Espejismos

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Una mente cansada, un alma rota, un lazo invisible que lo mantenía atado a algo que ya no estaba más en este mundo.


Antes de darse cuenta estaba sobre la lona, en el gimnasio, gimiendo de dolor, no, estaba gruñendo, porque no quería darle el gusto a ese pequeño arrogante de escucharle quejarse pero no podía acallar la petición de su cuerpo por ser liberado, era otra de esas malditas llaves que el menor sabía hacer, donde le hacía rechinar las articulaciones y sentir que su brazo sería separado de su cuerpo, sin dudas pasar tanto tiempo recluido le había cobrado una factura y ahora estaba ahí pagando por ella, había perdido agilidad, apenas un poco pero suficiente para que ese demonio pudiera inmovilizarle así, para que su sonrisa burlona le hiciera cabrear y su orgullo ardiera por querer partirle la cara.

— ¿Es todo lo que tienes Drake? ¿Quieres que te suelte ya? 
Se río, apretando más el agarre haciendo aquello más doloroso, pero a Tim no le importaba, podía arrancarle el brazo, no pensaba rogar, en lugar de ello hizo uso de su precisa lectura de la situación y al encontrar una abertura consiguió liberarse por su propia mano riendo por primera vez en mucho tiempo y terminando en una pelea menos apropiada para un entrenamiento cuando Damian se defendió y terminaron rodando por todo el lugar, finalmente el menor volvió a colocarse encima "pequeña sabandija escurridiza" pensó cuando volvió a ver aquel gesto arrogante ¿alguna vez cambiaba? aunque entre su irritación de pronto como si de un fantasma se tratara su memoria le asaltó, recordó de golpe una sonrisa arrogante, una que decía claramente "soy el mejor" aun cuando poseía muchas debilidades, esa sonrisa que se formaba en unos labios que sabían a tabaco y a menta 

  — ¡Drake! ¡Maldición! 

Salió de su ensoñamiento, Damian aún estaba sobre él, se veía enojado, aunque ¿cuándo no lo hacía?  
  — ¿Qué diablos quieres Damian? ¿Piensas quedarte ahí todo el día?
 — No sería una mala idea, así estás mejor Tim, solo sigue poniendo toda tu atención en mi.
Está vez aquel gesto arrogante le causó  escalofríos, pero qué carajos, creyó escuchar mal y su rostro lo tenía escrito con mayúsculas, a lo que el menor no repitió sus palabras sino que eliminó la distancia entre ambos y reclamó sus labios con posesividad, ese tipo de beso, demandante, apasionado, le hizo flaquear por un instante, sumergirse en sus memorias, recordar la última vez que fue besado y cuando sintió sus ojos húmedos por esos recuerdos recuperó la fuerza, pateó el abdomen de Damian y aprovechando aquello salió corriendo de ese lugar, pasó el resto del día encerrado en su habitación, todo sábanas y cojines, con una fotografía de Jason entre sus manos, "¿porqué tuviste que irte así?" le añoraba tanto que por un instante había visto tu silueta en los actos de Damian y eso era injusto y cruel

Reverse (JayTim)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora