La inocencia de los comienzos

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Había muchas cosas que cambiaron, pero ponerse a nombrarlas significaba una eternidad o al menos así le parecía a él

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Había muchas cosas que cambiaron, pero ponerse a nombrarlas significaba una eternidad o al menos así le parecía a él.

Lo dejaría en que en general la vida como la conocía cambió de extremo a extremo y aun no era capaz de sentirse del todo parte de ello, de pillarle el ritmo a su nueva vida ¿Dónde estaba el secreto ahí? ¿Un día despertaría a un lado del basurero y descubriría...? Mejor no pensar en eso, mejor entrenar y ser un buen robín, debía aprovechar esa oportunidad que sentía como la única real luego de mucho tiempo de ser rechazado por el mundo, sonrió mientras deslizaba su mirada por la habitación, B solía cuidarle bien, pero como el muchacho emocionalmente distante que era no lo agradecía muy abiertamente, aun así el manto de los cuidados del murciélago no era capaz de cobijarle de los miedos que le asaltaban cada noche, aquellos que parecieron evolucionar y adaptarse al nuevo entorno, cuando antes pasaba noches en vela procurando que su madre no se ahogase con su vomito o muriera de una sobredosis ahora no dormía temiendo que su mentor no volviese a casa, había cosas que nunca cambiaban.
Se sentía extraño, a veces desconcertado sobre el cómo un beta había conseguido convertirse en robín, a veces pensaba que por ello debía esforzarse aun más que cualquier otro, porque haber superado de alguna increíble forma el sistema de castas y alcanzado el lugar donde estaba era algo que pensaba defender con su vida, sentía bastante gratitud hacia el caballero de Gotham que no parecía fijarse en lo preescrito y le había dado una oportunidad como aquella, mientras sus pensamientos seguían divagando terminó por quedarse dormido, faltaban pocas horas para que saliera el sol.

Era un día normal, uno que juraba ser exactamente igual al anterior exceptuando que quizá el criminal de esa noche sería más peligroso que el de la anterior o que salvarían a más gente; el solo pensar en ello le emocionaba, una descarga de adrenalina se hacía presente en él cada vez que luchaba al lado de Batman, pero ahora su entrenamiento vespertino se vio interrumpido por Alfred que tras saludarle le pidió lo acompañara al estudio, no recordaba haber hecho algo malo o por lo menos nada o suficientemente malo para ser reprendido, aun así le siguió con una sensación rara en el pecho que terminó de apoderarse de él al ver a un chico algo menor siendo sostenido por los hombros por un firme Bruce.

— Jay, él es Tim, es tu nuevo compañero y tendrán que trabajar juntos desde hoy, se bueno con él.

Joder, lo primero que notó fue su aroma, dulce, agradable al olfato, era obvio para él lo que significaba, aunque no el porqué reaccionaba ante él, no se suponía que un beta se sintiera de esa forma ante un omega, el que algo como eso ocurriera le molestó, se sintió irritado así que sonrío con sorna ante las palabras de B, oh si que iba a ser bueno, bueno para demostrar que su lugar no le sería arrebatado, a regañadientes forzó un saludo y luego con evidente irritación se retiró dejando a los mayores con un suspiro en los labios.

  — Con el tiempo va a cambiar, sé paciente con él por favor Timmy.
Explicó su nuevo tutor antes de que el obligado paseo por la mansión fuese dado por Alfred quien intentó animar al pequeño con un amena charla.



Ajeno a las palabras que los otros habitantes en la casa dedicaban a su "nuevo compañero" Jason se dedicaba a golpear irritado un saco de box, dejando que toda su frustración se fuera con la violencia de sus puños, él siempre supo que era demasiado agresivo, siempre supo que era bastante salvaje, siempre supo que podía ser muy malo socializando y también supo siempre que había algo mal consigo. Ahora la presencia de ese otro chico le hacia pensar sobre perderlo todo de nuevo, ¿Qué tal si ese tal Tim era mejor portado? ¿Qué tal si era reemplazado por él? Otro golpe se dejó ir, uno donde algo crujió, algo que no fue el maldito saco joder.
Se quitó los guantes rabioso notando como su muñeca comenzaba a hincharse y el tono amoratado y rojizo se hacia presente, en definitiva a B no iba a gustarle eso, salió del lugar de entrenamiento dispuesto a conseguir material de curaciones y encargarse de eso por su cuenta, no iba a ir a buscar ayuda del mayordomo de la casa y así aceptar que en su patetica demostración de enojo que bien podría pasar por un berrinche terminó lastimándose de esa forma, las cosas iban bien cuando subió las escaleras y no se encontró con nadie, aun mejor cuando llegó al cuarto de baño y pudo hacerse del botiquín comenzando así su tratamiento "Como nuevo" pensó satisfecho con su trabajo que si bien no era de un profesional parecía cumplir por lo menos con su cometido a reducir el dolor.
Y se hubiera salido con la suya de no ser porque de regreso al gimnasio se topó con el chico nuevo y su curiosa mirada recayó sobre la herida en su muñeca, esa fue la primera vez que recibió tratamiento de él y le molestaba pensar en lo bueno que era en ello, pero le molestaba aun más notar como su odio se diluía frente a la amabilidad y esfuerzo ajenos, con el paso de los días le enseñaría, a rendirse con él.
  — Que te jodan Drake, no necesitaba tu maldita ayuda.

 
Pero los días pasaron y aquel sentimiento de celos cada vez era menos notorio, menos recurrente, menos importante dentro de sí, al punto que la posibilidad de trabajar en equipo con el otro parecía latente, y con ella había comenzado a felicitar al otro por sus méritos, a enseñarle a mejorar sus técnicas, su relación realmente estaba mejorando al menos hasta esa mañana febril en la que tuvo que permanecer en cama, su pecho ardía, quemaba para ser exactos al parecer "el nombre" finalmente aparecería y él no sabía como sentirse frente a ello, en parte porque siempre creyó que no existiría un destino para él y en segunda porque le irritaba el pensar en que tendría uno escrito, sus pensamientos poco claros ante el dolor y la fiebre iban y venían pero lo único constante ahí era el chico al pie de su cama, con un gesto preocupado cambiando la compresa en su frente "Es la imagen misma de la piedad y el cariño" pensó Jay inocentemente antes de sumirse en un sueño profundo como no disfrutaba en mucho tiempo, las horas pasaron mientras él seguía sumido en la paz del durmiente y cuando abrió sus ojos se topó con la habitación a oscuras, se sentía mejor casi como si nada hubiera pasado así que se dirigió al baño motivado por una curiosidad casi morbosa sobre qué habría escrito en él. Apoyado en el lavado se retiró la camisa y miró en el espejo sonriente como a quien le leen la mano en la calle y ríe frente a predicciones irreales pero su sonrisa se desvaneció como llegó al leer "Timothy Drake" perfectamente escrito en cursivas, un par de toquidos lo sacaron de su enfrascamiento.
  — Jay ¿Estás bien?.
La voz de ese chico, la voz de su destino, golpeó la puerta sin fijarse en si podría lastimar al otro con ello.
 — ¡¿Porqué no me dejas en paz de una maldita vez?!

Reverse (JayTim)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora