— ¡¡¡Ay!!!, ¡¡¡Ay Irina!!!, ¡¡¡Irina!!!, por fín nos reencontramos de nuevo, cara a cara— Dijo lo primero con un tono de voz de maliciosa y a su vez con una sonrisa perversa que se podía expander desde un extremo de su boca hacia el otro lado.
— O........ O........ O....... ¿Orlidea?
― Jajajaja, Jajajajaja, Sí, soy la misma, soy Orlidea, la misma que te hacía tanto a vos como al resto de tus compañeritas de fé, las mil y una pesadillas que yo misma con mis propias manos, les hacía vivir, mirar y sentir en carne propia de ustedes, lo que yo padecí cuando yo, era una niña inocente y pequeña―