared

- Anahi... ¿Qué te pasa? - me preguntó -. En estos días... te hemos notado un poco diferente

- Solo hazme el favor de no ser pesada conmigo - le respondí -. Estoy cansada que me pregunten lo mismo

- Es que es muy raro tu comportamiento - exclamó -. Bueno como desees... sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras... ya sabes a lo que me refiero

- Si, lo sé - le aseguré -. Mejor hablemos de otro tema... necesito distraerme... necesito....

No pude terminar lo que quería decir, ya que un golpe de la chapa de la puerta principal que cayó, hizo que Heidi y yo nos volteáramos a ver, la puerta se abrió enseguida, entrando una persona completamente irreconocible, cabello corto de color negro, sus ojos igual a los nuestros, rojos, y su piel era también similar a la nuestra, pálida. Su mirada fue primero donde Heidi, y de inmediato se fijó en mí, observándome de una manera que no me gustaba ni un poco.

¿Una Volturi con un Rumano?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora