Capítulo 6.

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El frío ya empezaba a notarse con más fuerza, avisando la llegada del invierno. Odio el frío pero no se puede luchar contra el clima. A cada día de la semana que pasaba, más ropa debía ponerme para poder soportar la temperatura. Effy amaba el frío y se reía de mí por aparecer todos los días con las mejillas sonrojadas y ocho camperas encima, yo prefería ignorarla. El viernes era lo que yo llamaría el día más helado del año, supuse que por ser el comienzo oficial del invierno.

-¿Qué película veremos? – Pregunté mientras me ponía la bufanda para salir del colegio. Bruno me rodeó con su brazo e internamente agradecí su calor corporal.

-No sé, Pipo elige, es su cumpleaños.

¿Lo bueno de este día? Effy y yo pasamos casi todo el día junto a los muchachos y, últimamente, no había nada que me animara más que eso. Lo malo, lamentablemente, sería tener que ir a la fiesta, pero estaba poniendo todos mis esfuerzos por no ir. Hicimos la fila para poder entrar a la sala. Effy no estaba teniendo un buen día, por lo que decidí tomar su brazo y alejarla un momento de los demás.

-¿Estás bien? – Pregunté, bajito, cuando ya nos habíamos alejado.

-Sí. – Respondió firme.

No me hizo falta más, la abracé y la estrujé contra mí tan fuerte como pude. Acaricié su cabello y luego volví a separarme. Me devolvió una leve sonrisa y tomó mi mano, estrujándola.

-¿Mejor? – Ella asintió, guiándonos nuevamente hasta el grupo de chicos.

No le pregunté qué le pasaba porque sabía que tratándose de ella sería mejor no preguntar, en ciertos aspectos era muy reservada y digamos que yo también conocía esa parte fría y calculadora, a veces incluso macabra, de su ser. Sabía que no quería que nadie la viera triste, así que me enfoqué en subirle el ánimo.

Su humor mejoró bastante, pero eso no evitó que pegara su puño en la cara a Alex al hacer un comentario que ella consideró innecesario. Pero finalmente pudimos ingresar y me relajé notablemente. Me senté junto a Bruno y Alex, para desagrado de Effy, y me recosté contra el asiento mientras veía pasar los comerciales pre-filme.

-¿Irás a la fiesta? – Preguntó Alex. Sus profundos ojos apenas si se veían por la luz de la pantalla. Me quedé unos segundos callada y luego negué.

-No.

-Recuérdatelo más tarde. – Murmuró, divertido. Lo ignoré

Sentí sus ojos fijos en mí, así que me acerqué a Bruno y tomé su mano. Era une película de terror, así que simplemente pasé las dos horas mirando al techo y procurando no entender los gritos que venían de la pantalla. Cuando por fin salimos de esa oscura tortura, Bruno tiró de mí, hasta llevarme varios metros lejos de los muchachos. Ian, Alex, Pipo, Natalia (la novia de Pipo) e incluso Effy conversaban animadamente, supongo que ver una película de miedo la había ayudado, ella amaba esas películas.

-Entonces, ¿sí vendrás esta noche? – Negué efusivamente, cruzándome de brazos. – Oh, vamos. Te prometo que la pasarás bien. Además, te necesito allá. Y Effy irá. Y Pipo quiere verte allá. Y habrá comida. Y no me moveré de tu lado si lo quieres. Y...

-Ya entendí, ya entendí. – Me apresuré a decir, colocando una mano en su pecho para que se detuviera. Me puso cara de perrito, como si esas cosas sirvieran conmigo. Rodeé los ojos y sonreí. – Está bien, iré.

Me mostró una radiante sonrisa y, colocando sus manos en mi cintura, me hizo saltar en el aire. Lo miré confundida y comencé a reír por su impulso y pronto su risa se me unió. Me acercó a él en un abrazo para luego volver hacia los chicos. Alex me miró con una seca sonrisa de lado mientras Bruno anunciaba que me había convencido. Pipo me abrazó, feliz de que hubiera aceptado.

El frío de tu amistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora