𝟬𝟭𝟭 magic shop

5.4K 480 48
                                    

SEGUNDO ACTO • CAPÍTULO ONCE:TIENDA MÁGICA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

SEGUNDO ACTO • CAPÍTULO ONCE:
TIENDA MÁGICA.



                    — ¿Robar algo para este niño–hombre narcisista? No me gusta eso—, negó Merritt

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

                    — ¿Robar algo para este niño–hombre narcisista? No me gusta eso—, negó Merritt.

      —Bienvenido al club—, murmuró Faye, quien caminaba tomada de la mano de Jack, ignorando olímpicamente a Daniel.

      —Pero lo que me gusta menos es que decidas por nosotros—, completó Merritt lo que iba a decir.

      — ¿Tengo que repetirlo o se entendió el punto?—, inquirió Faye y, cuando Daniel le miró, hizo como si estuviera ocupada observando una de las tantas tiendas alrededor.

      — ¿Sí? ¿Te gusta que seamos el hazmerreír del mundo de la magia y fugitivos en el mundo real? Walter tiene razón, no tenemos a donde ir pero podemos arreglar eso—, insistió Daniel y Faye no pudo evitarlo. Decidió no cumplir más con su ley del hielo para insultarle.

      —Entonces, dejaremos de ser fugitivos al convertirnos en verdaderos ladrones, ¡eso es realmente genial!—, chilló con falsa emoción la morena, ganándose la mala mirada de Daniel, aunque él agradecía que le volviera a dirigir la palabra.

      —Faye, si tienes tantos problemas con nosotros, puedes irte—, contestó fríamente Daniel.

      —Estoy seguro que es a esto a lo que Dylan se refería cuando dijo que deberíamos trabajar como un solo organismo—, intervino Jack, pero Faye estaba demasiado enfadada como para percatarse de cómo le defendía su novio.

      —Sí, eso es un cuento de hadas que Dylan se dice a sí mismo y nos lo repite.

      —En realidad, todos los problemas los generas tú, Atlas. Así que, creo que tú deberías ser el que se tiene que ir. Además, ¿cuál es tu problema con Dylan? Él te dio todo lo que no tenías. Si no fuera por él y El Ojo, seguirías en baratos y sucios cuartos de hotel acostándote con gruppys una y otra vez.

      —Oh, ¿entonces tú también investigaste nuestros pasados? ¿Qué más sabes, Faye? ¿Algún día serás doble agente y estarás a nuestro favor al mismo tiempo?—, le acusó Daniel, deteniéndose y mirando a la morena.

—Vete a la mierda, Atlas—, escupió Faye antes de esquivarlo y correr entre las personas que habían allí presentes, alejándose del grupo.

      —Genial—, bufó Jack antes de correr en busca de su novia mientras gritaba su nombre.

      Faye corrió hasta ingresar a la tienda de magia y Jack le siguió. El hombre que se suponía tenía que atenderlos, no se percató de ellos mientras ella se sentaba en un rincón y se tapaba el rostro. En cuanto el castaño llegó, se sentó en silencio a su lado y le abrazó.

      —Ignóralo, ¿está bien?—, habló al rato Jack y Faye le miró.

      —No puedo hacer esto, Jacky. No puedo. Mi carta es la de la justicia, ¿qué se supone que tengo que hacer ahora? ¿Abandonar el grupo?—, preguntó y, al final, se le rompió la voz. Por lo que Jack se acercó más y le besó rápidamente la mejilla.

      —No abandonaras el grupo y, si lo llegas a hacer, yo te seguiré. Y, estoy seguro que Merritt también nos seguirá, no se aguantará él sólo a Atlas—, bromeó Jack y Faye sonrió cuando Daniel y Merritt entraron a la tienda. Ambos la miraron y ella pronto se levantó y simuló ver los artículos colgados en la pared.

      —Esto es genial—, dijo con sarcasmo Faye tomando una varita mágica y, cuando le golpeó a Jack en la cabeza con ella, está se partió a la mitad —. ¡Wow, magia!—, exclamó y Jack rió ante lo infantil que actuaba.

      — ¿Te dije que te amo?—, preguntó antes de acercarse y darle un rápido beso.

      —Mm..., creo que no las suficientes veces—, sonrió Faye mientras posaba sus manos contra la nuca de su novio y se paró de puntitas para besarlo. Jack rió a mitad del beso, sabiendo que la chica temblaba sobre las puntas de sus pies al tomarla por la cintura.

      —Hola, hola, tortolitos—, se acercó Merritt y Faye le sonrió —. ¿Estás bien?—, preguntó y la chica asintió levemente antes de apuntarle con la varita.

      — ¡Abracadabra!—, exclamó la morena antes de golpear a Merritt en el brazo y la varita se volvió a quebrar por la mitad —. ¿Impresionado?—, preguntó mientras alzaba y bajaba las cejas múltiples veces. Merritt rió antes de anunciar que iba a hablar con su hermano y salir por la puerta.

      —Supongo que somos sólo tú y yo—, dijo Jack y Faye rió.

      —Ya quisieras, pervertido—, se burló antes de volver a besarlo y, cuando se separaron, le mordió el labio, provocando que las mejillas de Daniel se tiñeran al ver la escena ocurriendo frente a él. El mago se aclaró la garganta y ambos giraron a verlo.

      —Hay un mercado en la calle y me voy a encontrar con un hombre con un sombrero azul. Él va a llevar el chip a las personas adecuadas e iremos a casa. Vayan por Merritt, ¿de acuerdo?

      — ¿Estás seguro que funcionara?—, preguntó Faye y, cuando Daniel asintió, ella le sonrió.

      —Pero, tenemos mucho que hacer—, prometió el chico antes de irse —. Y, oye, ponte el cinturón—, señaló la cadera de Jack y Faye intentó esconder la sonrisa cuando Jack lucía confundido.

      —Lo siento, bebé—, murmuró Faye, alzando el cinturón de su novio y Jack reprimió la risa.

      La pareja salió de la tienda después que Jack se volviera a colocar el cinturón y fueron en búsqueda de los hermanos McKinney. Caminaron por unos minutos antes de encontrarlos en un pequeño bar, ambos sentados en la barra mientras hablaban.

      Jack le pidió a Faye que se quedará en una mesa cerca de la puerta de salida mientras él se acercaba de forma sigilosa a los hermanos. La maga intentó no burlarse del pobre intento de su novio en hipnotizar a Chase.

      — ¡Chase! Mientras miras mis ojos, descubrirás que quieres dormir—, ordenó Jack y, cuando Chase cayó dormido, Faye abrió los ojos impresionada —. Cuando despiertes, le pedirás perdón a Merritt y te darás cuenta de que tú nunca serás la mitad de hombre que él es—, susurró a su oído antes de volver a empujarlo contra la barra.

      —Merritt, estoy muy, muy, muy arrepentido..., acerca de lo patético que es tu pupilo—, se burló Chase antes de tomar a Jack por los hombros y empujarlo al lado de Merritt. Faye se paró de repente y se acercó al trío —. Oye, una pequeña pista sobre tu técnica de sorpresa. Carece de ese pequeño elemento esencial de sorpresa—, dijo y Faye le miró mal mientras tomaba la mano de su novio de forma consoladora —. ¿Qué te dije sobre las malas miradas, Faye? Esto ha sido divertido, Mer–Bear. Vamos a hacerlo de nuevo en algún momento.

      —Merritt, el idiota de tu hermano se va a enterar que la única persona que puede burlarse de sus patéticos traseros es..., bueno, yo—, se encogió de hombros la morena y los chicos rieron.

HYPNOTICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora