Capítulo 33

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La familia recién llegaba a Pennsylvania. Estaban cerca de la casa de Christian. Zack y las niñas dormían, mientras Lyceth conducía. Al llegar iba a estacionar el auto y por accidente atropelló a algo o alguien. Se bajó del auto asustada a ver quien o que era lo que golpeó.

-Mierda.-susurra al ver a su hermano gemelo en el suelo.-¡Damian!-se arrodilló para ver si tenía pulso.

-¡Lyceth!-grita de la emoción y asusta a su hermana.

-Maldito, pensé que te maté.-lo empuja.

-Fue graciosa tu cara.-admite.-Tranquila soy como un gato.

-Sobre todo.-rueda los ojos y entra a la casa.

-¿Puedo despertar a mis sobrinas?-pregunta entusiasmado.

-De una vez a Zack también.-continúa caminando en la casa.-¿Christian?

-Aquí estoy.-sale de la cocina bebiendo un vaso de sangre.

-Eso, es asqueroso.-señala el vaso.

-Eres un demongel puedes soportarlo.

-Te traje una sorpresa.-señala con su pulgar hacia atrás.-Pero antes, quiero un abrazo.-ambos se abrazan fuerte.

-¡Ly!-grita Damian.

Cuando Lyceth salió junto con Christian, encontraron a Damian en el suelo. Gritaba ayuda porque las gemelas lo golpeaban con sus mochilas. Zack solo bajaba el resto del equipaje y reía. Christian agarró a Bethany y Lyceth a Brithany. Damian tomaba aire desesperado.

-¿Qué par de monstruos son?-pregunta agitado.

-Mis hijas, tus sobrinas. Olvide mencionar que solo sus padres pueden despertarlas. Si otro lo hace, ellas entran en modo ataque.-ríe con Christian.

-Él nos hizo cosquillas mamá.-se queja Bethany.-Cuando fue a despertar a papá, él le dio una cachetada.

-Sí, al parecer el modo ataque es hereditario.-comenta Christian.

-Creo que sí.-responde Lyceth mientras colocaba hacia atrás el cabello de Brithany.

-Iré con Bethany a dar un paseo por el bosque.

-Bien. No lleguen muy tarde, por favor.-Christian asiente y se va.

Lyceth fue a su habitación con Damian. Zack se quedó con Brithany a guardar todo en la nueva habitación. Los hermanos hablaban del tiempo de cuando no se veían. Lyceth le contó acerca del problema que tenía y por eso hizo el viaje repentino. Luego, él comenzó a hablar.

-Yo...bueno nada interesante. Estoy saliendo con Sabrina y no está aquí porque tiene trabajo. Pero volverá, eso creo.

-Claro que volverá estúpido.-lo golpea con su codo en el hombro.

-Ly, quisiera algún día ver a papá y a mamá. Nunca los he visto, solo por fotos pero quiero hablarles.

-Algún día Damian.

-¿Interrumpo?-pregunta Catherine recostada del marco de la puerta.

-No. Ya me iba.-responde Damian y se va de la habitación.

Lyceth se levanta de cama y fue a abrazar a su amiga. Luego salieron a la casa del árbol a charlar un rato.

-Y ¿a qué se debe tu visita?

-Problema de amor y un chico asesino. Brithany encontró su alma gemela.

-¿Por qué separas a tus hijas del amor? Tus padres no hicieron lo mismo.

-Catherine, le puede hacer daño.

-Sabes perfectamente que el amor cambia a una persona. Te cambió a ti.

-Tengo miedo de no pasar el tiempo suficiente con ellas. Siento que no estoy con ellas siempre.

-Lo estás. Le das lo mejor siempre y no lo notas. Si alguien recibe amor y afecto, te aseguro que recibe mucho. Pocos son afortunados de sentir aquel sentimiento especial. Date cuenta, tus hijas están creciendo y podrían obtener una mala imagen de ti. Un ejemplo: sobre protectora o una mujer excluye amor.

-Brithany lo entendió, no quiere volverlo a ver. Le mintió...

-Puede decir eso y sentirse terrible. Duele cuando algo te impide amar.

-Ya ni sé que hacer.-coloca su mano en la frente.

-Dale al tiempo su tiempo. Llegará un momento correcto para todo.-sonríe.

-Gracias.-la abraza y luego se va a caminar por el bosque.

Lyceth caminaba entre los frondosos árboles. Pasaba sus dedos sobre los troncos y observaba como el bosque vivía. Luego, escuchó un par de voces reconocidas. Se escondió detrás de un árbol a ver quienes eran. Esos seres eran Bethany y Christian. Ellos estaban sentados en el lugar de las flores. Bethany hablaba de un tema y Christian le hacía una trenza mientras escuchaba.

La mujer no pudo evitar sonreír con ternura. Por minutos sintió culpa porque separó a Brithany de Brandon. Después recordó que la niña tampoco quería verlo, así que olvido el tema y continuo el camino. Llegó hasta una cabaña abandonada, quiso entrar por curiosidad. Habían muebles y objetos cubiertos por polvo con telaraña.

Al pasar por las habitaciones vio una foto de una pareja. Colocó la foto en su lugar y sintió algo caer . Salió de la habitación, vio una sombra pasar. Siguió a aquella sombra hasta que alguien la empujó contra la pared. Le cubrieron su boca y no le dio tiempo identificar quién era; ya que se quedó dormida por el pañuelo que cubría su nariz.

Ella abrió los ojos y al principio vio borroso, luego su vista fue mejorando. Comenzó a examinar el lugar, estaba encerrada. Sus brazos y pies estaban amarrados. Lyceth entró en pánico, decidió gritar ayuda para ver quien entraba por la puerta. Nadie fue a ver que ocurría, ella comenzó a preocuparse por sus hijas.

Horas de gritos y desesperación pasaron. Ningún ser viviente daba señal de se presencia. Después de que Lyceth se agotara de gritar, comenzaba a sentirse mal. No estaba alimentada desde hace horas y estaba asumiendo las consecuencias de esto. Ya experimentaba mareo, veía borroso y su cabeza se balanceaba. A lo lejos parecía escuchar voces. Luego, la puerta se abrió y la luz la cegó, dándole desventaja de ver quién era.

-Valla sorpresa ¿no?-pregunta una voz masculina riendo.-No me sorprende que estés en estás condiciones, para mí es normal.-Lyceth intentaba ver el rostro.-¿Qué intentas?-se agacha para quedar de frente a ella.-Oh, no me puedes ver bien cierto.-junta sus manos.-Interesante.-la golpea con una correa de cuero y gime de dolor.-Tengo permitido lastimarte Charlotte.

-¿Qué quieres de mí?-pregunta a todo pulmón con un par de lágrimas.

-No lo sé, pero a alguien le gusta verte sufrir. Solo me encargo de la parte divertida.

-Puedo matarte ¿lo sabes?-suena amenazante.

-Sí y no. Sí lo sabía pero, no estás en condiciones para atacar. Morirás, la habitación está construida para todo tipo de especies de criaturas. Ahora, debes seguir las reglas del juego. Tú, no le dirás a nadie de esto y luego te entregarás oficialmente para matarte. Si no lo haces todos morirán por tu culpa; aunque eso es siempre.-se ríe.

-Solo déjame ir.

-Ups, esas no eran las reglas del juego. Debes quedarte aquí hasta que mueras ¿o era lo primero? No importa, aún así morirás.

-¿Por qué todos quieren matarme?

-Eres una amenaza, una leyenda. Tú, eres la legendaria loba de luna sangrienta o día de la sangre. Si te matamos, podríamos librarnos de tu maldición.

-¿Maldición?

-Ay, lo siento ya es mucha información para ti. Nos vemos.-se va y la vuelve a dejar encerrada.

Mientras la chica sufría, los otros estaban preocupados y buscándola.

Mi ProtectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora