Capítulo 50

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Mientras todos se informaban para estar alertas si encuentran a Lyceth, algunos sobrevivientes de SANGRIENTO limpiaban el palacio. El heredero sería Alina, pero ella decidió quitarse la vida. West estaba con algunos vampiros charlando en el salón principal. Estaban decidiendo quien tomaría el puesto de Alen. Luego recordaron que aún sigue viviendo alguien de su sangre.

-Aún vive alguien que lleva su sangre.-comenta uno de los vampiros.

-Christian Blood.-dice West.-No querrá tomar el puesto.

-¿Qué sugieres?-pregunta otro vampiro.

-Yo tomaré ese puesto.-responde West.-Después de todo lo merezco ¿no?

-Estamos de acuerdo ¿Cuándo quiere que sea la ceremonia?

-Esta noche, creo que está muy bien.

Los vampiros fueron a hacer los preparativos. Comenzaron a invitar a varios vampiros de distintos legados. Al atardecer, comenzaron a llegar los invitados. Cada uno vestía elegante. Al marcar el reloj las ocho en punto, se dio comienzo la ceremonia.

-Aquí lo tienen. Nuestro nuevo dirigente. Pero no olviden que el grande de los grandes siempre fue Alen.-dice el precentador y nueva mano derecha.-Un minuto de silencio por aquellos líderes que fellecieron e hicieron un cambio notable en nosotros.

El silencio inundó el salón principal, mientras alguien llegó y se quedó en la entrada. Cerró las puertas y desapareció entre la multitud. El precentador continúo hablando. Dando así concluida la ceremonia y comienzo a la fiesta. Varios vampiros se le acercaron al nuevo líder para felicitarlo o darle un regalo.

-Felicidades.-dijo un chico con abrigo y capucha, no dejaba mostrar su rostro.

-Gracias.-le tomó la mano como saludo.-Nunca te había visto por aquí muchacho ¿de dónde eres?

-De un lugar lejano.-sonrió algo diabólico.

-Está bien. Dale paso al resto de los invitados.-el chico asiente y suelta la mano de West.

Cuando la suelta, West nota que su mano estaba sangrando. Ordena que atrapen al chico de la capucha y llegó hasta la entrada. Los vampiros lo sujetaron de su abrigo y él los golpeó a todos. Luego les arranca sus cabezas. El resto de los vampiros dejaron de hacer lo que están haciendo para atacar al chico. West se fue a la habitación de la tortura para esconderse.

Se escuchaban gritos de varios. Después de veinte minutos, hubo un profundo silencio. La puerta de la habitación de la tortura se movía. Pues la estaban golpeando. El chico entró y tomó de la camisa a West.

-¿Quién eres?-pregunta asustado.

-Tienes tanto miedo que de eso puedes morir.-dice con sonrisa.-No tengo derecho de responder tu preguntar pero te garantizo que de mí, no te escapas.

Colocó a West en la mesa que había en la habitación. Para que no se escapara le colocó cuchillos en sus manos y pies en vez de amarrarlo con cintas. Comenzó a buscar pólvora. Vacío toda la caja en él. Luego, salió del palacio con sus cosas. Por último lanzó un fósforo encendido. Todo estalló y solo quedaron cenizas.

El chico regresó a su escondite. Fue delante a un espejo y se comunicó con Onu. Le avisó que su favor estaba echo. Éste le felicitó y le dio la libertad de hacer lo que quisiera. Él sonrió, fue al almacén que tenía.

Buscó personas para que trabajaran para él. Ordenó que construyeran bombas de todo tipo. Mientras su personal trabajaba él salió al cementerio de Canadá. Caminó por las tumbas de los amigos de su familia. Comenzó a devolverles la vida a Natasha y a Brad.

Luego se paró en frente de la tumba de su padre. Al pisar la rosa blanca esta se torno negra y se desvaneció. Decidió devolverle la vida a su padre. En cuanto este despertó, Fabián ayudó a que se pusiera de pie. Zack miró a su alrededor y luego al chico.

-¿Quién eres?-pregunta un poco confuso.

-Tal vez sea tarde o no me correspondía decirte pero, soy tu hijo.

Fabián manipuló los recuerdos de su padre. Haciendo así que pensara que Lyceth y las gemelas fallecieron. El resto de sus amigos desaparecieron y que lo que haría Fabián estaría bien.

Fabián los llevó a su escondite. Luego se encerró en lo que sería su oficina. Comenzó a caminar de un lado a otro en ella. Después, se volteó y lanzó dos cuchillos. Estos se quedaron en una foto de las gemelas. Los cuchillos estaban exactamente en sus cabezas. Él río y se sentó en la silla a observar el exterior.

-Bienvenidos a la nueva era...

Mi ProtectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora