Los días pasaron, semana tras semana, Draco recibía de vez en cuando una carta de Ron o de Harry, casi diario tenía una de Pansy y ni que decir de sus amigos de Slytherin.
Por su cabeza pasaban muchas ideas erróneas, su casa era enorme, tenía mucho dinero, tenía quien le atendiera... Pero... Algo hacía falta. Cuando salía a dar paseos iba a mundo muggle para ver cómo era la vida ahí, empezó a tener mucha curiosidad, por aquellos autos, aquellas pantallas en las manos de todo aquel que pasaba caminando, era sorprendente como un humano sin magia era capaz de ingeniárselas para poder tener una vida tan fácil como la de un mago.
Paso tanto tiempo pensando, tanto tiempo imaginando como iba a decirle a su padre que estaba interesado en llevar una vida muggle, trabajar como ellos, usar la tecnología que tanto los apasionaba, y en la cual empezaba a inmiscuirse poco a poco, y de vez en cuando usar magia, sabía que iba a decepcionarle pero... Estar en ese mundo, el simplemente caminar en el mismo lugar donde se suponía caminaba la pelirroja era tormentoso para él.
Al llegar la mañana un día jueves, se levantó y arreglo para bajar al desayuno viendo a su madre y padre comer felices pues no había nadie que los atormentara. Él se acercó y empezó a coger de aquel banquete que sin duda le recordaba a Hogwarts, odiaba tener que relacionar todo con ese lugar y con ella. Bebió algo de vino, sus ojos estaban clavados a la nada, no estaba para nada normal.
– ¿Sucede algo, Draco? - pregunto su madre acercando una mano hacia la de su hijo, como toda madre, ella sabía que algo le ocurría, que quería decir algo y que temía por algo.
– Has estado muy extraño - recalco Lucius con esa mirada seria y a la vez soberbia de siempre.
– Quiero... Ir al mundo muggle... Vivir ahí... Y trabajar... Tuve tutores, estoy certificado y puedo trabajar en algún laboratorio - hablo enseguida mientras levantaba la mirada, sus padres se quedaron atónitos con aquellas palabras, ¿Un Malfoy viviendo como un muggle?, eso era demasiado para aquel hombre que a pesar de que ya no era mortifago, tenía una que otra riña contra los seres sin magia pero ahora era mínima.
– ¿Que vas a hacer?... ¿Un laboratorio?... - interrogo la mujer un poco sorprendida, siempre fue protectora con su hijo, y ahora sabía que quería irse de casa, estaba acostumbrada a no verlo un par de meses pero que se fuera, era demasiado para ella.
Las piernas del rubio se flexionaron ligeramente para levantarse de su lugar y dar vuelta a la mesa hasta estar en la esquina de esta y poder rodear a ambos con los brazos.
– Quiero conocer cosas nuevas - beso la mejilla de ambos alternando estos y se separó para sonreír y sacar de entre su bolsillo un folleto de la empresa biológica, el en sus tutorías aparte ya que no podía ir a escuelas muggles, siempre sintió gran atracción a la biología y era bueno respecto a esto.
Después de una larga platica con sus padres, estos accedieron, el por ser alguien de dinero, podría vivir un poco ayudado de sus padres en lo que se acomodaba, así no correría el riesgo de toparse con aquella muchacha que le quitaba el sueño.
Todo había quedado acordado y el como siempre a un paso adelante, ya sabía dónde iba a quedarse, un excelente departamento, no muy grande pero si con lo necesario.
Llego el fin de semana, organizo todo para su viaje, ropa, artefactos mágicos que dejaría como recuerdos y por ultimo su varita, la dejo en el fondo de la maleta.
Al llegar el lunes tomo camino junto con sus padres hasta la ciudad de Londres, era enorme y muy bella, lo llevaron hasta el edificio dónde se alojaría, sus padres miraban todo sorprendidos, pero le sorprendió más aquel elevador al que se subieron y tardo un poco en llegar al piso, no era como los del ministerio de magia.
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Solo un extraño [Drinny/Hanny]
Fiksi PenggemarHa pasado un año desde la ultima guerra mágica, todos han hecho sus vidas y cada uno esta tranquilo, aquellos que fueron enemigos ahora han formado lazos que nadie podrá romper, pero ¿Qué pasa si te enamoras de la futura esposa de tú amigo?... ¿Qué...