-*Bi-bi bi-bi*
Resonaba mi estúpido despertador, gruñí bajo las sábanas mientras hacia un intento de abrir los ojos, la habitación estaba completamente oscura y con unos puntitos de luz, producidos por la persiana media abierta.
Me senté sobre la colcha y observé todas las paredes de mi habitación cubiertas de posters, este era mi pequeño mundo entre cuatro paredes.
Cogí mi móvil y miré la hora, 7:00 de la mañana, mamá no tardará de dar su concierto mañanero para despertar a la casa entera, será mejor que me digne a levantarme y arreglarme.
Entré a mi baño y me miré al espejo, mierda, ayer me acosté con la pintura de ojos puesta, mi cara es una horrible momia.
Tras unos minutos peleando contra mi buen maquillaje, conseguí arreglar mi cara, cepillé mis dientes mientras dejaba la plancha de pelo calentando sobre el lavabo. La verdad era que tenía un pelo bastante bonito, rubio hasta un poco más arriba de la cadera.
Una vez peinada y adecuadamente maquillada, abrí las puertas de mi gigantesco armario, buscando algo para el primer día de universidad. Creo que optaré por lo más cómodo, una camiseta gris un poco más arriba del ombligo, shorts desgastados y mis preciadas Vans desgastadas.
Bajé por las escaleras y vi a papá y a mamá en la barra de la cocina, sonrientes, como de costumbre.
-¡Pero bueno! ¡Si la princesita se ha despertado sin ayuda! –Rió mi madre al verme, la verdad es que sí, era raro verme despierta por mí misma.
-Mamá ya tengo 19 años, digo yo que algo cambiaré –Sonreí abriendo el frigorífico y sacando un cartón de zumo de piña, mi favorito.
-Stephanie…siempre serás nuestra princesita, con 19 años y con 40 –Contestó mi padre bajando el periódico y dando un largo sorbo a su café. –Bueno, yo tengo que irme ya, hoy es el gran día.
-¿Hoy acabáis la investigación? –Preguntó mi madre mordisqueando su tostada. Mi padre era científico de uno de los laboratorios más importantes de medicina de Inglaterra, estaba al mando de la investigación de lo que sería una nueva vacuna muy potente y, al parecer, hoy la terminaban, era un día importante.
-Así es, si todo sale bien y no mutamos a alguien. Bueno familia, hasta la noche. –Se despidió mi padre cogiendo su maletín y su móvil de la mesa.
-Buenos días –Se escuchó por las escaleras, mi madre y yo giramos, allí estaba mi hermano pequeño Logan, bueno, pequeño…nos llevábamos 2 años y el aparentemente era más alto que yo, así que estamos igualados.
-Bueno días, cariño –sonrió mi madre abrazándole.
-Buenos días cara melón –contesté tirándole una bola de papel a la cabeza.
-Te relajas, cara limón –respondió lanzándome nuevamente la bola de papel.
-A ver, haya paz, hijos –Mi madre dirigió la mirada al reloj que había colgado de la pared -¡Niños, las 7:48! Que llegáis tarde.
-¡Mierda!- Grité subiendo por las escaleras hacia mi habitación, cogí la mochila, las llaves de mi coche y por supuesto, mi teléfono móvil. –Mamá, Logan, hasta la tarde.
Salí de casa a toda prisa, abrí la puerta del conductor y tiré la mochila al asiento del copiloto, aceleré a toda prisa como si mi vida dependiese de eso, no me dio tiempo ni de encender la radio, joder esto es empezar bien.
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¡¡Hiiii!! Bueno, perdón por hacer este capítulo un poco mierda, dentro de poco empezará la acción y mis pequeños zombies harán su escena *-*
Creo que es todo, espero que les guste esta pequeña novela y que voten y comenten.
Britx