Capítulo 1

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Las voces de una mujer que parecía más alejada de la cordura que del manicomio, no hacían otra cosa que alterar más a la pequeña. Los lloros del bebé fueron en aumento hasta que su hermano llegó para cargarla y calmar la situación. Tao la cogió en brazos y empezó a mecerla para tranquilizarla, a la vez que le pedía a su madre de la forma más calmada posible que bajara el tono para que la pequeña no se asustase.

Como solía pasar en aquellas situaciones, su madre los dejó solos en la habitación de BoXuan para irse a beber al bar más cercano. No entendía cómo podía rechazar a aquel ser que había salido de ella hacía tan solo cuatro meses. Nunca había esperado gran cosa de la mujer que lo trajo al mundo, pero inocentemente pensó que se ocuparía de aquella niña que se encontraba indefensa ante el mundo.

Una vez que todo volvió a la normalidad, miró la sonrisa de su hermana, aquella sonrisa que iluminaba hasta el día más oscuro. A modo de consuelo y disculpa por haberse ausentado, puso su frente sobre la de la niña, agarrándose esta a uno de sus cabellos. Dos lágrimas empezaron a recorrer su rostro, no solo por lo que se había encontrado al llegar a casa, sino por la discusión que había tenido con su novio.

La relación con Yi Fan cada vez se presentaba más difícil, sobre todo, por la forma tan diferente que tenían de ver y concebir las cosas. Cada vez compartían menos cosas juntos; de hecho, en las últimas semanas tan solo habían compartido sexo y eso lo dañaba, pero ese dolor no se debía a aquella relación en sí, sino a la que había decidido sacrificar por empezar algo con el chico que pensaba que se estaba adueñando de su corazón. Sabía que en momentos como ese, ¨su pequeño¨ habría estado. Eso era lo que más le gustaba de él, el que siempre estaba cuando lo necesitaba, fuese malo o bueno y fuese la hora que fuese.

- ¿Cómo arreglo todo esto, BoXuan?- susurró.

Recordó la discusión con Yi Fan sobre si debían hacer o no una salida romántica al campo para disfrutar del aire libre, mientras disfrutaban de la comida casera que Tao se ocuparía de preparar. Yi Fan se había negado rotundamente a ello, cosa que molestó a Tao ante la falta de explicaciones. Hacía tiempo que pensaba que el muchacho le estaba siendo infiel, aunque la escasez de meses en su relación le hacía dudar sobre aquella posibilidad. No quería creerse que se había aburrido de él tan pronto.

El sonido de su móvil lo sacó de aquellos pensamientos que parecían que iban a perforar su mente en cualquier momento. Antes de contestar, dejó a su hermana en la cuna para que durmiera plácidamente después de la agitación que había sufrido.

- Mi amor, ¿ha pasado algo?- contestó al ver que era Yi Fan.

- ¨Tengo ganas de verte¨- dijo con voz melosa.

- Yo también a ti- sonrió tiernamente ante el tono del muchacho.

- ¨ ¿Puedes venir a mi casa?¨

- No, mi hermana se quedaría sola y, aunque estuviera mi madre, no podría. Ha vuelto a ponerse como una loca cuando lloraba- contuvo las lágrimas, aunque su tono de voz mostraba lo destrozado que se encontraba.

- ¿Otra vez?- suspiró ante la desesperación de escuchar siempre lo mismo-. ¿No tienes otra cosa de la que hablar?

- ¿Y tú no puedes hacer otra cosa que ser borde conmigo y quererme nada más que para adornar tu cama?- intentó no alterarse para no despertar a la pequeña.

- No vayas a pagar conmigo lo que te ha hecho tu madre, ¿vale?- sonó enfadado-. Para que estés con ese genio, prefiero no verte. Espero que te calmes pronto, adiós.

- Yi Fan...

El pitido al otro lado del auricular le indicó que su novio lo había dejado con la palabra en la boca y sin importarle el cómo pudiese estar de ánimo. Sin poder contener las lágrimas, salió de la habitación cerrando la puerta tras él para que la pequeña no se despertarse. Poco a poco, las fuerzas le fueron fallando hasta que se vio en la necesidad de dejarse caer al suelo. Su llanto cada vez se hizo más intenso, era como si su alma quisiese salir en aquel instante para buscar un lugar en donde ser feliz. No pudo evitar el que aquel chico volviese a su cabeza, así como las palabras que siempre le decía para animarlo.

¨Sé que los golpes que te llevas, te hacen mal, pero siempre hallarás la forma de recomponerte. Solo debes recordar que no estás solo, que siempre me tienes y me tendrás. Somos dos en esto, Tao¨.

- Y seguimos siendo dos- intentó tranquilizarse, mientras se secaba las lágrimas con las mangas de su camiseta-. Tengo que ser fuerte por ti- miró hacia la habitación-. Voy a hacer todo esto por ti, mi pequeña.

-OOOO-

Los pasos dudosos de su madre, hizo que saliese a toda prisa de su habitación para llevarse a su hermana con él. Pero justo en el momento en el que iba a salir del cuarto de su madre, esta apareció con una mirada que hubiese helado a cualquiera.

- ¿Qué haces en una habitación que no es la tuya?

- Me llevo a mi hermana a mi cuarto para que puedas dormir esta noche- contestó de la forma más suave que supo.

- ¨Mi hermana¨- se burló-. También es mi hija- gritó con enfado.

- Pues parece que a veces lo olvidas- la acusó con la mirada.

- ¿Te atreves a cuestionarme?

- Es mejor dejar esta conversación para mañana- dijo ante los movimientos que hizo su hermana al estarse despertando.

- Solo te importa esta máquina de berridos- lo empujó hacia un lado para que la dejase pasar.

- Que pases buena noche- la ignoró.

Tras dejar a su hermana sobre la cama, cerró su cuarto con llave, agradeciendo el haber tomado esa medida en cuanto pudo para protegerse de ella en circunstancias similares. Cogió el móvil intentando que las lágrimas no salieran de sus ojos y marcó aquel número que no había olvidado, pero algo impidió que le diese al botón de ¨llamar¨. No podía ser tan egoísta e irrumpir de nuevo en la vida del muchacho después de todo lo que pasó. Como había hecho en la tarde, se tumbó junto a su hermana para abrazarla mientras le cantaba una nana con su dulce voz, consiguiendo que la pequeña cerrara los ojos y se durmiera.

Teniendo cuidado para no provocar ningún movimiento brusco que despertara a BoXuan, fue a por su portátil. Mientras este se encendía, acarició la mejilla de aquel ser que siempre le sacaba una sonrisa. Sabiendo que todo aquello le iba a doler, navegó en su ordenador hasta llegar a aquella carpeta que guardaba en un lugar muy difícil de hallar. Pinchó en la primera foto y comenzó a pasar una por una, sonriendo en cada una de ellas ante lo recuerdos. Aquellas fotos eran el mejor bálsamo de felicidad que podía recibir en momentos como ese, aunque era la primera vez que se veía en la necesidad de verlas de nuevo. Se detuvo en algunas para recordar todo lo que habían hecho aquel día.

Foto a foto, fue dándose cuenta de que recordaba todo a la perfección, cada sonrisa, gesto, sitio, cosas que hicieron, que dijeron, el cómo lo hacía reír, etc., aunque, sin ninguna duda, lo que más feliz hizo a Tao fue ver de nuevo la cara de aquel chico que había sido su amigo durante tanto tiempo y que, finalmente, se convirtió en su novio, ese chico al que abandonó por Yi Fan.

¨Tao, él no te quiere. Entiéndelo.

Solo quiere separarte de mí porque le gustas, pero en cuanto se aburra, te va a dejar¨.

Ahora entendía que su, ahora, ex novio no le había dicho aquello para no perderlo, sino porque era la verdad y quería evitarle cualquier tipo de sufrimiento.

- Me haces falta- le susurró a la oscuridad sollozando-. Me haces mucha falta. Si tan solo pudiera echar marcha atrás y recuperarte...

Por mucho que la idea llegaba a su cabeza, él la rechazaba. Nunca volvería molestar a aquel muchacho al que tanto daño le había causado, a no ser que se viese en una situación extrema. ¿Pero qué entendía por extrema?, ¿podían torcerse aún más las cosas?


This is my dreamWhere stories live. Discover now