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PRIMER ACTO • CAPÍTULO UNO: justicia.
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Faye Blake caminaba, siendo acompañada por la persona a la que consideraba su hermano en busca de un hombre al que ambos habían perdido de vista por un momento. Dylan Rhodes la tomó por el brazo y ella le miró, lista para protestar, pero acalló cuando él le señaló un lugar.
La morena siguió la dirección de su mirada para notar que, el hombre al que habían estado buscando, se encontraba en una pequeña tienda —. Me gusta—, asintió Faye después de ver su acto.
Dylan sonrió automáticamente —. Sabía que dirías eso.
—Ajá, sí, claro—, contestó ella con sarcasmo mientras caminaban hacia la tienda que ocupaba Merritt McKinney.
—Sueles hacer eso—, se encogió de hombros antes de mirarla —. Alguien hace justicia y no puedes no mirarlos con esos ojos.
— ¿Por qué no hablas con mis exnovios? Deberían de tomar nota de tu sabiduría—, bromeó Faye antes de chocar contra la espalda de un hombre —. Lo siento—, se disculpó rápidamente antes de acelerar el ritmo para volver a estar al lado de su amigo —. No puedes negar que fue un lindo gesto. Esa mujer acabaría sufriendo porque se enamoró de un idiota. Hablando de idiotas, no creas que te he perdonado que no me hayas llevado anoche contigo. Realmente quería ver a Atlas, sabes que adoro sus trucos.
—Mi decisión no debería ser influenciada por sus fans—, se burló Dylan, recibiendo un pequeño empujón.
—Como si no lo fueras a aceptar—, Faye guiñó un ojo antes de entrar a la tienda y dejar la carta sin que el mago se percatara. Dylan le invitó un café y ella se vio obligada a aceptar ya que, al no haber desayunado, tenía el estómago vacío.
El chico se encargó de hacer el pedido y esperar a por este mientras que Faye buscó una mesa vacía. En su búsqueda, encontró a dos niños peleando por una paleta.
