-Stephanie... ¿Cómo tú llegando tarde? Me impresionas –Gritó mi mejor amiga, Stella, junto con las demás.
-Ya sabéis, para empezar con buen pies y eso. –Me encogí de hombros, cargando mi mochila en uno de estos y asegurándome de que el coche estaba bien cerrado, sería el colmo que me lo robaran.
Entramos en el grande edificio, el ambiente estaba cargado, chicos corriendo por los pasillos con sus skaters, chicas amontonadas en grupos para acosar al guapito de turno…patético.
Nos dirigimos a un gran tablón donde ponían las asignaturas con sus respectivos alumnos. Rebusqué en la columna de medicina, buscando mi nombre. Al parecer me tocó sin ninguna de mis amigas, más genial todavía, véase la ironía. Me despedí de ellas y me adentré en mi nueva clase…recemos por un curso agradable.
***
<<NO PUEDO ESTAR MÁS AQUÍ SENTADA>> Gritaba mi subconsciente. No llevaba aquí ni 2 horas y ya quería huir o que el apocalipsis apareciese. Lo único que tenía para entretenerme era la ventana que daba a la calle al lado de mi asiento, sino, no sé qué sería de mí.
-Señorita Knight, ¿me está escuchando?-No me dio tiempo a contestar cuando un fuerte golpe se escuchó en el pasillo.
Fue un fuerte estruendo, acompañado de gritos, ¿Qué coño estaba pasando?
-No se muevan de sus asientos, voy a ver qué pasa. –El profesor-que por cierto, ni me acordaba de su nombre- salió de la clase y unos segundos más tarde, sus gritos se unieron a los demás.
La clase estaba inquieta, no sabían que hacer, hablaban entre ellos nerviosos y otros simplemente, se limitaban a estar con el móvil, para que fuese una emergencia…
Me levanté de mi asiento y todas las miradas se posaron en mí.
-¿Qué? No me voy a quedar con el culo ahí quieto, si el profesor se ha ido, yo me piro a mi casa. –Los demás se quedaron sentados mirándome sorprendidos, vamos, ni que fuese la cosa más rara del mundo.
Salí al pasillo, al parecer los gritos venían de la clase próxima a la mía, capaces son de organizar una fiesta y de no llamarme a mí, Stephanie, la reina de las fiestas universitarias.
-¡A ver! ¡Qué coño esta pasan..do a..quí.. –Las palabras se me cortaron al ver lo que estaba sucediendo.
La ventana que daba a la calle estaba abierta, bueno, más bien, rota, las paredes estaban machadas con ese líquido carmín tan característico…sangre. Había dos…dos…cosas comiéndose a dos chicas…
Un nudo se formó en mi garganta al ver como ese bicho arrancaba el brazo de una de ellas y luego lo mordisqueaba hasta quedarse sin carne.
Una de esas cosas levantó la mirada y conectó con la mía, las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos cuando vi como lanzaba a su ‘comida’ contra una pared y se incorporaba para atacar. Cerré la puerta y la atranqué como pude, corrí hasta mi anterior clase, el ambiente seguía igual, pero los chicos al ver mi cara entendieron que algo malo estaba pasando.
-Steph... ¿Que ha…
-¡¡Salid de aquí todos ahora mismo!! ¡Coged algo que os sirva de arma y ni se os ocurra acercaros a personas heridas!
Todos me miraron extrañados, como si de una loca se tratase, dirigí la vista a la ventana de mi sitio y mi corazón se paró en seco.
Esos bichos se estaban comiendo a la gente, la carretera estaba tintada de rojo, las personas escapaban…
-Si tenéis alguna pregunta acercaros a la ventana y mirarlo por vosotros mismos, yo voy a ponerme a salvo. –Dije con apenas un hilo de voz y me aleje de allí.
Se levantaron de sus sitios e imitaron mis movimientos, sus caras estaban pálidas, algunas chicas ya estaban llorando y otras, simplemente, intentaban asimilar todo lo que estaba pasando.
-¡Steph! ¡Espera! –Uno de los chicos me agarró del brazo, deteniéndome. Si no recuerdo mal, su nombre era James. – ¡No puedes irte tu sola! Haremos grupos para salir, quien sabe si en la universidad hay más cosas de esas. -sonreí irónicamente y le mire a los ojos.
-En la clase de al lado hay 2, sabiendo que había 28 alumnos y que han sido mordidos y matados la mitad, ya contamos con 16 criaturas, ¿no crees que es un poco tarde?
James me miró confundido, al igual que el resto de los chicos, yo quería salvarme, sabía cómo hacerlo, pero no contaba con que tendría que hacer de niñera de 27 chicos más. Di un largo suspiro y me dirigí a ellos.
-De acuerdo, os ayudaré a manteneros con vida, aunque sea el tiempo que estéis conmigo. Quiero que cojáis cualquier cosa que os sirva de arma, no os separéis del grupo, los chicos con más fuerza se colocaran al principio y al final del grupo y…ni se os ocurra socorrer o acercaros a alguien con una mordida, ¿ha quedado claro?
Todos asintieron asustados y se pusieron a rebuscar por todo el aula cualquier artilugio que les sirviera de arma, algunos rompieron sus mesas y sillas, sacando palos de madera, otros arrancaban los marcos de las puertas y ventanas y otro grupo…se limitaba a mirar.
Tan solo quiero salir de aquí con vida, no pienso morir en esta puta cárcel.