Era una tarde algo calurosa en la pequeña pero hermosa y tranquila ciudad de Nanimori en Japón. Eran las seis pero el calor todavía no parecía menguar, en aquella oficina de la gran y prestigiosa escuela Vongola. Dentro de ella se encontraban un tranquilo director Rubio, sentado en su escritorio, un azabache parado junto a él, con una mirada curiosa inspeccionando a la joven sentada enfrente de él. Y por último una molesta castaña que miraba de muerte al profesor Azabache que estaba parado frente a ella, todo esto era su culpa...
-Por última vez Tsu-chan si te disculpas públicamente con Reborn-sensei todo esto acabará - intentaba razonar el rubio que no entendía muy bien, como una chica tan dulce y bien portada como la castaña había terminado en esa posición
-Jamás me disculparé con ese enemigo de las mujeres - respondió molesta corriendo la mirada para no tener que ver más al hombre frente a ella
-Vamos Tsu-chan así no eres tú, no quieres causarle problemas a tu mamá ¿cierto?- la menor pareció reaccionar ante la mención de la bondad hecha persona - y además ¿Qué pensaría tu hermana?- la castaña volvió a reaccionar pero esta vez fue para asesinar con la mirada al de traje negro
-Querido director, yo le tengo mucho respeto y afecto, pero aunque sé que mi actitud no fue la mejor, no hay manera en que me disculpe con ese Machista e intento de ser humano - dijo con altanería logrando que el rubio suspirara
-Entonces no me queda de otra - se resignó el rubio - A partir de mañana pasaras dos horas diarias de castigo como la asistente de Reborn-Sensei por un mes, para que aprendan a llevarse mejor - y eso iba para lo dos entendió el profesor
-¡Pero-
-sin excusas esa es mi última palabra - la interrumpió el director - Hecharle una bandeja de comida encima a un profesor en medio del comedor, es una falta muy grave, y ya que es tu primera infracción te la dejaré pasar, pero si algo como eso vuelve a suceder empezaremos a hablar de suspensión e incluso expulsión... - la castaña Trago duro y encogió la mirada - Pueden retirarse
Ambos suspiraron y se retiraron de la oficina del rubio director sin dirigirse la palabra en ningún momento. Aunque las miradas eran otra cosa. Desde el incidente del almuerzo por alguna razón el profesor no podía dejar de ver a la menor, jamás espero que la chica que el clasificaba como demasiado dulce e inocente, le hiciera algo así, y de alguna manera lograba que la viera con una luz totalmente nueva y diferente que debía admitir le llamaba mucho la atención. Por su parte Tsu no podía evitar sentir todavía más rencor por su profesor de matemáticas, todo era culpa de ese bastardo, gracias a él no había podido dormir bien, y por eso no pudo procesar muy bien lo que pasaba en su cabeza hasta que fue muy tarde, tan solo cuando le vio, lleno de comida y a ella con la bandeja en la mano entendió lo que había sucedido, aunque no era como si se arrepintiese, el desgraciado se lo merecía...
Quizás ustedes se pregunten porque una chica tan tranquila, dulce y amable hizo tal desplante de mal comportamiento en frente de tanta gente, bueno la respuesta era simple, ese imbecil no sabia como mantener lo que había dentro de sus pantalones quieto.
Ese bastardo sin corazón, no solo había jugado con los sentimientos de Bianchi-nee, Haru-chan, Hana-chan e incluso la dulce Kyoko-chan, no el muy maldito también había jugado con el corazón de su adorada Tsuna-nee su hermana mayor, y eso era digno de perder toda la gracia de la menor, y convertir al profesor en el ser más odiado y repudiado por la pequeña castaña, sip para ella incluso un asesino serial era mejor persona que el azabache... Incluso su padre... Y eso era decir mucho
Al llegar a la salida de la escuela, el mayor se detuvo y por un minuto el ser amable con la menor pareció ser una buena idea, quizás así podría enterarse de las razones que tenía para odiarle
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De Amor, Guerra y Otras Disputas
Romance-Vete al diablo - Dijo la morena con una sonrisa que mostraba fastidio -Sólo contigo - aprisiono con sus brazos el cuerpo de la castaña contra la puerta -Se Mia - Susurro coqueto en su oido disfrutando el pequeño estremecimiento en el cuerpo de la...