Capítulo 36

269 34 1
                                    

Se acercaba el día de cumpleaños de Lyceth. Zack, Christian, Damian y Catherine querían celebrarlo. Por esto, llamaron al resto de sus amigos. La demongel no estaba enterada. Se encontraba con las gemelas jugando en su habitación.

-¿Y qué piensan?-pregunta el lobo.

-Suena bien. Al final cada idea se juntó y será el mejor cumpleaños.-comenta emocionada Catherine.

-Niños están olvidando algo importante.-dice Damian con una mano en su frente.

-¿Qué cosa Everdeen?-pregunta seria Sabrina.

-Lyceth es mi hermana gemela, así que será nuestro cumpleaños...-responde con una sonrisa.

-No te preocupes galán que lo suyo va luego.-le guiña el ojo Sabrina a Damian.

-Bien. Tenemos cinco días para preparar todo. Recuerden que Ly no debe saber nada.-habla Christian y todos miran a Damian.

-Juro no decir nada.-levanta su mano derecha.

Todos fueron a comenzar a buscar los proparativos para la celebración o a llamar sus contactos. Esperaban que esto se celebre en grande. Lyceth salió un rato a caminar por el bosque. Por un momento, sentía la presencia de Tristan. Últimamente lo veía o escuchaba; aunque realmente alucinaba.

-Lyceth. Te ando buscando Lyceth...-era lo que siempre escuchaba en su cabeza.

Esto la perseguía y Zack lo ha notado cuando intentan tener sus noches románticas. Por esto, pensaba que el cumpleaños le hará olvidar todo. La mujer se sentó en un árbol a observar el resto del bosque. Recordaba desde el día del secuestro hasta que salió de la pesadilla. Luego de estar un rato afuera, regresó y se sentó en la mesa a cenar.

Tristan estaba de frente a las puertas del palacio de Xio. Ésta lo dejó pasar y se sentaron junto a una mesa para conversar. El psicópata observaba perdidamente a su mejor amiga. Su amor por ella era inmenso, como su locura.

-¿Y para que vienes?-pregunta bruja luego de darle un trago a su copa.

-Terminé con su vida. La amenaza es imposible que exista.

-Ay Tristan.-comenzó a reírse.-¿Me acabas de decir una broma?-vuelve a su seriedad.

-Es la verdad Xiomara. Yo la maté y vi como caía de un precipicio gracias a mí.

-¡No está muerta!-lanza la copa de cristal.-No sé que ocurre contigo ¿Desde cuándo no cumples lo que te digo?

-Tranquila. Estoy seguro de que murió.

-¡Te equivocas!-lo empuja con furia.-Ya no puedo confiar en ti.-le da la espalda.

-¿Qué cosas dices? ¿Desde cuándo me tratas distinto Xio? ¿Acaso dejamos de ser amigos?

-¡IDIOTA!-le pega.-Claro que jamás fuimos amigos, solo me interesé en tu habilidad. Todo el tiempo has caído en mis manos ¿y quién lo diría? Hasta enamorado de mí estás. La visión es falsa, la inventé para desacerme de ti.-confiesa molesta.

-¡Eres una maldita hija de perra! No tienes idea de lo que has ocasionado en mí zorra.

-Odio, disgusto, rabia ¿alguna otra cosa?

-Quisiera arrancar tu delicado cuello pero, tu tiempo llegará lo sé.

-¡Largate y no vuelvas!-le señala la salida.

-Maldita.-toma del vidrio roto de la copa y le entierra el pedazo en su cuello.

Tristan se fue del palacio y al llegar a su hogar, el manicomio, comenzó a lanzar todo. Lloraba, reía, enterraba sus dedos en su rostro y golpeaba su cabeza contar las paredes. Fue a su "habitación", se encerró entre las cuatro paredes. Se lamentaba haberla conocido. Lamentaba haberse enamorado de ella.

Mi ProtectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora