Descición

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Esperen, sueño? Estoy dormida antes del baile! Bueno, ahorita lo importante es saber quién es.

:-Mi nombre es...

:- Miaaaaaaaaaaa. Apresúrate que la tía Cata llegó hace media hora.

Quién eres? Quién eres? Quién eres? Me repetía miles de veces mientras bajaba las estruendosas escaleras de madera. Justo en el momento preciso, mi madre decide despertarme.

:- Mia! Estás...toda-

:- Ya sé mamá. Estaba dormida.

:- La tía está en el estudio preparando todo, ve hasta eso y ponte un bata.

Subí hacia el baño, donde había dejado mi pijama de conejitos y agarré la bata de la ducha, me quité todo lo que tenía puesto por segunda vez y me cubrí con esa tela poco lisa.

Bajé hacia el estudio y mi tía me saludó con un enorme abrazo, de esos que te dejan sin aliento.

Hizo, un excelente trabajo con el estudio, de hecho lo dejó totalemente nuevo, ese pobre rincón de la casa sólo servía para refundir un montón de papeles, libros y sobre todo polvo.

Tomé asiento en la vieja silla de papá, eso me trajo ciertos recuerdos de cuando yo era más pequeña, corría a sentarme en sus piernas mientras el trabajaba y solía quedarme dormida en sus cálidos brazos de padre.

Me colocó una manta oscura alrededor del cuello y el pecho, prendió la rizadora para dar "más enfásis a mis semisrizos" y me sonrió.

:- Como has crecido, me acuerdo muchas cosas de ti.- Dijo al momento de separar mi cabello en finas secciones.

:- Asi? Cómo cuáles.- Pregunté insinuando mi sarcasmo.

:- Pues, cuando tenías seis años, me decías que querías ser igual que yo.

:- Es cierto, ahorita me acuerdo.

:- Pero tú te has convertido más guapa que tu tía.- Dijo al momento se giñarme un ojo y enrrosacarme el primer mechón de pelo en la rizadora.

No dije nada y sólo cerré los ojos. Se sentía cálido y acogedor ese ambiente. Quería meditar por qué aún no me sentía completamente satisfecha. Iría al baile con Alex, volví a ver a mi tía favorita y por primera vez cambiaría la rutina del día de San Valentín.

Mi tía enroscaba mi cabello con delicadeza. Fue tanto así que me volví a quedar dormida, pero no logré reconsiliar aquel sueño.

Cuando desperté después de una hora mi tía ya estaba acabando. Realmente me gustaba como lucía mi peinado.
Luego dejó mi fleco en su lugar, e hizo dos trenzitas a los lados, y las sujetó con una ligita en la parte central de mi cabeza.

Mi tía realmente era buena para este tipo de cosas. Yo ya me daba por terminada, pero mi madre decidió por mí que también me iba a maquillar.

:- Sin base! -Grité, y las dos me quedaron viendo. Y sin rubor.-Dije más suave.

:- Bueno rubor no necesitas porque ya eres colorada de por sí. Pero segura que no quieres un poco de base?

:- Esas cosas son tóxicas.-Murmureé

:- Está bien. Pero ándate a lavar bien la cara.

Regresé al baño, otra vez, era el lugar que más había visitado el día de hoy.
Agarré mi esponja, el jabón y me fregué la cara. Me quedé viendo en el espejo por un rato. Estaba diferente totalmente por fuera.

Me aplicaron un poco de rímel en los ojos y un labial rosado suave color matte. Menos mal que no se les ocurrió uno de color rojo sangre por poco como les gusta a la señoras de esa edad.

 Y Si Jugamos A ser NOVIOS? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora