Hurt [Yoonmin]

The End.

Sonreí a medias cuando me encontré con una pequeña casa, de lado de otras dos y lo que parecía ser un hotel abandonado, no lo hacía por el lugar ni mucho menos por la localización, lo hacía porque por fin después de un par de horas había encontrado algo que me podía dirigir a mi pequeño.

La repulsión llego a mis fosas nasales en cuanto bajé del auto, un asqueroso hedor me inundó y por reflejo miré hacia mi alrededor, aun no sabía exactamente en donde estaba, pero eso me vendría valiendo mierda mientras que saliera de este lugar con mi pequeño cuanto antes. Caminé hacía la casa tratando de no pisar el excremento que había por doquier, enserio Kwan iba a pagar muy caro por mantener aquí a mi pequeño por más de dos minutos.

Ese hijo de puta iba a conocer a Min Yoongi.

Tosí con asco al notar que a unos metros de la casa había cualquier tipo de crías de animales muertos y en mal estado, subí el primer escalón seguido de varios más, hasta llegar ala puerta y abrirla sin remordimiento alguno.

¿Que podría pasar ahora que lo habían arrancado de mi lado? ¿Que otra cosa era peor?

Rasqué mi nuca y mire el perímetro del lugar, trozos de madera por doquier, uno que otro roedor corriendo por ahí me recibieron y solté un grito de frustración.

¿Donde mierda estaba? ¿A donde se lo habían llevado? ¿Estaba con vida aún?

Joder, me iba a volver loco sin el.

Loco literalmente, no precisamente de amor como lo estoy ahora.

Giré mi cuerpo dispuesto a salir para seguir buscando, no sin antes golpear mi puño fuerte contra la pared de madera, por consecuencia los nudillos de mi dedo medio y meñique comenzaron a sangrar y los restantes se pusieron de un color rojo. Y lloré, le permití a mis ojos y a mi alma lamentarse por no haber hecho algo antes, tal vez dejar este trabajo de mierda, tal vez huir con Jimin, tal vez asesinar al Jungkook antes de que esto pasara. Me sentía impotente, el fondo no llegaba y cada vez caía más hondo, esto sería mas fácil si estuviese cayendo solo, pero lo tenía a el, abrazado como un koala, aferrado a mi como si el amor que me tenía fuese suficiente para estar bien, dispuesto a caer primero y amortiguar mi caída. 

¿Cuando llegaría ese arcoíris? ¿Cuando sería el final de mi tormenta? O por lo menos me gustaría saber ¿Cuando dejaría de hacerlo sufrir a el? Porque siendo sinceros, me importaba poco si yo moría, si mi destino era vivir en agonía lo aceptaría, pero el mi Jimin, el no lo merecía, el debía ser feliz. 

Merecía tener todo el gozo y la ilusión del mundo.

Merecía tener todo el amor y la esperanza en su corazón.

¿Porque? me pregunté y reí entre las lagrimas; Simplemente por haber llenado esta vida de mierda de su luz, por haber resucitado mi alma y es por eso que me daba igual morir ahora, porque aun si mi cuerpo estuviera sin vida, mi alma siempre estaría aquí y estaba seguro que estaría aquí por el. 

Porque ¿Que más da si yo estoy vacío mientras no halla huecos en su existencia? ¿Que más da cuantas heridas pueda tener mientras el esté intacto? ¿Que más da cuanto tenga que sufrir por sentir que esta feliz? 

Porque ni la vida de mi padre lo vale, porque ni todas la venganzas del mundo pueden llenarme tanto como lo hace el.

  — ¿Estás cómodo ahí? ¿Necesitas pañuelos, café y una telenovela? —  esa voz me hizo reaccionar y ponerme de pie. No sabía en que momento había llegado el a la puerta, ni el momento en el que yo había terminado de rodillas en medio de la casa.

  — ¿Donde esta Jimin?— pregunté aun con restos de lagrimas en mi rostro.

— ¿Y no hay un saludo para tu adorado padre?— preguntó en tono burlesco, introduciendo sus manos en los bolsillos del pantalón de vestir negro parte del traje que llevaba.